lunes, 23 de junio de 2014

Santos y Beatos: 25-30 junio

              25 de junio


                Dorotea Swartz de Montau (1394)

La beata Dorotea Swartz de Montau, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Montau (Polonia), el 6 de febrero del año 1347. Se desposa con Albrecht de Danzig, que la maltrata. Tienen nueve hijos. Poco a poco cambia el carácter de su marido con paciencia y sacrificio, estableciendo la paz en el hogar. El matrimonio peregrina a Colonia, Aachen, y Einsiedeln, y en 1390 viajan a Roma. El marido contrae una enfermedad que lo lleva a la muerte. También fallecen ocho de sus hijos. Dorotea establece su residencia en Marienwerder en 1391. El 2 de mayo de 1393 edifica una ermita cerca de la catedral, donde se entrega a la oración y a aconsejar a las personas que se le acercan buscando el consuelo del Señor. Lleva una vida muy austera. Muere en Marienwerder, el 25 junio de 1394. Su confesor John de Marienwerder escribe sus conversaciones y una biografía en latín y alemán. El papa Juan Pablo II la beatifica en el año 1986.
             
Común de Santas Mujeres

Oración. Señor Dios, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de la beata Dorotea, podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


                         26 de junio


                 Andrés Jacinto Longhin (1863-1936)

El beato Andrés Jacinto nace el 23 de noviembre de 1863 en Fiumicello di Campodarsego (Padua. Italia), en una familia de campesinos. A los 16 años ingresa en el noviciado en los Franciscanos Capuchinos. Cursa los estudios eclesiásticos en Padua y Venecia. Es ordenado acerdote el 19 de junio de 1886. Profesor de teología y director espiritual del estudiantado capuchino en Venecia. Ministro Provincial en 1902. El 13 de abril de 1904, Pío X lo nombra obispo de Treviso y es consagrado en Roma por el cardenal Merry del Val. Hace la Visita Pastoral, preside un Sínodo, reforma el Seminario, promociona los ejercicios espirituales para los sacerdotes. En la Segunda Guerra mundial permanece con sus sacerdotes en la Diócesis situada en la línea de fuego. Atiende a los soldados heridos, a los ancianos y niños enfermos. El papa Pío XI lo nombra visitador apostólico de Padua y Údine. Muere el 26 de junio de 1936. Juan Pablo II lo beatifica el 20 de octubre de 2002.

                                   Común de Pastores

Oración. Dios de piedad y misericordia, que concediste al beato Andrés Jacinto, obispo, edificar tu Iglesia por medio del anuncio de la fe cristiana y la caridad pastoral, concédenos, por su intercesión, que demos constante testimonio de tu amor sirviendo a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo.


                26.1 de junio



           Santiago de Ghazir (1875-1954)

El beato Santiago nace en Líbano en el año 1875, hijo de una familia cristiana de rito maronita. Es profesor de árabe en Alejandría (Egipto). Ingresa en los Franciscanos Capuchinos en 1894. Se ordena sacerdote el 1 de noviembre de 1901, después de cursar los estudios de filosofía y teología. Se dedica a la predicación y a la promoción de centros de educación, hospitales y orfanatos para los pobres en el Líbano, Palestina, Irán y Siria. Crea el Instituto de las Hermanas Franciscanas de la Cruz de Líbano para fortalecer sus obras, con especial dedicación a los minusválidos, a los ancianos y enfermos incurables. Sor María Zougheib es la cofundadora de la Congregación. Peregrina a Asís, Roma y Lourdes y en 1913 funda la revista «El Amigo de la Familia». Nota particular de su espiritualidad es la devoción a la Cruz de Cristo y a la Virgen. Muere en Beirut el año 1954. El papa Benedicto XVI lo declara beato el 22 de junio de 2008.


                                   Común de Santos Varones

            Oración. Señor, tú que otorgaste al beato Santiago la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a  nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la
perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina
contigo.

           27 de junio

               Bienvenido de Gubbio ( ca. 1232)

El beato Bienvenido nace en Gubbio (Perugia. Italia). Es militar y noble caballero. San Francisco visita la ciudad en 1222. Le impresiona tanto que, como Ángel Tancredo, deja las armas para promover la paz con la oración y la vida de pobreza y penitencia. San Francisco le encarga el oficio de cuidar a los leprosos. Él mismo padece graves enfermedades que soporta con paciencia y humildad seráficas. Franciscano contemplativo, promueve las devociones a la Eucaristía y a la Maternidad de María. El 27 de junio de 1232 muere en Corneto (Apulia. Italia). El papa Inocencio XII aprueba su culto con oficio y misa.


 Común de Santos Varones

            Oración. Señor, tú que otorgaste del beato Bienvenido la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a  nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la
perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina
contigo.

                27.1 de junio


             Margarita Bays (1815-1879)

La beata Margarita Bays, de la Orden Franciscana Seglar, nace en La Pierraz (Friburgo. Suiza), el 8 de septiembre de 1815. Perteneciente a una familia muy sencilla, trabaja de modista y se entrega a la oración, que no abandonará durante toda su vida. Es el alma pacífica y alegre de su familia, compuesta por sus padres y seis hermanos. Es muy activa en las funciones caritativas y catequéticas de su parroquia. Promociona las Obras misionales, la prensa católica, la práctica de la oración y la devoción a la Eucaristía y a la Maternidad de María. Recibe los estigmas de la crucifixión de Jesús. Muere en la fiesta del Sagrado Corazón, el 27 de junio de 1879. El papa Juan Pablo II la beatifica el 29 de octubre de 1995, con las franciscanas María Bernarda Bütler (cf. 19 de mayo), María Teresa Scherer (cf. 16 de junio).

Común de Santas Mujeres

            Oración. Señor Dios, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de la beata  Margarita, podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

                       30 de junio



            Raimundo Lulio (1232-1315)

El beato Raimundo Lulio, «Doctor illuminatus», de la Orden Franciscana Seglar, nace en Palma de Mallorca (Baleares. España) en torno al año 1232. En su ciudad se entrelazan las tres culturas: latina, musulmana y bizantina. Contrae matrimonio y tiene dos hijos. Es Mayordomo del hijo del rey Jaime I, que después sería Jaime II de Mallorca. A los 30 años tiene una experiencia religiosa que le hace cambiar de vida, vende sus bienes, peregrina a Santiago de Compostela y se dedica a la conversión de los musulmanes. Entre 1265 y 1274 estudia árabe, gramática, filosofía y teología. Escribe en árabe la Lógica, el Libro de la contemplación, y el Diálogo del gentil con los tres sabios. En 1274 redacta el Ars Magna, el Ars Demonstrativa. Funda en Mallorca un monasterio para doce franciscanos con el fin de evangelizar el Islam, que autoriza Juan XXI en 1276; participa en el Concilio de Vienne (1311-1312), que aprueba su idea de crear cinco institutos de estudios de las lenguas hebrea, árabe, caldea y griega. En 1295 profesa en la Orden Franciscana Seglar. Promueve una cruzada para liberar los territorios de Tierra Santa y estudia y enseña en la Universidad de París. El rey aragonés Jaime II le permite predicar en sinagogas y mezquitas de su Reino. Después viaja a Túnez, Chipre, Asia Menor y Jerusalén en los años 1293, 1307 y 1314-1315. Muere en el viaje de Túnez a Mallorca el 29 de junio del año 1215. El papa Clemente XIII aprueba su culto el 19 de febrero de 1763.
                                  
                                                           Común de un Mártir
            Oración.  Dios de misericordia que concediste a tu mártir, el beato Raimundo Lulio, un ardiente deseo por la propagación de la fe, concédenos, por su intercesión, que nos mantengamos hasta la muerte firmes en la fe recibida por tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

           



Libros: Sobre Saúl

SAÚL, RECHAZADO COMO REY DE ISRAEL.
TRADICIONES ORIGINARIAS Y SINCRONÍAS REDACCIONALES


                              
                                      Miguel Álvarez Barredo
                                       Instituto Teológico de Murcia OFM
                                                Pontifica Universidad Antonianum-Roma

            Así reza el título del libro publicado en el Instituto Teológico de Murcia en esta primavera del 2014 por Miguel Álvarez Barredo.
            Se trata de una lectura transversal del primer libro de Samuel bajo este perfil. Saúl fue elegido como primer monarca de Israel por medio del carismático mediador, Samuel, pero una vez que comienza a reinar y, a causa de las medidas tomadas por el rey, surgen discrepancias y poco a poco a poco ambos se distancian.  También Dios muestra también sus reservas sobre el comportamiento de su elegido para guiar a su pueblo.
           
Esta brecha ya es  visible a partir de 1 Sam 13-15, donde Samuel deja ya claro el rechazo de Saúl como rey de Israel. Aquí comienza una historia de arrinconamiento de Saúl, que concluirá con su muerte en su último enfrentamiento con los filisteos.
            Al filo de esta toma de posición, bien sea de parte de Dios y de su mediador, Samuel, es introducido velada, pero sistemáticamente el sucesor, es decir, David. Desde 1 Sam 16 el lector puede asistir a la secuencia de tensiones entre ambos protagonistas. Este desafío desvela los planes de Dios a la hora de conducir la historia de Israel.
            La presencia de David en la corte alterará anímicamente a Saúl, y ya desde sus primeras actuaciones el sucesor comienza a ser del agrado de los cortesanos, de los responsables del ejército y del pueblo. Tal favorable acogida suscitarán la envidia y ojeriza del monarca. No obstante, David será respaldado y apoyado también por Dios. Este desafío es narrado en 1 Sam 16-31. Aquí el lector puede asistir a este pulso entre ambos protagonismo.
           
En 1 Sam 13-15 concentra una intensa incidencia redaccional para justificar prolépticamente el rechazo de Saúl, y dichos capítulos ocupan a su vez la parte más densa del libro. Se procura sacar a flote las ópticas redaccionales, que envuelven estas primeras escenas. Tiene tientes de ser un enfoque monográfico. La segunda parte del libro (1 Sam 16-31) ofrece más bien un enfoque sumario de esta lucha sin tregua entre ambos personajes, aunque no desdeña de subrayar las incidencias redaccionales.
            El libro, entre otros fines, pretende delimitar cómo se entrecruzan y enhebran en la pluma del redactor sus intenciones hasta cristalizar en el texto definitivo, que el lector puede apreciar.
            El autor ha procurado destacar cómo se ha confeccionado una historia, que a primera vista puede aparecer profana, pero que en el fondo Dios detrás de bastidores condiciona. Un Dios que aparece mezclado en las maquinaciones y acciones de los protagonistas, pero llevan el sello divino, un Dios distante o cercano, activo o pasivo, protector o desinteresado según los acontecimientos u objetivos.
            El libro procura, pues, sospesar aspectos teológicos, criterios redaccionales, deslindar tradiciones originarias, etc, y cómo se han conjuntado para juzgar los acontecimientos históricos del rechazo de Saúl y el acceso de David al trono de Israel.

Editorial Espigas. Dr. Fleming, 1. 30003 Murcia.




«Tú eres Pedro, y te daré las llaves de] reino de los cielos»

           SAN PEDRO Y SAN PABLO



«Tú eres Pedro, y te daré las llaves de] reino de los cielos»

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

1.- Pedro nos enseña  a confesar quién es Jesús, y debemos aprender que dicha confesión es una cuestión de fe, que no de razonamientos humanos: «¿Quién dicen las gentes que es el Hijo del Hombre? Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros que Jeremías o uno de los profetas ".Jesús añadió: "Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?" Tomando la palabra, Simón dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo"». Pero Pedro es débil como nosotros: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás va tras de vosotros para zarandearos como al trigo; mas yo he rogado por ti a fin de que no perezcas; y tú, cuando te arrepientas, confirma en la fe a tus hermanos», y ante una criada le niega conocerla. Pero Jesús le mira ya apaleado, llora y da la vida por él. Y Pedro, cambiado por Jesús, no sólo hace el bien en su nombre: «Míranos, le dijo al cojo, plata u oro no tengo; pero te doy lo que tengo. En nombre de Jesús Nazareno, levántate y ponte a andar"», sino que es testigo de Jesús ante todo el mundo: «"¿Quién es éste? ¿No es el galileo? Aquí estamos personas de muchas regiones, que hablamos lenguas diferentes y entre nosotros no nos entendemos. ¿Pues cómo es que a éste todos le entendemos?" Y tal fue la admiración de la gente, que en aquel día se hicieron cristianos más de tres mil personas».

2.- Pablo. Con la experiencia del Espíritu de «Cristo» o del «Señor», que actúa la vida nueva, Pablo parte de este principio: «Por eso doblo la rodilla ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en cielo y tierra, para que os conceda por la riqueza de su gloria fortaleceros internamente con el Espíritu, que por la fe resida Cristo en vuestro corazón, que estéis arraigados y cimentados en el amor, de modo que logréis comprender, junto con todos los consagrados, la anchura y longitud y altura y profundidad, y conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento. Así os llenaréis del todo de la plenitud de Dios» (Ef 3,14-19). Cristo crea el sentido y el centro de nuestra vida. Pablo lo resume en un párrafo de su carta dirigida a los cristianos de Filipos: «Más aún, todo lo considero pérdida comparado con el superior conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; por el cual doy todo por perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo y estar unido a él. No contando con una justicia mía basada en la ley, sino en la fe de Cristo, la justicia que Dios concede al que cree. ¡Oh!, conocerle a él y el poder de su resurrección y la participación en sus sufrimientos; configurarme con su muerte para ver si alcanzo la resurrección de la muerte» (Flp 3,8-11). Debemos ser conscientes que nuestra comunión con Cristo lleva aparejada la cruz y la resurrección, que alcanzará todo su esplendor en la plenitud de los tiempos. No debemos olvidar nunca el testimonio  personal de Pablo: «Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Gál 2,20).


3.- Pedro y Pablo viven el hombre «nuevo», hecho de amor, y es un amor filial: «Y no habéis recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba Padre. El Espíritu atestigua a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios, coherederos con Cristo: si compartimos su pasión, compartiremos su gloria» (Rom 8,15-16; cf. Mc 14,36). La conciencia filial de Jesús es al final la que experimentan Pedro y Pablo, que la traducen en conducirse en la vida como hijos del Padre, y lleva consigo la confianza en su persona, que le encomienda la misión de revelar su salvación a los hombres, y la obediencia a dicha voluntad. La imagen de Cristo toma cuerpo poco a poco en nuestra vida (cf. 2Cor 3,18), nos crea las actitudes y el conocimiento propios del amor (cf. Heb 5,14), nos genera actos que la desarrollan y la explicitan en beneficio de los demás, hasta que alcancemos la imagen celeste propia de los hijos de Dios: «Como hemos llevado la imagen [del hombre] terrestre, llevaremos también la imagen [del hombre] celeste» (1Cor 15,49; cf. Col 3,10). El proceso amoroso que nos cristifica no sólo nos convierte en hijos de Dios, sino también, y precisamente por ser hijos, nos transforma en hermanos de todos, marginando la dimensión fratricida permanente que provoca el mal. Siguiendo a Jesús, que crea una familia con todos los hombres (cf. Mc 3,31-35par) y «no se avergüenza de llamarlos hermanos» (Heb 2,21), establecemos las bases de la fraternidad universal. 

Jesús a Pedro: Fortalece a tus hermanos.

                 SAN PEDRO Y SAN PABLO

                



              «Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos»

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

1.- Historia. Pedro nace en Betsaida (cf. Jn 1,42-44), situada junto al lago de Galilea. Es hijo de Jonás (cf. Mt 16,17). Vive en Cafarnaún con su suegra (cf. Mc 1,29-31). Es pescador con su hermano Andrés. Ambos son llamados por Jesús cuando comienza a predicar la inminente presencia del Reino de Dios: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres» (Mc 1,17). Es el primero que confiesa a Jesús como Mesías (cf. Mc 8,29), perteneciendo a su círculo íntimo con Juan y Santiago. Los tres presencian la transfiguración y están, aunque dormidos, en el huerto de los olivos cuando Jesús sufre una tentación satánica (cf. Mc 9,1; 14,33). Jesús nombra a Pedro el responsable y servidor del grupo de los Doce (cf. Mt 16,13-19). Pedro promete defender a Jesús contra sus enemigos, le sigue en su proceso y niega conocerlo tres veces, incluso jurando (cf. Mc 14,66-72). Pero es capaz de llorar, cuando Jesús le mira con amor a la salida de la casa de Anás (cf. Lc 22,61-62). Arrepentido, le profesa su amor otras tres veces (cf. Jn 21,15-17). Se encuentra con Jesús resucitado y transmite a todos dicha experiencia: «Y tú […] fortalece a tus hermanos» (Lc 22,32). Transmite la Resurrección con valor en Palestina y más allá de sus fronteras. Es perseguido (cf. Hech 5,41; etc.). Según la tradición, muere en Roma entorno al año 64? ó 67? (cf. Jn 21,18)

2.- Historia. Pablo nace en Tarso (Hech 9,11; 21,39; 22,3), capital de la provincia romana de Cilicia. Es de raza y religión hebrea, pertenece a la tribu de Benjamín (cf. Rom 11,1; Filp 3,5). Estudia en Jerusalén, discípulo de Gamaliel y de la secta de los fariseos (cf. Hech 22,3; 26,5). Está presente en la lapidación de Esteban (cf. Hech 7,58) y persigue a los cristianos (cf. Hech 22,4). En el camino de Damasco tiene un encuentro con Jesús resucitado (cf. Hech 9,1-9; 22,6-9; 26,13-8; 1Cor 9,1; 15,8), que le transforma interiormente. Visita a Pedro y Santiago en Jerusalén, contrasta su doctrina con ellos y viaja por el Imperio para predicar la fe en Cristo Jesús.  Pablo traslada su defensa radical de la ley judía como fuente de salvación a la pasión, muerte y resurrección de Jesús: es un único acontecimiento, convertido en ley, que hace posible que seamos redimidos. La vida de Pablo termina con su apresamiento en Jerusalén no obstante Santiago le aconsejara una conducta devota y pacífica en su estancia en Jerusalén. No aguantó mucho con esta compostura. Es acusado de criticar a la ley e introducir a paganos en el templo.  Se defiende en el Sanedrín, hace que se peleen fariseos y saduceos. Está dos años en la cárcel en Cesarea Marítima. Por apelar al Cesar, como ciudadano romano, viaja a Roma donde vive durante dos años en régimen de custodia, no en la cárcel. Es ajusticiado entorno al año 64? ó 67?  (cf. Hech 21,27-28,31).

3.- Mensajes.  Jesús manda a sus discípulos a predicar y dar la salvación a todos los pueblos  (cf. Mt 28,19), pero no los envía de una forma aislada, sino que con la experiencia de su convivencia y de su resurrección, forman una familia cuya fuente de unión y máxima responsabilidad la tiene Pedro. Es una familia donde algunos cristianos tienen la gracia del gobierno, que presiden y coordinan la caridad de las comunidades cristianas (cf. 1Cor 12,28; 1Tes 5,12), y otros obedecen desde su libertad (cf. 1Pe 2,13.16; 5,5). El ministerio de Pedro, como el primero del Colegio Apostólico, canaliza e identifica el amor cristiano en cuanto la presencia del Espíritu en la Iglesia.- Pablo instituye la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo como la obra divina de la salvación. La muerte de Jesús no es una muerte humillante, sino curativa y salvadora. Porque, si el hombre es incapaz de salvarse por sus fuerzas y por la fuerza de la ley ―en cuanto su yo pueda sustituir a Dios (cf. Rom 5,12-20; 1 Cor 15,45-49)―, Jesucristo crucificado se le presenta como el que revela a Dios (cf. 1Cor 1,21-24; Flp 2,611), por eso es el Hijo de Dios (cf. Rom 1,4; Gál 1,16); un Dios que pasa de ser justo a ser justificador, que por amor gratuito salva a los pecadores en su Hijo (cf. Rom 3,21-22; Gál 2,21). De esta forma el servicio de Jesús que le lleva a entregarse hasta muerte en cruz es la nueva forma de relacionarse con Dios (cf. Rom 5,12-20).