lunes, 13 de julio de 2015

Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.


                                                       DOMINGO XVI (B)


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6,30-34.

En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo:  -Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

1.- El domingo pasado leímos que Jesús envía a los discípulos a proclamar la presencia del reino de Dios, presencia que se prueba con la curación de los enfermos y  la liberación de los poseídos por el diablo.  Jesús recibe a sus discípulos cansados y agotados. Y les invita a descansar. Pero no pueden. Como sucede con Jesús en su primera gira por los pueblecitos costeros del lago de Galilea, así ocurre ahora. Los discípulos tienen tanto éxito como su Maestro, que reproduce los buenos  sentimientos del Señor cuando ve a su pueblo abandonado por los que debían cuidarlo y defenderlo de sus enemigos internos y externos.

2.- Jesús enseña a sus discípulos ser auténticos pastores.  El punto de partida es querer al rebaño, y quererlo es compartir un mismo sentido de vida y saber con seguridad sus objetivos. La comunidad cristiana tiene a Jesús como cabeza desde la que envía su Espíritu y Vida a todo el Cuerpo, formando una familia en la que participan de la potencia bondadosa del Padre (cf. Col 1,18). Jesús y sus discípulos no son como los potentados de la tierra y los jefes de los pueblos que los explotan y se sirven de ellos para sus propios intereses (cf. Mt 10,41-45). O gente que no quiere al rebaño porque son obreros contratados y mal pagados, o que cuidan al rebaño a la fuerza y, por tanto, sin entrañas de misericordia (cf. Jn 10,11-18). Jesús le da sentido a su familia y fuerzas para cumplir dicho sentido de vida y no duda de entregar su vida por ella (cf. Jn 10,11)

           
3.- Todos tenemos alguna responsabilidad: en la familia, en el trabajo, en la Iglesia, en las Órdenes y Congregaciones religiosas, en las instituciones sociales, bien culturales, deportivas, musicales, etc., etc. Debemos seguir el ejemplo de Jesús: no ser asalariados, sino amar a las personas que forman dichas instituciones y, en el amor, entregarnos para constituir sociedades más justas y libres. Y para eso hay que dar y compartir los mejor de nosotros mismos.


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