La misericordia di Gesù.
Percorsi di
umanesimo nel Vangelo di Luca.
Gesualdo
de Luca
La bula del papa Francisco
«Misericordiae vultus» anuncia que el año 2016 lo dedicará la Iglesia a
reflexionar y actuar la acción misericordiosa del Señor. Y responde a un reto
que de siempre hemos tenido los cristianos ante la violencia de todo tipo.
Violencia que hemos inscrito en nuestras instituciones sociales y violencia que
hemos exportado en formas de armas, economía y otros intereses a muchas
culturas del planeta. Nuestra sociedad necesita conversión, perdón,
reconciliación, compasión, consolación, en definitiva misericordia. El Autor
hace un relato de la acción salvadora de Jesús según San Lucas, y lo hace
párrafo por párrafo, fundado en los últimos comentarios editados en Italia: Aletti, Di Bruno,
Fitzmyer, Grasso, Rengstorf, Rossé, Schmid, Schürmann, etc. Los capítulos del
Evangelio los divide de una forma temática, según el mensaje de la perícopa o
perícopas evangélicas que los componen: La misión de Jesús (Lc 4-5,11), las
reglas de la caridad: compasión, la filiación divina, camino de salvación,
utilidad, etc. (Lc 6-9,61); la misión de los setenta y dos (Lc 10); la oración
(Lc 11); la cerrazón a la verdad y caridad (Lc 12); etc., etc. Viene bien,
pues, este texto para apoyar la acción del Papa. Nos centramos en algunos
pasajes en los que se observa de una
forma especial la acción misericordiosa del Señor en la predicación y acción de
Jesús.
San Lucas trata también en profundidad la misericordia
divina en las tres parábolas que componen el cap. 15: Jesús
proclama un Dios misericordioso que busca al pecador y se alegra
con una alegría infinita cuando da con la oveja o la dracma
perdida: Lc 15,4-10; cf. Mt 18,12-14. Con
todo, el hilo conductor del capítulo lo traza la actitud misericordiosa del
padre sobre el hijo que le ha pedido la herencia para emanciparse, al contrario
del hijo mayor que permanece en casa. Malgastado el fruto del trabajo paterno,
ha pasado de la libertad a la esclavitud, perdiendo su naturaleza filial. El
instinto de sobrevivir es lo que le hace volver. La actitud del padre es lo que
lo cambia: tener misericordia, misericordia que se describe con los gestos
humanos en el recibimiento.La palabra que pronuncia el padre es el símbolo de
su condición paterna: hijo mío (Lc 15,24). Si el hijo ha dejado de
serlo, no sucede así con el padre: nunca deja de ser tal; y, al final, es la
fidelidad paterna la que recupera la situación filial del hijo. En este
paradigma se mueve el Dios de Jesús. El hijo mayor representa al ámbito de
justicia y honradez; y es el heredero principal: «se le da
dos tercios de todos sus bienes, porque es la primicia de su virilidad y es
suya la primogenitura» (Dt 21,17; cf. 2Re 2,9). Y corresponde al orden de la
creación, que no de la salvación.
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Libreria
Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2013, 388 pp., 17 x 24 cm.
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