DOMINGO XXX (B)
Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 10,46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus
discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba
sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno,
empezó a gritar: - Hijo de David, ten compasión de mí. Muchos le regañaban para
que se callara. Pero él gritaba más: - Hijo de David, ten compasión de mí.
Jesús se detuvo y dijo: - Llamadlo.
Llamaron al ciego diciéndole: - Ánimo, levántate que te
llama. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: - ¿Qué
quieres que haga por ti? El ciego le contestó: - Maestro, que pueda ver. Jesús
le dijo - Anda, tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo seguía
por el camino.
1.- Texto. Poco antes de la Pascua, Jesús se dirige hacia
Jerusalén acompañado de sus discípulos. A la salida de Jericó, sita en el lado
occidental del río Jordán, por donde suelen pasar los peregrinos que van hacia
la Ciudad Santa, está un ciego a la orilla del camino pidiendo limosna. Se
llama Bartimeo, hijo de Timeo. Bartimeo, como todos los ciegos de entonces,
está condenado a la mendicidad. Él ha oído hablar de los portentos que hace
Jesús, y al paso del Maestro llama su atención. Jesús para la comitiva,
no pasa de largo, como el sacerdote y el levita ante el herido en el
camino (Lc 10,31-32). Jesús lo cura. Bartimeo sigue a Jesús empujado por la
convicción de que es el medio para superar todas las dificultades. Jesús
reconoce su actitud de confianza «ciega» en su capacidad de curación, no tanto
en su poder, como sucede en los exorcismos.
2.- Mensaje. Marcos aprovecha el milagro para indicar que
Bartimeo rehace con la vista la comunicación y la relación al insertarse en el
grupo. Con ello, sigue a Jesús hacia Jerusalén, el lugar de su futuro
sufrimiento, donde los discípulos no ven todavía a su maestro-mesías
como una persona derrotada, cuando la fe se entronca en la cruz. Mientras que
llega la cruz, Jesús construye la vida humana: ayuda a recuperar la salud, a
rehacer la relación con Dios perdonando los pecados, a recrear la familia cuando no se tiene, a mantener las relaciones
sociales cuando están en peligro (Zaqueo), a formalizar una comunidad de
discípulos para hacer presente el Reino. Jesús evidencia que Dios está presente,
al defender la vida en todas sus dimensiones.
3.- Acción. La sociedad actual sigue la función de Jesús.
Sabemos que buena parte de los presupuestos de los estados se emplean para la
sanidad y la educación, que han asumido la labor tradicional de la Iglesia de enseñar
al que no sabe y curar al enfermo. Pero hay dos situaciones, entre otras, que
hay que subrayar: no todo el mundo ni todas las enfermedades están contempladas
en los servicios públicos. Y aún más importante: sanar a un enfermo no es solo
curar la herida, supone también recuperar la vida. Lo vemos en los tratamientos
que hay sobre la droga y el alcohol; desintoxicar es relativamente fácil;
desactivar las causas por las que se bebe o se droga, es decir, dar un sentido
a la vida es otra cosa. Jesús nos lo enseña: Bartimeo recupera la vida al
insertarse en la comunidad de Jesús.
La curación del Ciego, para mi actualmente y la frase…Señor que vea, seria abrirnos los ojos a la FE, al AMOR ,en una palabra a ayudarnos a seguir el Camino de Nuestro Señor, a poder “comprender” el significado de ver con el corazón….Mari Carmen Valcárcel.
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