viernes, 10 de enero de 2014

Cultura. Buen Humor

                                                 BUEN HUMOR

     
                                   
                          Francisco Henares Díaz

Un solidario está obligado a  tener buen humor. Por dos razones: una, porque yo no me imagino a una persona buena con un humor de perros; otra, porque el humor es fruto de la inteligencia. Un tonto no sabe reírse, y más si hay que reírse de uno mismo, que es la máxima expresión picarona de los listos. Todo esto se me estaba ocurriendo mientras leía uno de esos e-mail que nos envían los amigos, y que unas veces te aturden, pero otras, te levantan el ánimo pesimista que nos invade. Y quizás todavía el humor es más avispado, cuando habla de religión, de política, o de sexo, porque son los tres temas prohibidos en una tertulia en familia. Así somos de estrechos. Pues yo hoy, traigo ese mail que toca a la religión, pero es cariñoso, y encima te ríes. Me recuerda a los evangelios apócrifos, que son esos evangelios que no entraron en el Canon de la Iglesia por distintas razones y que ahora son muy leídos, porque presentan aspectos que no leemos en los otros. Lo que más me gusta de todos ellos es su capacidad de hacer humanas a las personas que son más  divinas. El pueblo llano quiere dioses que se tocan con la mano, con perdón de los iconoclastas que siempre la liaron, porque les parecía horrendo hacer imágenes de Jesús, o de María, o de los santos. // Bueno, pues ya está bien de presentación. Ahí va el buen humor sagrado. El del Boletín de las Notas que sacaba Jesús cuando iba a la escuela. Y el caso es que el autor (que no lo conozco) extrae ese el humor de los evangelios más canónicos. No es un lector pacato, y sobre todo no se ríe con risa gorda, facilona, sino risa de escondite, de segunda intención que es la más irónica.         
Empezamos. El Boletín de notas de Jesús deja mucho que desear… Jesús, que va a la escuela de Nazaret, vuelve a casa con el boletín de notas. Francamente, no es muy presentable. Su madre al verlo, no dice nada, meditando todas estas cosas en su corazón. Pero ahora queda lo peor: enseñárselo a José. Remitente: Escuela Simeón, de Nazaret. Destinatarios: José y María. Asunto: Boletín de notas de Jesús. Matemáticas: No sabe hace casi nada, excepto multiplicar panes y peces (Mt. 14, 13-21). Dominio de la suma: Nulo, afirma que su padre y él son uno (Jn. 10, 25-30). Escritura: Nunca trae ni cuadernos ni lápices. Por eso, tiene que escribir en la arena (Jn. 8, 2-11). Geografía: No tiene sentido de la orientación. Afirma que no hay más que un camino y que éste conduce al Padre (Jn. 14, 6-14). Química: No hace los ejercicios que se le ponen; tan pronto el profe se da la vuelta, transforma el agua en vino para divertirse con los compañeros (Jn. 2, 1-12). Educación física: En vez de aprender a nadar como todo el mundo, anda sobre el agua (Mc. 6, 47-52). 
Expresión oral: Gran dificultad para hablar con claridad; se expresa en parábolas (Mt 13, 2-3). Orden: Lo pierde todo en la escuela y declara, sin rubor, que ni siquiera tiene una piedra donde reclinar la cabeza (Mt. 8, 18-22). Conducta: Lamentable tendencia a tratar con los extranjeros, los pobres, los sarnosos, las prostitutas y otras gentes del mal vivir (Lc. 17, 11-19).                            
San José piensa que realmente esto no puede continuar así, que hay que ponerle pronto una cruz por los suspensos que lleva.                                             
Y hasta aquí el buen humor, pero que no decaiga la marcha, porque ¿qué sería el mundo y la familia y la Iglesia sin una pizca de humor? Estoy seguro que al Papa Francisco le haría gracia la capacidad de invención y soltura que tiene la gente creyente. Porque ahí está el detalle: quien lo ha escrito lleva muy dentro las lecturas de la Biblia (lex orandi). Si no ¿cómo va poniendo las citas de los evangelios tan a punto, buscándole las cosquillas, que eso es fuente de ingenio?

Solidario, tú también llevas dentro el humor y la humorada. Mantenla siempre. 

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