BUEN HUMOR
Francisco Henares Díaz
Un solidario está
obligado a tener buen humor. Por dos
razones: una, porque yo no me imagino a una persona buena con un humor de
perros; otra, porque el humor es fruto de la inteligencia. Un tonto no sabe
reírse, y más si hay que reírse de uno mismo, que es la máxima expresión
picarona de los listos. Todo esto se me estaba ocurriendo mientras leía uno de
esos e-mail que nos envían los amigos, y que unas veces te aturden, pero otras,
te levantan el ánimo pesimista que nos invade. Y quizás todavía el humor es más
avispado, cuando habla de religión, de política, o de sexo, porque son los tres
temas prohibidos en una tertulia en familia. Así somos de estrechos. Pues yo
hoy, traigo ese mail que toca a la religión, pero es cariñoso, y encima te
ríes. Me recuerda a los evangelios apócrifos, que son esos evangelios que no
entraron en el Canon de la Iglesia por distintas razones y que ahora son muy
leídos, porque presentan aspectos que no leemos en los otros. Lo que más me
gusta de todos ellos es su capacidad de hacer humanas a las personas que son más divinas. El pueblo llano quiere dioses que se
tocan con la mano, con perdón de los iconoclastas que siempre la liaron, porque
les parecía horrendo hacer imágenes de Jesús, o de María, o de los santos. //
Bueno, pues ya está bien de presentación. Ahí va el buen humor sagrado. El del Boletín de las Notas que sacaba Jesús cuando iba a la escuela. Y
el caso es que el autor (que no lo conozco) extrae ese el humor de los
evangelios más canónicos. No es un lector pacato, y sobre todo no se ríe con
risa gorda, facilona, sino risa de escondite, de segunda intención que es la
más irónica.
Empezamos.
El Boletín de notas de Jesús deja mucho que desear… Jesús, que va a la escuela
de Nazaret, vuelve a casa con el boletín de notas. Francamente, no es muy
presentable. Su madre al verlo, no dice nada, meditando todas estas cosas en su
corazón. Pero ahora queda lo peor: enseñárselo a José. Remitente: Escuela
Simeón, de Nazaret. Destinatarios: José y María. Asunto: Boletín de notas de
Jesús. Matemáticas: No sabe hace casi nada, excepto multiplicar panes y peces
(Mt. 14, 13-21). Dominio de la suma: Nulo, afirma que su padre y él son uno
(Jn. 10, 25-30). Escritura: Nunca trae ni cuadernos ni lápices. Por eso, tiene
que escribir en la arena (Jn. 8, 2-11). Geografía: No tiene sentido de la
orientación. Afirma que no hay más que un camino y que éste conduce al Padre
(Jn. 14, 6-14). Química: No hace los ejercicios que se le ponen; tan pronto el
profe se da la vuelta, transforma el agua en vino para divertirse con los
compañeros (Jn. 2, 1-12). Educación física: En vez de aprender a nadar como
todo el mundo, anda sobre el agua (Mc. 6, 47-52).
Expresión oral: Gran
dificultad para hablar con claridad; se expresa en parábolas (Mt 13, 2-3).
Orden: Lo pierde todo en la escuela y declara, sin rubor, que ni siquiera tiene
una piedra donde reclinar la cabeza (Mt. 8, 18-22). Conducta: Lamentable
tendencia a tratar con los extranjeros, los pobres, los sarnosos, las
prostitutas y otras gentes del mal vivir (Lc. 17, 11-19).
San José piensa que
realmente esto no puede continuar así, que hay que ponerle pronto una cruz por
los suspensos que lleva.
Y
hasta aquí el buen humor, pero que no decaiga la marcha, porque ¿qué sería el
mundo y la familia y la Iglesia sin una pizca de humor? Estoy seguro que al
Papa Francisco le haría gracia la capacidad de invención y soltura que tiene la
gente creyente. Porque ahí está el detalle: quien lo ha escrito lleva muy
dentro las lecturas de la Biblia (lex
orandi). Si no ¿cómo va poniendo las
citas de los evangelios tan a punto, buscándole las cosquillas, que eso es
fuente de ingenio?
Solidario, tú también
llevas dentro el humor y la humorada. Mantenla siempre.
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