lunes, 27 de abril de 2015

La viña del Señor

V DOMINGO DE PASCUA (B)


            Lectura del santo Evangelio según San Juan 15,1-8.

            En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto, lo arranca; y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros pediréis lo que deseéis, y se realizará. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y así seréis mis discípulos.

           
1.- Dios. Los versos siguientes al párrafo citado del Evangelio afirma Jesús la tercera permanencia que deben vivir los discípulos, además de su vinculación que impide perder la identidad de cristianos y crear la posibilidad de poder dar buenos frutos. Dice Jesús: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (Jn 15,9-11). La fidelidad de Jesús nos lleva a la unión con el Padre, la fuente y el origen de todo bien, la génesis de la salvación definitiva. Como Jesús es el Hijo eterno de Dios, también nos hace a todos nosotros hijos y caminar en la vida con un origen y destino muy concreto: destino que nos indica que nos crea, nos cuida con su providencia y nos salva al término de nuestros días. Él es la atmósfera que respiramos en todos nuestros acontecimientos. Así no podemos perdernos en las dificultades y caminos tortuosos que debemos recorrer tantas veces.

           
2.- La comunidad. La Iglesia es consciente que su origen y existencia es un don del Señor. Por más que haya trabajado, amado, servido, entregado hasta ofrecer la propia vida ―nuestros mártires son incontables—, todos sabemos que Cristo nos une, nos impulsa y nos da la fuerza para hacer presente al Padre en todas nuestras misiones. Una Iglesia perfecta, ordenada, limpia de todo mal, purificada de todos sus males, no existe, es imposible que se dé, porque está formada por hombres, que no por ángeles, y donde hay hombres está también el mal: desde Judas hasta el último traidor que huye cuando se pone a prueba su fe, o abre heridas que hace desangrarse la gracia, robando vidas inocentes o cometiendo abusos indecibles a los indefensos. La Iglesia, como dicen los Padres es «virgen y prostituta a la vez», fiel e infiel al Señor en unos cristianos y en otros. Y pertenece a nuestra exclusiva voluntad intentar estar unidos a la cepa para que jamás nos falte la savia de la gracia. La Iglesia existe si permanece unida a Jesús para poder servir, de lo contrario no existe ni es relevante en nada y para nada.


           
3.- El creyente. Cuando Jesús nos dice que permanezcamos unidos a él para recibir la salvación del Padre, sabe lo que nos está diciendo. Porque él ha  experimentado la debilidad humana y ha visto cómo sus discípulos, con la mejor intención del mundo, le han fallado, le han traicionado y le han dejado sólo cuando más los necesitaba. Somos débiles, y encima nos creemos el ombligo del mundo, con una soberbia y orgullo tan fatuos que necesitamos levantar una muralla a nuestro rededor para que no se vean nuestras vergüenzas personales y colectivas. Como el publicano de la parábola, no levantemos los ojos a Dios como pecadores que somos, abracemos a Jesús para que nos transmita la savia y entonces comenzaremos a sentir y vivir lo que nos dice San Pablo: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; etc.» (Gál 5,22). Entonces podremos alzar la mirada a Dios, porque lo hemos reconocido antes en nuestros hermanos.

V de Pascua: La viña del Señor


            V DOMINGO DE PASCUA (B)


            Lectura del santo Evangelio según San Juan 15,1-8.

            En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto, lo arranca; y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros pediréis lo que deseéis, y se realizará. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y así seréis mis discípulos.

           
1.- Texto. Jesús propone a sus discípulos una metáfora para mostrar la íntima relación que mantienen Dios, él y sus discípulos, una vez que lo han experimentado  como  la última y definitiva palabra de salvación. Jesús es la cepa, donde están enraizados los sarmientos ―que son los discípulos— y el Padre es el labrador, que, como creador y Padre, mantiene la viña labrada, regada, podada, etc., es decir, cuidada con esfuerzo y esmero para que la uva que cuelga de los sarmientos dé el mejor vino posible. Y para dar buen vino es necesario que los discípulos permanezcan unidos a Jesús; de lo contrario siempre está acechando el mal —los lobos―, tanto en su interior como en la cultura que respiran en cada segundo de la vida.

           
2.- Mensaje. Israel ya no es la viña verdadera (cf. Jer 2,21; Ez 19,10-14; Is 27,2-6). Ahora es Jesús quien revela la auténtica voluntad del Padre y obra su salvación para todos. Nosotros, unidos a la cepa verdadera ―a Jesús—, y que lo hemos aceptado por la Palabra y los sacramentos, estamos capacitados para dar fruto abundante. Pero debemos permanecer unidos a él. Estamos desarmados para hacer buenas obras desde nosotros mismos de una manera continua. Las tendencias naturales al egoísmo y la influencia de las dimensiones depravadas de la cultura, hacen imposible que seamos fieles para amar y servir a los demás de una forma estable. Por eso es esencial la unión con Jesús si queremos salvaguardar el tesoro del amor gratuito y libre; debemos permanecer en él para recibir la salvación del Señor y ofrecerla a todos. Y la relación amorosa con  Jesús ni anula la libertad ni somete a la persona, como esclaviza y oprime el mal.


           
3.- Acción. Los discípulos de Jesús, tanto de la primera hora, como nosotros, no damos siempre buen vino, porque no permanecemos unidos a Jesús de manera continua. Pedro con las negaciones, Judas con la traición, y los millones de cristianos que anteponemos nuestros intereses a los de los demás, nos separamos de Jesús y campamos sueltos por la vida con nuestro egoísmo. Entonces ofrecemos un vino agrio o aguado a un mundo necesitado del vino que sepa y guste a relación de amor. Cuando nuestra cultura es capaz de elaborar vinos de un sabor exquisito y refinado, cuando dichos vinos acompañan comidas que descubren placeres inimaginables, parece que estamos cada vez más lejos de la cepa que transmite a los sarmientos la savia que causa sensaciones de felicidad, de fraternidad, de convivencia amable y gozosa. Es como el agua que nos sustenta cada día y que Jesús convierte en el vino que transforma la vida en una fiesta, como en Caná de Galilea (Jn 2,1-10)

domingo, 26 de abril de 2015

Francisco de Asís y su mensaje. XVIII. El individuo



                                          Francisco de Asís y su mensaje

                                                                 XVIII




                                                                    El hombre individual

           
8.5.2. El hombre, imagen divina en la creación, lo presenta la revelación como una relación entre feminidad y masculinidad (cf. Gén 1,27; 2,232-24); unido al cosmos y responsable de su cuidado (cf. Gén 1,27; 2,7), es la criatura con más dignidad de la creación; se percibe como un ser esencialmente comunitario (cf. Gén 2,7), cuya historia es también la historia de Dios en la creación. Su imagen divina le hace tender hacia Dios; su vida es un proyecto que se despliega poco a poco en el espacio y en el tiempo, e incluye la promesa divina de que alcanzará su plenitud al final de los días según Dios le ha configurado (cf. Gén 3,15). La triple relación con el cosmos, los demás humanos y con Dios diseñan su ser individual.

           
Además, el hombre es un cuerpo, con el que se ubica entre las demás criaturas (cf. Núm 8,7; 1Re 21,27), y es un cuerpo animado con una vitalidad propia, por el que entabla relaciones con otros hombres semejantes a él (cf. Lev 23,30; 1Sam 18,1), y, por último, goza de la capacidad de dialogar con Dios (cf. Is 11,2; 1Sam 10,10), porque el mismo Dios le habilita para ello al darle su espíritu (cf. Job 33,4; Sal 33,6). En este sentido, el hombre existe porque es llamado por Dios para vivir y establecer una alianza de amor, que constituye la razón última por la que ha sido creado (cf. Éx 19.24; Dt 29). Por eso la relación con Él se erige en el fundamento de su existencia (cf. Dt 6,4-9; 30,15-20). El hombre, pues, es un ser individual, que forma un todo unitario contemplado en sí mismo; y es un ser colectivo, porque sostiene con los demás una relación de igualdad en la dignidad y de solidaridad en la responsabilidad de su destino común. En ambas dimensiones, individuo que pertenece a una comunidad, o una comunidad que se fundamenta en personas con igual dignidad, se mantiene en la existencia gracias a su comunicación con Dios dentro de su estructura creada.

           
Hemos descrito antes que el mal es un alejamiento de Dios entendido como la fuente de la vida (cf. Gén 3,1-24), como un fratricidio (cf. Gén 4,1-16), como un acto de orgullo de emular y sustituir a Dios (cf. Gén 11,1-9), como la opresión de los débiles, que es la actitud del Faraón con Israel (cf. Éx 5,6-22). En definitiva, el mal forma parte de la creación y en ella se encierra con una dinámica que se aleja y se opone a las intenciones divinas sobre sus criaturas. El mal se comprende al ir contra Dios como pecado en la Historia de la salvación. Esto se expresa en la reflexión sobre los orígenes del mal con estas frases: «El Señor se arrepintió de haber creado al hombre [...] Vio Dios la tierra, y he aquí que estaba toda viciada» (Gén 6,6.12). Si la comprobación del pecado casi siempre comienza cuando se sufre en la propia carne, o se contempla como una realidad que afecta con evidencia a la destrucción de la vida de los demás, llega un momento en el que se toma conciencia de que son los hombres los que cometen estas acciones contra Dios (cf. Jer 17,9). Y si peca el hombre, obedece a que se siente esclavo de una dinámica que no puede dominar del todo. Es la historia de la humanidad la que transmite una vida dañada y degradada.

           
Con ser esto verdad, también la corrupción planea sobre el corazón del hombre (cf. Gén 8,21; Jer 17,9), por más que se traslade el mal y su responsabilidad a las estructuras e instituciones anónimas. Los desequilibrios personales, las situaciones sociales adversas y la secularización avalan la inconsciencia del mal, o el desconocimiento y aversión del bien personalizado en Dios. El hombre, hemos dicho, comporta una dimensión individual irrenunciable, y que, a la postre, su individualidad es la que funda a la comunidad, o la comunidad tiene como fin primario conducir a sus componentes a tomar conciencia de su individualidad irrepetible. Pues bien, la Escritura, junto a la belleza y bondad de la naturaleza y de la humanidad, relata a la vez su rotura interior que da lugar a la sinrazón de vivir (cf. Ecl 1,3; 2,17.23; 3,19-20; etc.). La rebeldía le lleva a desligarse y alejarse de Dios y le hace campar solo por la historia. La infidelidad a Dios se expresa en la opresión y liquidación de los otros y de la naturaleza. El hombre, pues, se ha desviado de su objetivo y se ha pervertido. De hecho, la fidelidad a Dios en medio de las injusticias y sufrimientos humanos se lee con el sentido de las palabras que la mujer de Job le dirige observando sus desgracias: «¿Todavía persistes en tu honradez? Maldice a Dios y muérete» (Job 2,9).




Santos y Beatos: 27 abril al 3 de mayo

27 de abril
Jaime de Bitetto (1490)

            El beato Jaime Varínguez nace en la primera mitad del siglo XV en Zara (Dalmacia), hijo de Leonardo y Beatriz Varínguez. Ingresa en la Orden a los veinte años. En 1438 viaja a Italia y después de recorrer varias ciudades con su Provincial solicita la entrada en la Provincia de Bari. Vive en oración y en silencio durante doce años en diferentes comunidades de la Provincia. En el año 1456 es destinado a Bitetto (Bari. Italia) donde se le encomendó el oficio de limosnero. Ayuda de una manera heroica en la peste del año 1482. Hombre de oración y entrega desinteresada a los pobres, profesa una devoción acentuada a la Virgen María, que practica en una gruta cercana al convento llamada «La Bendita». De un carácter humilde y servicial, la Virgen María le conduce a la unión más íntima con Dios. Muy anciano, muere el 27 de abril del año 1490. El papa Clemente XI lo beatifica el 29 de diciembre de 1700.

                                               Común de Santos Varones

            Oración. Señor Dios, que infundiste en el corazón del beato Jaime de Bitetto un amor admirable a la Virgen María; concédenos, por su intercesión, vivir siempre impulsados por el espíritu de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                           28  de abril

                                   Luquesio de Poggibonsi  (1181-1260)


            El  beato Luquesio, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Gaggiano, caserío del Chianti (Siena. Italia). Por vocación militar, pertenece al partido de los Güelfos. Después de participar en innumerables batallas, medio arruinado, se instala en Poggibonsi (Siena) y se dedica al comercio. Se hace rico, y alcanza, con su mujer Buonadonna, una fama de avaro por toda la región. Seguramente conocido de Pedro Bernardone, aloja a San Francisco en su casa. Impresionado por su espíritu de sencillez y pobreza, le pide seguirle desde su estado de casado y con hijos. Es cuando se refuerza la idea de la Orden Franciscana Seglar en San Francisco, les diseña un vestido de penitentes y más tarde les envía las normas para los seglares franciscanos definida como «médula del santo evangelio». Muere el 26 de abril de 1260 e Inocencio XII en 1694 concede el oficio y misa en su honor. Es el primer santo de la Orden Franciscana Seglar.

                                                        Común de Santos Varones

            Oración. Dios, rico en misericordia, que has distinguido al beato Luquesio en obras de piedad y limosna, después de llamarle a la conversión; concédenos, por su intercesión y ejemplo, hacer penitencia para abundar en frutos de caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                              29 de abril       


Catalina de Siena (1347-1380)

            Santa Catalina nace en Siena (Toscana. Italia) el 25 de marzo de 1347. Defiende la paz entre los pueblos, la libertad de la Iglesia y del Papado de los poderes políticos. Renueva la vida religiosa de su tiempo, en especial de tradición dominicana. Es considerada una de las grandes místicas y escritoras de la Iglesia. Fallece en Roma el 29 de abril de 1380. Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia. Es Copatrona de Europa e Italia.

                                   Común de Vírgenes o Doctores de la Iglesia


            Oración. Señor Dios, que hiciste a Santa Catalina de Siena arder de amor divino en la contemplación de la pasión de tu Hijo y en su entrega al servicio de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, vivir asociados al misterio de Cristo para que podamos llenarnos de alegría con la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

  
                                                                                  30 de abril


                                                           Benito de Urbino (1560-1625)

            El beato Benito (Marcos Passionei), Franciscano Capuchino, nace en Urbino (Las Marcas. Italia) en 1560. Estudia Derecho civil y canónico en el Estudio Universitario de Perusa, donde se doctora el 28 de mayo de 1582. Un año después ingresa en los Capuchinos; profesa en el convento de Fano en 1584. Después de cursar los estudios eclesiásticos y ordenado sacerdote (1590), es enviado a Bohemia para predicar junto a San Lorenzo de Brindis a los husitas y luteranos(1600-1602). Poco después vuelve a Las Marcas. En la vida religiosa se identifica con el carisma franciscano: Seguimiento de Jesucristo pobre y crucificado en el marco de una vida de oración, de austeridad franciscana y de sensibilidad para con los pobres y los que sufren. Muere el 30 de abril del año 1625 en Fossombrone (Piceno). Es beatificado por el papa Pío IX el 10 de febrero de 1867.

                                   Común de Pastores o de Santos Varones
              
            Oración. Padre santo, que has hecho grande al beato Benito por su encendido amor a la cruz y al misterio de la Palabra, concédenos seguir sus ejemplos, viviendo en este mundo con piedad, justicia y sobriedad. Por nuestro Señor Jesucristo.

         
                                                                                30.1 de abril


                                                 José Benito de Cottolengo (1786-1842)

            San José Benito, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Bra (Piamonte. Italia) el 3 de mayo de 1786; es hijo de Agustín Cottolengo y Benita Chiarotti. Cursa los Estudios Eclesiásticos en la Parroquia de San Andrés de Bra y es ordenado sacerdote en 1811. En 1818 es nombrado canónigo del Corpus Domini en Turín. Destaca por su sensibilidad y servicio a los pobres y enfermos, que empieza cuando asiste a la muerte de María Gonnet el 2 de setiembre de 1827; rodeada de sus hijos, le niegan los auxilios básicos para sobrevivir por ser pobre. José Benito vende lo que tiene y comienza su primera obra de misericordia: el hospital de la «Volta Rossa» (1828), que debe cerrar por una epidemia de cólera sufrida en Turín en 1831. A continuación funda la «Pequeña Casa de la Divina Providencia» en los suburbios de Turín, en la zona de Valdocco. Enfermo, se retira Chieri en 1842 a casa de su hermano Luis, donde muere el 30 de abril. El papa Benedicto XV lo beatifica el 29 de abril de 1917 y el papa Pío XI lo canoniza el 19 de marzo de 1934.

                                   Común de Santos Varones

            Oración. Señor y Dios nuestro, derrama sobre nosotros tu Espíritu, para que nuestra mente comprenda y nuestro corazón sienta el amor a los enfermos que experimentó el  beato  José Benito. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                           30.2 de abril
 27 de abril

Jaime de Bitetto (1490)

            El beato Jaime Varínguez nace en la primera mitad del siglo XV en Zara (Dalmacia), hijo de Leonardo y Beatriz Varínguez. Ingresa en la Orden a los veinte años. En 1438 viaja a Italia y después de recorrer varias ciudades con su Provincial solicita la entrada en la Provincia de Bari. Vive en oración y en silencio durante doce años en diferentes comunidades de la Provincia. En el año 1456 es destinado a Bitetto (Bari. Italia) donde se le encomendó el oficio de limosnero. Ayuda de una manera heroica en la peste del año 1482. Hombre de oración y entrega desinteresada a los pobres, profesa una devoción acentuada a la Virgen María, que practica en una gruta cercana al convento llamada «La Bendita». De un carácter humilde y servicial, la Virgen María le conduce a la unión más íntima con Dios. Muy anciano, muere el 27 de abril del año 1490. El papa Clemente XI lo beatifica el 29 de diciembre de 1700.

                                               Común de Santos Varones

            Oración. Señor Dios, que infundiste en el corazón del beato Jaime de Bitetto un amor admirable a la Virgen María; concédenos, por su intercesión, vivir siempre impulsados por el espíritu de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                           28  de abril

                                   Luquesio de Poggibonsi  (1181-1260)


            El  beato Luquesio, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Gaggiano, caserío del Chianti (Siena. Italia). Por vocación militar, pertenece al partido de los Güelfos. Después de participar en innumerables batallas, medio arruinado, se instala en Poggibonsi (Siena) y se dedica al comercio. Se hace rico, y alcanza, con su mujer Buonadonna, una fama de avaro por toda la región. Seguramente conocido de Pedro Bernardone, aloja a San Francisco en su casa. Impresionado por su espíritu de sencillez y pobreza, le pide seguirle desde su estado de casado y con hijos. Es cuando se refuerza la idea de la Orden Franciscana Seglar en San Francisco, les diseña un vestido de penitentes y más tarde les envía las normas para los seglares franciscanos definida como «médula del santo evangelio». Muere el 26 de abril de 1260 e Inocencio XII en 1694 concede el oficio y misa en su honor. Es el primer santo de la Orden Franciscana Seglar.

                                                        Común de Santos Varones

            Oración. Dios, rico en misericordia, que has distinguido al beato Luquesio en obras de piedad y limosna, después de llamarle a la conversión; concédenos, por su intercesión y ejemplo, hacer penitencia para abundar en frutos de caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.
                                                            29 de abril       

Catalina de Siena (1347-1380)

            Santa Catalina nace en Siena (Toscana. Italia) el 25 de marzo de 1347. Defiende la paz entre los pueblos, la libertad de la Iglesia y del Papado de los poderes políticos. Renueva la vida religiosa de su tiempo, en especial de tradición dominicana. Es considerada una de las grandes místicas y escritoras de la Iglesia. Fallece en Roma el 29 de abril de 1380. Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia. Es Copatrona de Europa e Italia.

                                   Común de Vírgenes o Doctores de la Iglesia


            Oración. Señor Dios, que hiciste a Santa Catalina de Siena arder de amor divino en la contemplación de la pasión de tu Hijo y en su entrega al servicio de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, vivir asociados al misterio de Cristo para que podamos llenarnos de alegría con la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

                                                                       30 de abril

                                               Benito de Urbino (1560-1625)

            El beato Benito (Marcos Passionei), Franciscano Capuchino, nace en Urbino (Las Marcas. Italia) en 1560. Estudia Derecho civil y canónico en el Estudio Universitario de Perusa, donde se doctora el 28 de mayo de 1582. Un año después ingresa en los Capuchinos; profesa en el convento de Fano en 1584. Después de cursar los estudios eclesiásticos y ordenado sacerdote (1590), es enviado a Bohemia para predicar junto a San Lorenzo de Brindis a los husitas y luteranos(1600-1602). Poco después vuelve a Las Marcas. En la vida religiosa se identifica con el carisma franciscano: Seguimiento de Jesucristo pobre y crucificado en el marco de una vida de oración, de austeridad franciscana y de sensibilidad para con los pobres y los que sufren. Muere el 30 de abril del año 1625 en Fossombrone (Piceno). Es beatificado por el papa Pío IX el 10 de febrero de 1867.

                                   Común de Pastores o de Santos Varones

             
            Oración. Padre santo, que has hecho grande al beato Benito por su encendido amor a la cruz y al misterio de la Palabra, concédenos seguir sus ejemplos, viviendo en este mundo con piedad, justicia y sobriedad. Por nuestro Señor Jesucristo.

         
                                                           30.1 de abril

                                   José Benito de Cottolengo (1786-1842)

            San José Benito, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Bra (Piamonte. Italia) el 3 de mayo de 1786; es hijo de Agustín Cottolengo y Benita Chiarotti. Cursa los Estudios Eclesiásticos en la Parroquia de San Andrés de Bra y es ordenado sacerdote en 1811. En 1818 es nombrado canónigo del Corpus Domini en Turín. Destaca por su sensibilidad y servicio a los pobres y enfermos, que empieza cuando asiste a la muerte de María Gonnet el 2 de setiembre de 1827; rodeada de sus hijos, le niegan los auxilios básicos para sobrevivir por ser pobre. José Benito vende lo que tiene y comienza su primera obra de misericordia: el hospital de la «Volta Rossa» (1828), que debe cerrar por una epidemia de cólera sufrida en Turín en 1831. A continuación funda la «Pequeña Casa de la Divina Providencia» en los suburbios de Turín, en la zona de Valdocco. Enfermo, se retira Chieri en 1842 a casa de su hermano Luis, donde muere el 30 de abril. El papa Benedicto XV lo beatifica el 29 de abril de 1917 y el papa Pío XI lo canoniza el 19 de marzo de 1934.

                                   Común de Santos Varones

            Oración. Señor y Dios nuestro, derrama sobre nosotros tu Espíritu, para que nuestra mente comprenda y nuestro corazón sienta el amor a los enfermos que experimentó el  beato  José Benito. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                           30.2 de abril


                                                                Juan Forest (1471-1538)

            El  beato Juan nace en 1471. A los 17 años viste el hábito franciscano en Greenwich (Inglaterra). Estudia en Oxford donde alcanza el doctorado en Teología. Es consejero de la reina Catalina de Aragón y se opone al divorcio que pretendía el rey Enrique VIII. Predica en Saint Paul’s Cross a favor del matrimonio de Catalina de Aragón y Enrique VIII; se enfrenta al canciller Cromwell. En 1532 comunica a sus hermanos que el Rey pretende suprimir la Orden en Inglaterra. Es encarcelado en Negate en 1533. Con la negación del Papa del divorcio del Rey, éste intensifica la persecución de los franciscanos y de nuestro  beato . Es trasladado a la cárcel de Londres en 1538. Aquí escribe un tratado contra Enrique VIII: De auctoritate Ecclesiae et Pontificis maximi y rechaza el juramento de fidelidad al Rey, manteniendo correspondencia con la reina Catalina recluida en el castillo  de Kimbolton. Es martirizado a fuego lento en Smithfield el 22 de mayo de 1538. El papa León XIII aprueba su culto el 9 de diciembre de 1886.

                                               Común de un Mártir

            Oración. Dios de todo poder y misericordia, que infundiste tu fuerza al  beato Juan para que pudiera soportar el dolor del martirio, concede a los que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de los  engaños del enemigo bajo tu protección amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                              

                                           Guillermo Buccheri de Sicli  (1309-1404)
                                                 (Sábado segunda semana de Pascua)



            El  beato Guillermo, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Noto (Sicilia. Italia). Pertenece por un tiempo a la corte de Federico II de Aragón, rey de Sicilia. Después de un accidente, se retira a un lugar solitario cerca de Noto llamado «La celda del Castillo». Al principio le acompaña San Conrado Canfalonieri de Piacenza; cuando éste se recluye en Pizzoni, nuestro  beato  se va a Sicli en 1345 donde construye un eremitorio junto a una iglesia dedicada a la Señora de la Piedad. Aquí se centra en la oración, llevando una vida de penitencia extrema y mostrando una fortaleza de ánimo inigualable. No obstante viva retirado y aislado de la gente, le visitan muchos creyentes para consultarle los problemas de sus vidas y recibir sus favores. Habita en este lugar durante 57 años. Muere el 4 de abril del 1404. Todo el pueblo de Sicli lo traslada a la iglesia de San Mateo en la que es sepultado en olor de santidad. El papa Pablo III aprueba su culto el 27 de junio de 1539.

                                    Común de santos Varones

Oración. Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, celebrando la memoria del  beato Guillermo Buccheri de Sicli y te pedimos que la Familia Franciscana permanezca fiel a su misión y firme en sus compromisos evangélicos. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                    


                                                                            MAYO


                                                     María, Madre de la Misericordia

                                                    (Sábado de la II Semana de Pascua)

            La primera referencia que se tiene sobre el título de María como Madre de misericordia es la de San Odón (942), abad de Cluny. Escribe que María, Madre de Misericordia, da a luz al Salvador del mundo que por medio de ella se manifiesta al mundo (Vita Odonis, PL 133,47). También San Lorenzo de Brindis escribe en un sermón de su obra «Marial» sobre la misericordia de María. Existe en la Familia Franciscana la Congregación de las Franciscanas Hijas de la Misericordia, que nace en Pina (Mallorca. España) en 1856, y desarrolla su misión en los campos de la Educación, la Acción Social, la Sanidad y la colaboración con las parroquias donde está inserta. Actualmente está presente en España, Italia, Bolivia, Perú, México y Texas (USA). En el presente, las Franciscanas Hijas de la Misericordia, al cumplirse el 150 Aniversario de la Congregación, disciernen sobre nuevos campos de misión acordes con las exigencias de la Iglesia y de las culturas donde están insertas.

                                   Común de Santa María Virgen

            Oración. Oh Dios, cuya misericordia no tiene límites, concédenos, por intercesión de la Virgen María, Madre de misericordia, conocer tu bondad en la tierra, para alcanzar tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.




                                                Divina Pastora, Madre del Buen Pastor

                                                 (Sábado después del III Domingo de Pascua)

            En el año 1703 se le aparece la Virgen al padre Isidoro de Sevilla, Franciscano Capuchino, vestida de pastora. Al poco la da a pintar a Alonso Miguel de Tovar con los siguientes rasgos: sombrero pastoril, un manto azul terciado al hombro, un bastón en su mano izquierda y a su alrededor varias ovejas pastando. Y el 8 de setiembre, fiesta de la Natividad de María, del mismo año saca la imagen en procesión en un estandarte. Se concreta así una devoción que al menos está en San Pedro de Alcántara y San Juan de Ávila. Francisco Ruiz Gijón hace una escultura y se hace una procesión con ella el año 1705. El beato Diego José de Cádiz extiende la devoción por toda España, y su imagen preside todas sus misiones populares. El papa Pío VI instituye la fiesta de la Madre del Divino Pastor el 1 de agosto de 1795.

                                               Común de Santa María Virgen

            Oración. Señor Jesucristo, Pastor bueno, que entregaste la vida por tus ovejas, y, elevado en la cruz, nos diste a la Virgen por Madre; concédenos, por su intercesión poderosa, seguirte ahora como Pastor nuestro en la tierra, y llegar después a la Pascua eterna en el cielo. Tú que vives y reinas.

                                                                           1 de mayo

                                                                    San José, obrero

            Esta fiesta es instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955. Los Evangelios afirman que Jesús es un técnico de la madera, de la piedra y del hierro (cf. Mc 6,3), oficio que aprende de su padre (cf. Mt 13,55). Trabajar la madera o el hierro en una región agrícola como Galilea, se concreta en hacer las puertas y ventanas de las casas, las yugos de los bueyes, los carros, el arado romano, etc. Un trabajo que le hace vivir con dignidad y no de la limosna de los demás. Con todo, los oficios y los comercios no dan para vivir y pagar los impuestos cuando viene una mala cosecha. Entonces toda la población padece la pobreza.- El trabajo es un don y una capacidad que Dios ha dado al hombre para administrar los bienes de la tierra a fin de que tenga lo necesario para vivir. José participa del sentido que tiene el trabajo para su pueblo, que no anda lejos de lo que dice la Escritura: «Todos [artesanos, tejedores, herreros, alfareros, etc.] se fían de su destreza [...]; sin su trabajo la ciudad no tiene casa ni habitantes ni transeúntes [...] mantienen la vieja creación ocupados en su trabajo artesano» (Eclo 38,31-34).

            Oración. Dios nuestro, creador del universo, que has establecido que el hombre coopere con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra, haz que, guiados por el ejemplo de San José y ayudados por sus plegarias, realicemos las tareas que nos asignas y alcancemos la recompensa que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


                                                                       1.1 de mayo

                                                Petronila de Troyes (1300-1355)

            La beata Petronila, de la Orden de Santa Clara, pertenece a la familia de los Condes de Troyes (Champaña-Ardenas.Francia). De joven ingresa en el monasterio de Santa Catalina de Provins (Seine et Marne. Champaña). Felipe el Hermoso, rey de Francia, funda un convento dedicado a San Juan Bautista en la ciudad de Moncel en la diócesis de Beauvais. Comienza su construcción en 1309, pero hasta 1336 no se termina. Es elegida como abadesa la beata Petronila ante los reyes Felipe de Valois y Juana de Borgoña. Dirige el nuevo monasterio ocho años, los suficientes para iniciar una escuela de oración, de penitencia y de fraternidad, características de las hermanas contemplativas franciscanas. La beata Petronila acentúa su amor a Cristo en la Eucaristía y su devoción especial a la Virgen María. Muere el 1 de mayo de 1355 y el papa Pío IX aprueba su culto el 11 de mayo de 1854.

                                               Común del Vírgenes

            Oración. Escúchanos, Dios, Salvador nuestro, para que en la alegría de la fiesta de tu virgen Petronila te alabemos y demos gracias en la Eucaristía y aprendamos a servirte con amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                          2 de mayo


                                                                Atanasio (296-373)

            San Atanasio nace en Alejandría hacia el año 296. Su-cede en la sede episcopal a Alejandro, que asiste al Concilio de Nicea. Asume y comprende el Concilio de la consustancialidad divina de Cristo y la defiende contra Arrio. Padece muchas incomprensiones y destierros. Muere en el año 373.


                                   Común de Doctores de la Iglesia

Oración. Señor Dios, que hiciste de tu obispo San Atanasio un preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, concédenos, en tu bondad, que, fortalecidos con su doctrina y protección, te conozcamos y te amemos cada vez más plenamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                         3 de mayo
                                                          Felipe y Santiago, Apóstoles

            Felipe, originario de Betsaida, es discípulo de Juan Bautista y después de Jesús. Santiago, hijo de Alfeo, es pariente del Señor. Por un tiempo dirige la comunidad judeo cristiana de Jerusalén. Entiende que para ser cristiano antes hay que confesar la fe yavista. Es martirizado en el año 62.

                                                                 Común de Apóstoles

          Oración. Señor, Dios nuestro, que nos alegras todos los años con la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, participar en la muerte y resurrección de tu Hijo, para que merezcamos llegar a contemplar en el cielo el esplendor de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.