Gesú Cristo luce del
mondo. Manuale di cristología
de Vicenzo Battaglia
por
F. Henares Díaz
Más de una vez, el A/, en sus clases expresa que no en vano
estudiamos en una Universidad franciscana. Yo también dejo caer esa conseja en
las mías. La razón no es la defensa del localismo, como si fuese éste un
distintivo excluyente de nadie, pero sí es una convicción y un talante muy
propio, a saber, seguir a los grandes maestros de la Orden, de la mejor
tradición, acogiéndonos, de consuno, a la enseñanza según estilo de Francisco
de Asís. Por otra parte, cualquier profesor de teología ante un Manual, entra presto en conflicto sobre
lo que querría dar y lo que es posible dar, según horario del curriculum. Un cruce de caminos arduo,
porque vivir (y dar clase) siempre es elegir. En esta edición segunda de la
obra, se nos explicita tal desde las primeras páginas de la Introducción, que
ya no son como en la primera. Ésta salió en 2007, pero hubo rápida una Ristampa (2008). Ocurre, sin embargo,
que en esta segunda edición Battaglia, profesor y exdecano en el Antonianum (Roma), no se conforma con
dejar el texto igual, sino que ha querido presentar varios aspectos más al día,
desde la forma misma de esquematizar las ideas, apurando letra, hasta renovar
la bibliografía, y los pies de nota, y por supuesto comprimiendo varios textos.
Y esto manteniendo el mismo número de páginas que anteriormente. Caso insólito.
Ha reducido en dos el número de capítulos. Y el que se titulaba Alla scuola dei Padri della Chiesa lo ha
suprimido, quizás por lo que tenía de excursus en un libro de texto. Lo cual
indica, como mínimo: a) Estar al acecho de lo mucho que se sigue publicando
sobre cristología; b) Estar atento al fin que se procura, es decir, que un
Manual sea un instrumento de trabajo para alumnos que han de profundizar en un
estudio sistemático, en el que no deben perderse en muchos flecos. Todo el
Manual, en principio, se acoge a tres objetivos principales, que reseña la Optatam totius (Vaticano II): a)
Introducir en la práctica de la metodología; b) Presentar los temas
fundamentales; c) Intentar una interacción armoniosa entre auditus fidei, intellectus
fidei y experientia fidei. La
obra se compone de tres partes, desarrollando 14 capítulos. En esta breve
recensión, yo tengo de fijarme no en lo esperado en un Manual (por ejemplo, los
concilio más cristológicos antiguos: Nicea, Éfeso, Calcedonia, que ocupan los
capítulos 7 y 8, o los capítulos 5 y 6: Muerte y Resurrección), sino además en
las orientaciones metodológicas para acercarnos a una cristología, es decir, la
unidad en la pluralidad (pp. 24-27) y las raíces desarrolladas de la Escritura
neotestamentaria (pp. 28-45), en que se desenvuelve el capítulo primero. Es
razonable por tanto, que me parezca fundamental el estilo aquí seguido en cada
capítulo, y que al final de cada uno el A/ mantenga una mini sección (la titula
Per l´approfondimento), y ahí
brilla la contemplación en pie de
enjundia acerca de las páginas que han precedido (más razonables, éstas, digamos). En este capº. primero se profundiza en meditación a partir de
Col. 1, 15-20, en un himno cristológico a cuya raigambre se ató siempre la
teología franciscana. Un rico capítulo es el segundo, porque aquí somos
reenviados del Cristo de la fe al Jesús
de la historia. Tema hoy candente y de jugosa interdisciplinariedad. Me
detengo brevemente en las páginas dedicadas a los apócrifos, con todo lo que
tienen éstos de tintura agnóstica, pero a la par de imaginación popular (tema
fronterizo con otras ciencias), y así a modo de acercamiento a Cristo desde
perspectivas varias. Que el A/ traiga a escena los descubrimientos de Nag Hammadi
corre en esta línea de abrirse a nuevas investigaciones. Aviso útil en un
Manual que pretenda estar al día, y quiera ser inclusivo, cuando tanto
exclusivismo reinó otrora hacia tales escritos, poniéndolos únicamente bajo
sospecha. Por lo mismo, las páginas
70-77 (del capítulo 2, tituladas Lo stile di vita) entran en el Jesús
histórico, como retrato de que habla
R. Penna, y tantos otros, cuyas obras son hoy muy leídas (Meier y su Cristo
como hebreo marginal). Indagaciones
históricas actuales en ebullición, se obligan a casar con la dogmática sin que
prevalezcan, antes de nada, recelos y miedos. Redundará en bien de ambas. No de
otra forma nos plantamos ante el capítulo tercero (La misión terrena de Jesús). El approfondimento
final se echa por la compasión de
Jesús. Una temática querida de Battaglia en otras obras suyas en punto a sentimientos de Jesús (Véase su obra Sentimenti e belleza del Signore Gesù (2011).
La conexión mística nos va uniendo a un Cristo que estudiamos con un Cristo que
a la vez contemplamos. Forma profunda, pues, de conocimiento. He aquí un
talante y forma de belleza muy de este profesor franciscano. Basta comprobar
que el capítulo 4º (Identidad mesiánica
de Jesús) acaba con profundizar en el esposo
mesiánico, que es Cristo. Es claro que el signo y símbolo del esposo inunda
la teología de la belleza. En la parte segunda se nos ofrecen temas esenciales
de una cristología sistemática, a saber, la
fe en Cristo y el misterio de Dios (301-338). Hablamos de cristología en
relación trinitaria. Son bellas las páginas tituladas Dire Dio a partire da Gesú Cristo (303-306). La revelación que
adviene con la Encarnación, el Verbo encarnado, expresa por sí mismo al Padre.
E igual acaece con las páginas de cristología y pneumatología. El final de capítulo
profundizando, esta vez es expresivo
de veras. Se nos dice: La Encarnación: Un
Dio capace dell´uomo (335-338). Todo un campo de antropología teológica,
como ase ve. Será esto precisamente desarrollado en el capítulo décimo. Se
trata, pues, de alumbrar el misterio del ser humano a la luz de Cristo, y he
ahí un hermoso subtítulo y párrafo que nos viene de perlas: Dio fa grazia all´uomo in Cristo (365-367). Hablamos de la vocación divina de todo
ser humano. Y así surge, efectivamente, esta contemplación: “La predestinación
de Cristo es nuestra predestinación en Cristo” (Approfondimento, 376). En
esta parte segunda no podía faltar en un Manual actual el tema de la salvación
junto a la teología de las religiones. Hoy esto presenta varios modelos
interpretativos, bien del Concilio Vaticano II, bien de la intervención de la
Comisión Teológica Internacional, en su tercera parte (1997). Un documento este
–se recordará- que trae de continuo referencias a la Redemptor Missio (J. Pablo II). Referencias en las que profundiza
Battaglia, en especial resaltando el númº. 9 de dicha encíclica: a) La
posibilidad real de la salvación en
Cristo de todos los hombres; b) La necesidad de la Iglesia en orden a tal
salvación. En definitiva, vivimos una espera en la que la mediación efectiva de
Cristo se une a un cumplimiento en el cual ponemos fe: el crecimiento del Reino
de Dios (399). Y al final, el
correspondiente approfondimento:
“Espiritualidad y diálogo religioso”. Urge aquí el espíritu de Asís. El capº 12 era de esperar en Battaglia, que no en
vano es el Presidente de la Academia Mariana Internacional. Habla del Hijo de
Dios que ha nacido de una mujer (Gal
4,4). Cristología y Mariología, pues, de la mano, es decir, la Virgen en la
economía histórico-salvífica de Cristo; la misión de la Virgen a la luz de la
mediación (410-420). Contemplemos: María al servicio de la gloria de Jesús y de
la fe de los discípulos (ese es el approfondimento
esta vez). En la tercera parte de la obra se expande cuanto venimos advirtiendo
de los approfondimentii Es forma de
hacer teología antigua, pero que en nuestro autor tiene agua siempre viva. Dos
capítulos se explayan por esta ladera. El 13 hacia una Cristología
contemplativa y sapiencial. El 14 hacia la via
pulchritudinis en Cristología. Unir experiencia y sabiduría de Dios (en el
13) va a la zaga de S. Buenaventura y sus sensi
spirituali como práctica y búsqueda
contemplativa. La via pulchritudinis es una querencia del A/
demostrada en sus obras estos últimos años. Revelación, salvación y belleza
tocan a un son. La belleza es cualidad máxima del Hijo de Dios. Vivir bajo la
guía del Espíritu es posible gracias a la hermosura del Esposo. Un don de Dios
que debería tener siempre empuje pastoral para hablar del Reino. Deseo, finalmente,
resaltar el tino del A/ en algunas reformas
de esta 2ª edición. Ahora en el capº. primero, que trata de la cristología
neotestamentaria, del Alfa y Omega, quita (o la mete en futuras notas) un approfondimento que antes se centraba en
bibliografía, o casi; y ahora se centra en María Virgen que acoge al Hijo de
Dios en la Historia. Estamos sumidos en la vía de la contemplación del misterio
que nos ha sido revelado. Un acierto. Otro: el capº. 3 (La misión terrena de
Jesucristo) antes (2008) se ceñía a oportunas bibliografías, y ahora se
echa y acuesta por la compasión del Señor
como meditación propia. Y otro, el capº. dedicado a la Resurrección, aconsejaba
al final autores (Barbaglio, Torres Queiruga) explicando más el tema; ahora la
contemplación va por este caz: recapitulación de todas las cosas en Cristo a
partir de Ef. 1 y Col 1. En Él hacemos
pie se obliga no sólo a un estudio hímnico de lo dicho, sino también a un
himno de saboreo de las grandezas del plan de Dios en la Historia, a saber, de
un ir hacia adentro en meditación, en el sosiego de la cercanía que nos
depara nuestro Dios. Quiero, felicitar
que el A/ haya hecho otro tanto al hablar de la teología de las religiones en
el capº. 11, pero ahora cambia también la profundización
final del capítulo y la dedica a resaltar la Cátedra de Espiritualidad y Diálogo Interreligioso (inserta en el
ámbito del Instituto de Espiritualidad)
de reciente creación en nuestro Antonianum
(Roma), y en conexión con el espíritu de
Asís y la trascendencia mundial. Además de lo que eso significa, se da
entrada ahí a un testigo del diálogo como fue Mons. Luis Padovese. Ejerció de
Presidente de ese mentado Instituto (1987-2004). Al acabar en este cargo fue
consagrado obispo, nombrado Vicario Apostólico de Anatolia, y trágicamente
asesinado en junio de 2010. Contemplar y visualizar a los testigos de Jesús el
Señor es confirmarse en que el diálogo va más allá de las palabras, cuando se
pronuncian con sangre en la boca. Quiero felicitar a Battaglia por este
quehacer de cultivar una teología donde se entrelaza actividad intelectual,
experiencia espiritual y empeño pastoral. Tanto él como las ediciones del Antonianum merecen nuestro ¡Albricias!
Un gozo.
Ed.
Pontificia Università Antonianum, Roma 2013, 475 pp., 22´5 x 15 cm.
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