domingo, 13 de julio de 2014

Europa: La unión bancaria



                      El Gobierno alemán y la Unión bancaria

                                   Antonio López Pina
                                   Facultad de Derecho
                                              Universidad Complutense

Significativa del status quo es la política del Gobierno alemán respecto de la Unión bancaria. Un sistema de cuatro elementos: un código de procedimiento (SRB), instancias de supervisión (SSM) y de resolución (SRM – Board / SRM/RBM), cubiertas con un fondo de garantía (SDGGF/CDPS) – directivas de resolución bancaria, rescate y sistema de garantía de depósitos  [1].

          
La cuestión planteada el reciente 20 de marzo ha sido: ¿debe ser la Unión bancaria un paso hacia un mayor federalismo o debería reducirse a un mero instrumento de seguridad controlado por los gobiernos nacionales, exclusivamente concebido para abordar la solvencia de los bancos? Esta segunda opción es la que ha prevalecido en el acuerdo final. Conforme al mismo, el procedimiento de resolución de bancos en quiebra será responsable para supervisar o cerrar los 139 grandes bancos de la Eurozona así como 200 bancos transfronterizos y 6.000 entidades de crédito de la Eurozona.

El ECB emprenderá la supervisión y, eventualmente, proveerá al rescate de entidades en dificultades disponiendo de un Fondo de 55.000 millones de euros. Los propios bancos aportarán sus respectivas cuotas, impuestas anualmente por los gobiernos nacionales. Conforme al acuerdo, los gobiernos nacionales de la Eurozona no tienen la decisión  última acerca de si un banco es demasiado grande para quebrar. Corresponderá al ECB resolver  si se acude a los recursos del Fondo.

La mayor flaqueza de la Unión bancaria acordada trae causa de la resistencia del Gobierno alemán a aceptar la mutualización de la deuda a lo lo largo y lo ancho del Continente. Ello significa que cada país deberá echar  sobre sus hombros a sus bancos nacionales utilizando los recursos aportados por sus contribuyentes, en caso de que la crisis desborde las capacidades del Fondo. Y dada la limitación de los recursos del Fondo, la carga recaerá en su caso en el país de que se trate.

La Unión bancaria fue concebida para resolver el trilema financiero: logro de la estabilidad financiera, mientras se mantienen políticas financieras nacionales en un mercado integrado. Dadas las corrientes de capital en circulación, un cortocircuito puede afectar  a la totalidad del mercado, amenazando la estabilidad financiera.

La versión del procedimiento de resolución de bancos en quiebra resultante del acuerdo del 20 de marzo ha debilitado considerablemente los objetivos iniciales.

Por más que se trate de una victoria política del Parlamento Europeo, que forzó a Alemania a aceptar el compromiso. Lo que no empece, a que no se trate de la normativa  que  Europa necesitaría  para someter a Derecho al sector bancario.

El compromiso ha consistido en arrancar con una red de autoridades reforzada con un órgano de decisión centralizado, dejando para más adelante la creación de un verdadero organismo europeo de resolución de entidades financieras en quiebra (RBM).  A tal fin,  se anticipa  a 2015  – prevista en principio para  2018 -- la entrada en vigor de la regulación.

Hasta el momento,  Berlin acepta, para enero de 2015, la entrada en vigor de la regulación de bail-in (rescate): las pérdidas serán impuestas (directive on bank recovery) a depositantes de más de 100.000 euros  y de accionistas y acreedores,  previamente a que los Estados concurran al saneamiento de bancos en dificultades. Pero, por el momento, Alemania no parece dispuesta a ir más allá de una regulación de los rescates que proteja a los contribuyentes: el Consejo Europeo, de 26 y 27 junio 2013, bendecía los criterios (el orden de los paganos) para la reflotación de bancos y un fondo de recapitalización directa de hasta 60.000 millones euros del ESM para las entidades salvables. El planteamiento se explica por la negativa del Gobierno alemán  a que Bruselas pudiera decidir la liquidación de  una entidad bancaria tudesca; y por  el rechazo  a tener, mediante saneamiento, que  sacar a algun país  de su atolladero – Grecia, Irlanda, Portugal, Chipre, ...  Alemania quiere tan poca mutualización de riesgos y tanta nacionalización bancaria como posible.

Los diputados del Parlamento Europeo han llegado el jueves 20 de marzo a un acuerdo con el Consejo Europeo sobre el procedimiento único de resolución bancaria (SRM) [2]. Las enmiendas parlamentarias ayudarán a que tal instituto no sea rehén de juegos políticos de poder y a que pueda producir rápidas y convincentes decisiones. El acuerdo mejora el proyecto de la Canciller Merkel y del Consejo Europeo en los siguientes aspectos:

-          El supervisor ECB desencadenará el proceso, siendo responsable para decidir si un banco está en  quiebra. El Resolution Board puede solicitar una tal decisión del ECB; en caso de que el ECB decline tal petición, el propio Board puede tomar la decisión.
-          La Comisión pondrá sobre la mesa el proyecto de resolución de los casos específicos de bancos en situación crítica. El Consejo Europeo solo actuará a iniciativa de la Comisión. Ello evitará intervenciones políticas en casos determinados, una de las preocupaciones del Parlamento Europeo.
-          El  plazo para adoptar las decisiones de resolución será limitado. El proceso de decisión acordado será mucho más eficiente. Podría ser aprobado en un fin de semana, del cierre de los mercados norteamericanos a su apertura en Asia. También a propuesta del Parlamento Europeo.
-          Entretanto, el fondo de resolución podrá tomar dinero a préstamo – algo crucial, a juicio del Parlamento Europeo, para los primeros años cuando aquél disponga solo de una pequeña capitalización y en caso de crisis.
-          En fin, se ha logrado una rápida mutualización de las “contribuciones nacionales” al Fondo. El 40% será mutualizado el primer año, el 20% el segundo año, el resto a lo largo de los otros seis años – hasta 2024. Es decir, el segundo año las aportaciones nacionales comportarán el 60%. Como condición de la aprobación, el Parlamento ha logrado  que tal rápida mutualización sea previa  a cualquier intervención del Consejo Europeo.

A efectos  de romper el círculo vicioso  entre deuda soberana y deuda bancaria privada, Alemania  ha conducido  a la Unión bancaria  por un trámite filibustero [3] largo,   con competencias mínimas para la Comisión, facultades decisivas para los ministros del Eurogrupo y un fondo de rescate bancario europeo a largo plazo,  y siempre como  subsidiario de los fondos nacionales, que serán los llamados a sufragar las crisis bancarias (SDGGF).



[1]  Maryla Krol, Banking union’s major omisión: debt mutualisation EUobserver, 29/03/2014; John Schranz, Natalia Dasilva, El Parlamento Europeo da el paso definitivo hacia la Unión bancaria, Servicio de Prensa 15-04-2014
[2]   European Parliament, Economic and monetary affairs, Parliament negotiators rescue seriously damaged bank resolution system Press release, 20 – 03 - 2014
[3] Xavier Vidal-Folch,  La habilidad del filibustero,  El País 11 julio 2013

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