SAN
PEDRO Y SAN PABLO
«Tú
eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos»
Lectura del santo evangelio según san
Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región
de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente
que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros
que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú,
Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso,
sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te
daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado
en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
1.- Historia. Pedro nace en Betsaida (cf. Jn 1,42-44),
situada junto al lago de Galilea. Es hijo de Jonás (cf. Mt 16,17). Vive en
Cafarnaún con su suegra (cf. Mc 1,29-31). Es pescador con su hermano Andrés.
Ambos son llamados por Jesús cuando comienza a predicar la inminente presencia
del Reino de Dios: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres» (Mc
1,17). Es el primero que confiesa a Jesús como Mesías (cf. Mc 8,29), perteneciendo
a su círculo íntimo con Juan y Santiago. Los tres presencian la transfiguración
y están, aunque dormidos, en el huerto de los olivos cuando Jesús sufre una
tentación satánica (cf. Mc 9,1; 14,33). Jesús nombra a Pedro el responsable y
servidor del grupo de los Doce (cf. Mt 16,13-19). Pedro promete defender a
Jesús contra sus enemigos, le sigue en su proceso y niega conocerlo tres veces,
incluso jurando (cf. Mc 14,66-72). Pero es capaz de llorar, cuando Jesús le
mira con amor a la salida de la casa de Anás (cf. Lc 22,61-62). Arrepentido, le
profesa su amor otras tres veces (cf. Jn 21,15-17). Se encuentra con Jesús
resucitado y transmite a todos dicha experiencia: «Y tú […] fortalece a tus
hermanos» (Lc 22,32). Transmite la Resurrección con valor en Palestina y más
allá de sus fronteras. Es perseguido (cf. Hech 5,41; etc.). Según la tradición,
muere en Roma entorno al año 64? ó 67? (cf. Jn 21,18)
2.- Historia. Pablo
nace
en Tarso (Hech 9,11; 21,39; 22,3), capital de la provincia romana de Cilicia.
Es de raza y religión hebrea, pertenece a la tribu de Benjamín (cf. Rom 11,1;
Filp 3,5). Estudia en Jerusalén, discípulo de Gamaliel y de la secta de los fariseos
(cf. Hech 22,3; 26,5). Está presente en la lapidación de Esteban (cf. Hech
7,58) y persigue a los cristianos (cf. Hech 22,4). En el camino de Damasco
tiene un encuentro con Jesús resucitado (cf. Hech 9,1-9; 22,6-9; 26,13-8; 1Cor
9,1; 15,8), que le transforma interiormente. Visita a Pedro y Santiago en
Jerusalén, contrasta su doctrina con ellos y viaja por el Imperio para predicar
la fe en Cristo Jesús. Pablo traslada su
defensa radical de la ley judía como fuente de salvación a la pasión, muerte y
resurrección de Jesús: es un único acontecimiento, convertido en ley, que hace
posible que seamos redimidos. La vida de Pablo termina con su apresamiento en
Jerusalén no obstante Santiago le aconsejara una conducta devota y pacífica en
su estancia en Jerusalén. No aguantó mucho con esta compostura. Es acusado de
criticar a la ley e introducir a paganos en el templo. Se defiende en el Sanedrín, hace que se
peleen fariseos y saduceos. Está dos años en la cárcel en Cesarea Marítima. Por
apelar al Cesar, como ciudadano romano, viaja a Roma donde vive durante dos
años en régimen de custodia, no en la cárcel. Es ajusticiado entorno al año 64?
ó 67? (cf. Hech 21,27-28,31).
3.-
Mensajes.
Jesús manda a sus discípulos a predicar y dar la salvación a todos los
pueblos (cf. Mt 28,19), pero no los
envía de una forma aislada, sino que con la experiencia de su convivencia y de
su resurrección, forman una familia cuya fuente de unión y máxima
responsabilidad la tiene Pedro. Es una familia donde algunos cristianos tienen
la gracia del gobierno, que presiden y coordinan la caridad de las comunidades
cristianas (cf. 1Cor 12,28; 1Tes 5,12), y otros obedecen desde su libertad (cf.
1Pe 2,13.16; 5,5). El ministerio de Pedro, como el primero del Colegio
Apostólico, canaliza e identifica el amor cristiano en cuanto la presencia del
Espíritu en la Iglesia.- Pablo instituye la pasión, muerte y resurrección de
Jesucristo como la obra divina de la salvación. La muerte de Jesús no es una
muerte humillante, sino curativa y salvadora. Porque, si el hombre es incapaz de
salvarse por sus fuerzas y por la fuerza de la ley ―en cuanto su yo pueda sustituir a Dios (cf. Rom
5,12-20; 1 Cor 15,45-49)―, Jesucristo crucificado
se le presenta como el que revela a Dios (cf. 1Cor 1,21-24; Flp 2,611), por eso
es el Hijo de Dios (cf. Rom 1,4; Gál 1,16); un Dios que pasa de ser justo a ser
justificador, que por amor gratuito salva a los pecadores en su Hijo (cf. Rom
3,21-22; Gál 2,21). De esta forma el servicio de Jesús que le lleva a
entregarse hasta muerte en cruz es la nueva forma de relacionarse con Dios (cf.
Rom 5,12-20).
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