lunes, 10 de febrero de 2014

Para meditar. VI Domingo (A)

               VI DOMINGO (A)

                    «Se dijo a los antiguos, pero yo os digo»


De Mateo 5,17-37

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: [No creáis que he venido a abolir la ley y los profetas. No he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los cielos]. Os lo aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano será procesado. [Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte en seguida, mientras vas todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto].
Habéis oído el mandamiento: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella, en su interior. [Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el abismo. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al abismo.
Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio". Pues yo os digo: el que se divorcia de su mujer –excepto en caso de prostitución- la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.]
Sabéis que se mandó a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

1.- Jesús va por un camino diferente al culto externo y a las leyes y costumbres que dan forma a nuestra vida y a nuestras relaciones sociales. Advierte contra el fariseísmo que: «Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan». No tocar ni una tilde a la ley significa dejarla grabada en unas tablas, como se las grabó el Señor a Moisés. Ahora, con Jesús, la ley nueva se graba en los corazones de sus hijos. Ya podemos hablarle de tú a tú, sin alzar la voz, ni chillar, sino adentrándonos en nuestro interior. Dios, por fín, no hay que buscarlo ni allí, ni aquí, sino dentro de nosotros mismos.

2. Por consiguiente la ley no es algo externo a nuestra vida. Queda grabada en nuestra  alma la triple relación de amor que se nos infunde en el bautismo: relación que crea, que hermana, que transforma. Debemos mirar a nuestro corazón y observar si progresamos en nuestra vida en dichas relaciones, para no excluir a nadie en nuestra vida, para no aprehender lo que no es nuestros, para no llevar una vida falsa. Y está tan seguro Jesús de esto, que suple la autoridad del creador de la religión de Israel: Moisés. El «pero yo os digo» significa que está revelando la última voluntad salvadora del Señor. No podemos desviarnos de la nueva dirección que indica Jesús: las actitudes fundamentales del hombre, que se relaciona con la experiencia del amor de Dios  y nos da un mundo nuevo y nos introduce en una vida y hombre y  mujer nuevos. ¿En que sentido nos consideramos mujeres y hombres nuevos?

3.- Las comparaciones que hace Jesús con la Ley del Sinaí  es para profundizar en su significado y adaptarlas a un Dios que se revela como una Persona y Padre lleno de bondad, y cuya imagen llevamos en nuestro ser. Por eso no es cuestión de matar o expulsar de nuestra vida a la gente, sino establecer lazos de unión y comprensión mutua. Es poseer intenciones limpias y transparentes con todo el mundo, sin tergiversar nuestras relaciones por intereses innobles. Es el corazón limpio que trasluce las actitudes de comprensión, servicialidad y fraternidad. Por último, debemos ser cada vez más o caminar en la coherencia entre lo que decimos, pensamos y hacemos. Unificar nuestra vida en todas las dimensiones que entraña, sin vivir de una forma hipócrita, desdoblada o esquizofrénica.




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