domingo, 9 de marzo de 2014

II Domingo Cuaresma: «Este es mi Hijo [...] Escuchadlo»

                                II DOMINGO DE CUARESMA (A)

         «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo»



Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17,1-9.

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces tomó la palabra y dijo a Jesús: ―Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: ―Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y tocándolos les dijo: ―Levantaos, no temáis.  Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: ―No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.

1.- Los discípulos saben que el mesianismo de Jesús no es un camino triunfante avalado por su todopoderosa filiación divina. Poco antes de su transfiguración, en la confesión de Pedro, le dice a los discípulos que el Hijo de hombre tiene que padecer y morir (cf. Mt 16,21). Para reforzar su fe, se lleva a su círculo íntimo a orar al monte. Transfigurado Jesús por la presencia divina, el Padre comunica su identidad y función fundamental a Pedro, Santiago y Juan: es el Hijo amado; es la Palabra que revela la auténtica voluntad del Padre; es el que completa y resume la ley y los profetas. Con él, como ya lo indicó con Juan Bautista (cf. Mt 11,7), comienza un mundo nuevo, una vida nueva.

2.- Pero el estilo de vida de Jesús es el de un siervo, obediente a Dios, obediente al servicio de los hombres, como antes el Padre le reveló en el Bautismo (cf. Mt 3,17). Forma de siervo que le lleva al extremo de morir por amor en la cruz: «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). Pedro, Juan y Santiago lo van a contemplar muy pronto en la oración del huerto, cuando suda sangre y se rompe interiormente al contemplar la inutilidad de su ministerio y al presentir su camino de cruz (cf. Mc 14,32-42par). Por ello, los discípulos necesitan saber que la cruz no puede esconder, y menos negar, la vocación divina de Jesús, la revelación definitiva de la voluntad salvadora del Señor a todos sus hijos. Y tal experiencia se les presenta con la glorificación de Jesús, aquel que la cruz no podrá con él, porque Dios, desde siempre, le ha sido fiel.


3.- La pasión y la cruz es un camino que termina en la resurrección. Es la vía que ha recorrido Jesús.  Nuestra vida también entraña las experiencias de felicidad y tristeza, de gloria y de muerte, de gracia y desgracia, etc., en su caminar lento o rápido hacia el encuentro con el Señor. Nuestra existencia no es toda gloria, como si fuéramos ángeles, ni es toda desgracia, como si fuéramos diablos. Nuestra historia es un cúmulo de experiencias buenas y malas, de tabores y de cruces que se entrecruzan continuamente, o por fases y tiempos determinados. Debemos convencernos que al final está la resurrección; que al final sólo quedará lo que hayamos amado, es decir, la dimensión de Dios hecha realidad en nuestros actos y actitudes (cf. 1Jn 4,16). No necesitamos ni la venganza, ni la violencia, ni el poder para solapar la desesperanza o las frustraciones. Simplemente ser fiel, como Jesús, al Padre, que tiene la última palabra sobre nosotros, y nos lo demuestra, de vez en cuando, en los momentos de felicidad que disfrutamos a lo largo de nuestra vida.

Libros. Carta a los Romanos

Carta a los Romanos.
Introducción, versión y comentario.



De Romano Penna

                                    Recensión de Rafael Sanz Valdivieso

Este poderoso volumen del comentario a la carta a los Romanos de san Pablo es la traducción española del original italiano publicado en 2008, antes editado en tres volúmenes (desde el año 2004al 2008), por el Prof. Romano Penna de la Universidad Pontificia Lateranense. Ya había escrito un excelente volumen sobre Pablo (L’apostolo Paolo. Studi di esegesi e teología, Milano, Ed. San Paolo 1991; y antes un estudio sobre el “Mysterion” paulino, Brescia, Paideia 1978), así como los textos dedicados a la cristología, I ritratti originali di Cristo (2 vols., 3ª ed., Milano, Ed. San Paolo, 2001-2003), Gesù di Nazaret. La sua storia, la nostra fede (Milano, Ed. San Paolo 2008), y Gesù di Nazaret nelle culture del suo tempo. Alcuni aspetti del Gesù storico, (Bologna, Ed. Dehoniane, 2013), así como otros libros sobre los orígenes cristianos.


Aquí nos presenta el comentario a la carta a los Romanos, como una exploración de un texto complejo y de gran impacto en la historia de la exégesis (desde Orígenes y Juan Crisóstomo o Teodoreto de Ciro, y el Ambrosiaster hasta Lutero y Calvino, recordando a K. Barth o los comentarios de C.K. Barret, Cranfield, Dunn, Fitzmeyer, M. Theobald,  o los estudios de S. Lyonnet), que nos ayuda a comprenderla mejor en su presentación de la gracia incomparable de Dios ofrecida en Cristo y por Cristo, y sus consecuencias para la libertad radical a la que aspira todo ser humano. La razón es que sólo en Cristo está la esperanza de salvación, el evangelio más puro.

Al comentario precede una introducción general (pp. 23-82 detallada en tres capítulos: los destinatarios (pp. 24-42), el remitente (pp. 43-55) y la carta en sí misma, unidad, género y contenidos retóricos, argumento y estructura propuesta (pp.56-81) en dos partes: I, los elementos fundamentales de la identidad cristiana 1,16 – 11,36 dividida en tres secciones (1,18-5,21 la justicia de Dios;  6,1-8,39 el cristiano insertado en Cristo y guiado por el Espíritu; 9,1-11,36 el evangelio e Israel). II, la dimensión ética de la vida cristiana 12,1 – 15,13 dividida en dos secciones (la caridad como criterio central 12,3-13,14; la relación entre débiles y fuertes 14,1-15,12). Conclusiones y saludos 15,13-16,27.
Son los datos de una introducción clásica al comentario, que el autor matiza detalladamente (cf. sobre la mayoría de gentiles en la comunidad de Roma, pp.34-35; la presencia notable de judíos, pp. 38-39 aun cuando la organización concreta de la Iglesia de Roma sea difícil de precisar, como en el caso de los ministerios de Rm 12,4-8 que indicaría una organización articulada), en el caso de la fecha y lugar de composición, en Corinto en los meses de invierno del 57-58 (cf. p. 55).
La crítica literaria ha mostrado algunas propuestas de explicación de la forma actual de la carta, que procedería de dos o más partes combinadas por el mismo Pablo (homilías, por R. Scroggs, cf. p. 58)  o por otros redactores (dos cartas distintas, según Schmithals, p. 59) que habrían combinado dos escritos distintos; también W. Simonis es partidario de dos cartas (cf. pp. 59-60). Pero se mantiene en general la unidad y el equilibrio maduro de la propuesta de Pablo, su summa Evangelii. La retórica está presente también, tanto en la elocutio, como en el disponer la diatriba con la argumentación desarrollada en el discurso, aunque no muestre el rígido esquema  de la dispositio (cf. pp. 64-68) usado en el género carta con todos los recursos y tropos. El argumento es la fe en Cristo (frente a la Ley, para los judíos y los gentiles), Evangelio frente a Ley, sin olvidar que en ese mismo argumento entra la gracia frente al pecado, o la justicia de Dios. Son todos temas que aparecen desde el comiendo (1,16-17 no me avergüenzo del evangelio, fuerza de Dios… que salva a todo el que cree, judío o griego cf. pp. 70-73).
El comentario ofrece en primer lugar una introducción a la perícopa o sección (cf. p. 163-166; 304-307; 477-480; 593; 697-704) y las notas de crítica textual cuando son relevantes (cf. p.131; 307-308; 355-356; 410; 433-34 como en las demás secciones), para proponer una visión de conjunto y seguidamente el comentario, extenso y detallado, versículo a versículo como en los comentarios bien articulados de la compleja sección de 3,21-5,21 (cf. pp. 310ss; 361ss; 412ss; 439ss sobre el pecado; me parece bien que no divida Rm 5 que en sus dos secciones forma una unidad) o también los comentarios más sobrios de la sección 9,1-11,36 (cf. pp. 706ss; 722; 763; 804ss; 861ss), y no menos la segunda parte 12,1-15,13 sobre las relaciones internas de la comunidad (cf. pp.901ss; 920ss sobre el amor mutuo; 934ss; 949ss; 1013ss, 1043ss, 1064ss cristianos débiles y fuertes).
No puedo dar cuenta de toda la inmensa erudición y documentación reunidas en el comentario, que es realmente excepcional y claramente dispuesta, por lo que la lectura requiere esfuerzo y atención continuo. La carta a los Romanos es un documento inigualable y este comentario deja claro su calado y profundidad con su exposición clara y equilibrada. Al final se ofrece una Bibliografía extensa y detallada (son cincuenta y tres páginas de comentarios y monografías), que es la confirmación del inmenso trabajo desarrollado por el autor en su comentario. Recomendable para todos los que quieran “entrar” en la carta a los Romanos y para quienes deseen comprender lo que contiene el “Evangelio” de Pablo. A la Editorial hay que agradecerle que ponga en manos de los lectores de lengua española un instrumento de tan elevada calidad, ya que la edición es correcta y legible no obstante la enorme extensión.  

Traducción del original italiano por Pedro José Tosaus Abadía. Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra)  2013,  1358 pp., 23,7 x 16 cm.