sábado, 20 de junio de 2015

Franciscanos en Cataluña

                                  Els Franciscans a Catalunya. 
                      Historia, convents y frarades (1214-2014)




                                                            Agustí Boadas Llavat OFM




                                                                                    Por  Luis C. Mantilla Ruiz, OFM.
                                                                                    Archivo Nacional
                                                                                                                 Bogotá. Colombia

La historiografía franciscana se enriquece  cada año con nuevos aportes provenientes de culturas, países y lenguas diversas, en libros,  obras colectivas, revistas especializadas y en infinidad de otras publicaciones,  de tendencias y opiniones opuestas, lo cual pone de manifiesto el atractivo que continúa ejerciendo la persona de San Francisco de Asís en el hombre de hoy. Atractivo y vigencia, que ─a manera de ejemplo paradigmático─ demostró el Papa Francisco al inaugurar su pontificado asumiendo el nombre del santo y su legado; pero aún en otros signos contemporáneos, quizás de menor impacto, aunque de mucha significación, como la canonización del franciscano  español Fray Junípero Serra, figura cimera en la historia colonial de los Estados Unidos de América, anunciada oficialmente para el 23 de septiembre de 2015.
En cuanto a las nuevas aportaciones bibliográficas a la historiografía franciscana ─en este caso la que le deja en herencia el año  2014 ─no dudamos en creer que será Els Franciscans a Catalunya. Historia, convents i frarades(1214-2014), volumen de 604 páginas ─en preciosa edición de lujo─  en el cual su autor ha querido presentar de un vistazo el ser y el quehacer de los franciscanos en el ámbito geográfico de Cataluña en el período de 800 años. Una obra escrita  “con esfuerzo, ilusión y competencia”, según palabras del ministro provincial de Cataluña, fray Josep Gendrau i Valls, es un homenaje a la efeméride del 8° Centenario de la presencia de San francisco en Cataluña,  pero a su vez es un reconocimiento a los 800 años de trasiego de sus hijos en esta importante región de la Península. Pero también es la satisfacción de una de las recomendaciones que dejó el último visitador general a la Provincia: “que los últimos cincuenta años de su historia debían quedar explicados para las generaciones futuras”. Tarea ardua y sacrificada, que no podía haber sido escrita sino por un franciscano catalán, hijo de la misma Provincia,  porque “Ofrecer una visión de conjunto y de síntesis del hecho franciscano en Cataluña a través de la Provincia de San Salvador de Horta ”─que es el propósito de la obra ─ implicaba no solo  un amplio conocimiento de la cultura y costumbres enraizadas en ese ámbito geográfico, sino un amor acendrado por el tema, dos condiciones en que sobreabunda  el autor.  Admirable, pues, el servicio que éste ha hecho a sus hermanos franciscanos y de modo muy particular a los amantes de la catalanidad.
El libro toma como punto de partida el año 1214, apoyado en la incontrovertible tradición oral según la cual  San Francisco ─peregrino de Santiago de Compostela─ pasó por tierras catalanas, dejando tras de sí tal irradiación en el pueblo, que en ese episodio tuvo origen una de las presencias más activas de la Orden, y a constituirse en elemento constituyente de la identidad regional, como se expresa en la celebrada frase del poeta catalán Jacinto Verdaguer: en Cataluña,«quien por fraile o por hermano, todo el mundo es franciscano». La obra se cierra en el 2014, en concordancia con el VIIIº Centenario del acontecimiento mencionado, pero también como año que pone  punto final a los ocho siglos de esa presencia, según lo anuncia  en su Prólogo del libro el provincial fray Josep Gendrau i Valls: «Nos encontramos frente a un hito histórico: el día 1 de enero de 2015, la Provincia Franciscana de Cataluña de San Salvador de Horta, restaurada en Villa Real en 1878, hará ya ciento treinta y seis años, pasará a formar parte de la nueva Provincia de la Inmaculada, fruto de la unión de siete entidades franciscanas de la península Ibérica».  ¿Se trata, por consiguiente, de la extinción del franciscanismo en Cataluña? ¿Acaso esa tradición multisecular de que trata el libro, tanta tradición, tanta riqueza histórica, tantos trabajos y testimonios, tanta sangre de mártires ─como se evidencia en sus páginas ─ podrían extinguirse con un decreto?  ¿O se trata más bien ─como lo creemos─ de una nueva forma de organización jurídica ─en este caso impuesta por la escasez de personal─ como las otras variantes que fue tomando esa presencia franciscana catalana en el transcurso de los ocho siglos?
La obra está distribuida en cinco partes o capítulos.  La primera, bajo el título Via Francisci,  está consagrada a una reseña crítica sobre el “hecho fundante del franciscanismo catalán”, o sea el paso o breve estancia de San Francisco en tierras catalanas,  basándose en aquellos testimonios más autorizados  que respaldan la tradición sobre el venerable acontecimiento: un viejo tema que fue abordado críticamente hace más de un siglo, pero que aun así “merecía una visión panorámica después de los 20 años de investigación del Padre Josep Martí, entre otros”, según  el autor.
La segunda parte, “Pequeña historia”, presenta la evolución franciscana en Cataluña desde la llegada de los primeros frailes hasta el presente, mostrando las distintas formas de organización administrativa y jurisdiccional, de acuerdo con las necesidades y características de cada época: la división de la Orden (en Conventuales y Observantes), pasando por las consiguientes desmembraciones, supresiones, fusiones, etc., avanzando en el período liberal con la supresión de la Provincia y la exclaustración, la restauración (1808-1835), y finalmente “la guerra civil, el esplendor y la decadencia” (1936-2014). El capítulo culmina con la necrología de los 54 mártires de la persecución religiosa del siglo XX  (1934-1939), ilustrada con sus fotografías individuales ─menos las de cinco de ellos.  La claridad y la capacidad de síntesis del autor ─y su franqueza─ que son notas características  de toda la exposición, se imponen de modo admirable en el tratamiento de este capítulo -que por la multiplicidad de episodios y acontecimientos el autor llama “batibull franciscá”- pero que precisamente por ello, él se esfuerza en facilitar su comprensión al lector.
La tercera sección está consagrada a bocetos biográficos de los religiosos más sobresalientes -“las piedras vivas”- como llama a los  que han desfilado a lo largo de la historia de la Provincia. Son cerca de cincuenta nombres, espigados  de entre más de cinco mil que el autor fue rescatando a lo largo de sus lecturas e investigaciones de varios años. Laborioso fichero, buscado y precisado con lupa, como se echa de ver ─a manera de ejemplo─ en el caso del padre Nicolás Giner Gomis, nacido en Tortosa,  quien recién ordenado vino a Colombia destinado al convento de Cali (antiguo Colegio de Misiones) donde su actividad fue sumamente útil en la formación de los futuros presbíteros, cuando la Provincia de la Santa Fe se encontraba dando los primeros pasos de su restauración, tras 20 años de exclaustración (1861-1881). Quizás se le quedaron en el fichero los nombres que no menciona de otros ilustres frailes catalanes que también vinieron a Colombia en los primeros años de la restauración de la Provincia de la Santa Fe, procedentes de los colegios de misiones del Perú, pero que aquí jugaron un papel importantísimo en aquel período difícil, y por ello nosotros los hemos conservado en el Necrologio provincial con gratitud y orgullo: Fray Pedro Mas, natural de Santa Perpetua de Moguda; Fray Joaquín Pulí Salá, de Molló; Fray Juan Gimbernat, de Tordera, y Fray Ignacio Sans, de Igualada.
La cuarta parte ─la más extensa del libro─ está consagrada a los conventos, cincuenta y nueve (¡), presentados en orden alfabético y no cronológico, con una sucinta información de cada uno, pero ricamente ilustrados con fotografías modernas o antiguas, planos, mapas, imágenes, escudos, y en fin, con exquisitos detalles pertinentes, que ponen de manifiesto el inmenso trabajo de campo y la gigantesca labor de recopilación de datos que se impuso. En verdad que una detallada revisión de esta parte del libro  invita a que el lector comparta con creces la autoevaluación que el autor hace de su labor en la Introducción: “el reto era inabarcable; el trabajo más que titánico; el resultado bien franciscano”.
La quinta y última parte del libro ─“de tipo misceláneo”─ recoge refranes, dichos, anécdotas, recetas de cocina, caricaturas, muestras de pinturas y objetos de arte conservadas en el Archivo provincial, así como fotografías de bulas (como la de canonización de San Antonio de Padua), litografías antiguas, libros y documentos del mismo archivo. Todo  un festín visual, que el ministro provincial  Fray Josep Gendrau y Valls, ha calificado de “espléndido reportaje gráfico”, pero que en realidad son ejemplares que sirven para iluminar el capítulo de “la vida cotidiana”, tan apreciado y tan esencial en la moderna historiografía.
Aunque el franciscanismo ha contado en Cataluña con muy buenos cultores de su historia a lo largo del tiempo ─que envidiarían muchas provincias de la Orden ─especialmente “la colosal” Historia de la Seráfica Provincia de Cataluña del padre Pedro Sanahuja (Barcelona 1956), la novedad del libro que estamos reseñando, y su mayor aportación, radican a nuestro modo de ver en que  el autor ha conseguido ofrecer  una cabal  “visión de conjunto y de síntesis del hecho franciscano en Cataluña a través de la Provincia de San Salvador de Horta”, que se propuso como meta. Así lo reconoce uno de los prologuistas del libro, como el Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Cataluña: “esperaba con ansia una obra científica sobre la impronta de San Francisco en Cataluña y ahora ya ha llegado”.
En cuanto a que el libro se presente como “visión de conjunto y de síntesis”,  no por ello deja de tener la solidez que requiere un trabajo histórico en un período tan vasto como éste. Pues si bien en él se echa de menos el aparato crítico ─que de todas maneras  hubiera resultado desproporcionado ─ por doquiera se advierte, otras veces se adivina  el respaldo de las fuentes primarias y la larga experiencia del autor en el manejo del tema. Sin estas dos cualidades, “la síntesis”, quizás se habría convertido en un resumen poco fiable, pero con la conjunción de ambas el resultado ha sido esta actualizada y fresca imagen de la Provincia franciscana catalana. En efecto, Fray Agustí ─catalán raizal, nacido en Barcelona en 1963 ─vistió el hábito franciscano a los 20 años y tras haber escalado con lucimiento el proceso de formación recibió la ordenación sacerdotal el 8 de diciembre de 1991. Durante ese período ya había dado muestras de su invariable afición por la historia franciscana, bajo la guía y el ejemplo del padre José Martí Mayor, gestor de muchas iniciativas muy valiosas para su Provincia, como la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos (AHEF), autor de numerosas investigaciones y organizador del Archivo Histórico de la Provincia. Tras la muerte del padre Martí, fray Agustí, que ya era como el alma de la Asociación y su órgano institucional, pasó a ser su Secretario general, pudiendo acreditar 25 años continuos en esa actividad. En sus muchos trabajos históricos, y por supuesto en el presente libro sobresalen su estilo directo y claro, y otros signos, que el doctor Jaume Aymar i Ragolta, Decano de Filosofía de la Universidad Raimundo Lulio de Barcelona, ha sintetizado en su prólogo: “El P. Agustí es un hombre muy culto que hace compatible la actividad docente y la investigación con el ministerio pastoral…Además es un gran músico (toca el órgano en el santuario de San Antonio de Padua de Barcelona) y en su trato se manifiesta una buena dosis de humor. Un humor inteligente e incisivo que de pronto puede sorprender a quien no lo conozca”.
Para quienes creemos que la mejor forma de conocer el franciscanismo sea a través de la historia individual de las Provincias ─sobre todo si éstas agrupan el elemento raíz en su ámbito regional─ como es el caso presente, el mayor aporte de esta obra ─por encima de todas las excelencias señaladas─ es el haber descubierto el hecho franciscano en Cataluña, es decir, cómo desde el paso de San Francisco “nuestras tierras se han franciscanizado y el franciscanismo se ha cataluñizado”, como sugiere con contundencia el autor en la Introducción
Que a Fray Agustí, quien ha gastado tantas horas en configurar esta novedosa visión de su amada Provincia de San Salvador de Horta  ─justamente en momentos de tanto descaecimiento en la Orden Franciscana─ le sirva el libro como espejo de su estatura moral e intelectual y como testimonio irrevocable de su espíritu de servicio. El libro ya ha comenzado su aventura editorial; de su insospechada carrera estamos seguros que le han de venir muchas satisfacciones y  sorpresas a su autor.



                                                Pages editors, Lleida 2014, 604 pp.



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