domingo, 30 de marzo de 2014

Para meditar. «Yo soy la resurrección y la vida»


V DOMINGO DE CUARESMA (A)

«Yo soy la resurrección y la vida»

Lectura del santo Evangelio según San Juan 11,1-45.

En aquel tiempo […] las hermanas [de Lázaro] le mandaron recado a Jesús, diciendo: -Señor, tu amigo está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: -Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: -Vamos otra vez a Judea.
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. […] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: -Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: -Tu hermano resucitará. Marta respondió: -Sé que resucitará en la resurrección del último día. Jesús le dice: -Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: -Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Jesús, […] muy conmovido preguntó: -¿Dónde lo habéis enterrado? Le contestaron: -Señor, ven a verlo. Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: -¡Cómo lo quería! Pero algunos dijeron: -Y uno que le ha abierto los ojos , a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste? Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. (Era una cavidad cubierta con una losa). Dijo Jesús: -Quitad la losa. Marta; la hermana del muerto, le dijo: -Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: -¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: -Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado. Y dicho esto, gritó con voz potente: -Lázaro, ven afuera. El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

1.- Dios. Cuando Jesús dice a Marta: «Yo soy la resurrección y la vida», previamente ya ha resucitado al hijo de la viuda de Naín, o a la hija de Jairo, ha llamado a la vida a Zaqueo, ha justificado al publicano que oraba en el templo, ha perdonado los pecados del paralítico, ha devuelto la vista a los ciegos, la piel a los leprosos, o ha incorporado a la sociedad a la hemorroísa, ha acogido a los niños y ha consolado a los ancianos. Nada de lo que existe le es extraño, porque él es la «vida», o transmite la vida divina. Jesús da, favorece, defiende la vida corporal, la vida humana y la vida espiritual.  Él hace andar a todos, ofrece la paz a los enemigos y reconcilia a los pecadores con Dios, ofreciendo la salvación a los hombres que habíamos condenado con nuestras leyes. Donde está él está el Señor, y donde está el Señor se origina la vida. Y nosotros, como Jesús, somos sus transmisores, sus defensores.
2.- Hombre. Y Marta entiende que Jesús es la vida porque da el paso de considerarlo un amigo a creerlo como su salvador, como su mesías. Y este paso lo tenemos que dar todos en la fe que el Señor nos dio en el bautismo y cuidamos a lo largo de nuestra existencia. Y comprendamos que, para defender nuestra vida y la de los demás, debemos situarnos donde está su fuente, su origen. Para ello hay que orar. Fijémonos en la oración de Jesús nacida de su íntima relación con Dios Padre y que le da una confianza sin límite en su bondad: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre». Y a continuación justifica su oración al Señor: es para que nosotros le comprendamos como su enviado, que le creamos que su presencia en la creación es para favorecernos, para que el Señor no se aleje de nuestra vida. Continúa la oración Jesús: «Pero lo digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado. Y dicho esto, gritó con voz potente: -Lázaro, ven afuera». Es cuando nace la vida en nuestro corazón y en nuestro rededor. Y le damos su verdadero sentido.

3.- Fraternidad.  Jesús resucita a Lázaro y lo incorpora a las relaciones con sus hermanas, con su pueblo, con su Dios y con su religión. La vida se da y se desarrolla en las relaciones con los demás. Y en la relación con los demás hombres y mujeres es donde encontramos tantas dificultades para que la convivencia responda al respeto y al amor, que son las que la hacen posible. Cuando nos perseguimos, o prescindimos unos de otros, o nos herimos con la palabra, con los hechos y con las actitudes excluyentes de nuestro corazón, debemos pensar que no sólo hacemos el mal a nuestros semejantes, sino que herimos al Señor, que está en cada uno de ellos. Por ello Jesús llora, y Dios sufre. Porque le estamos matando a quien ellos han creado, han dado la vida, o están resucitando ahora mismo en los más débiles cuando son atendidos por medio de sus hermanos e hijos. Por eso debemos salir de nuestros sepulcros que nos han encerrado nuestros egoísmos; salir de nuestras tumbas, quitarnos los sudarios y vendas que nos impiden ver y andar, respirar y ver a los demás desde la bondad que ha depositado el Señor en nuestro corazón y en el suyo.

«Yo soy la resurrección y la vida»

           V DOMINGO DE CUARESMA (A)


                  «Yo soy la resurrección y la vida»

Lectura del santo Evangelio según San Juan 11,1-45.

En aquel tiempo […] las hermanas [de Lázaro] le mandaron recado a Jesús, diciendo: -Señor, tu amigo está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: -Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: -Vamos otra vez a Judea.
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. […] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: -Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: -Tu hermano resucitará. Marta respondió: -Sé que resucitará en la resurrección del último día. Jesús le dice: -Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: -Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
             Jesús, […] muy conmovido preguntó: -¿Dónde lo habéis enterrado? Le contestaron:
-Señor, ven a verlo. Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: -¡Cómo lo quería!
Pero algunos dijeron: -Y uno que le ha abierto los ojos , a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste? Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. (Era una cavidad cubierta con una losa). Dijo Jesús: -Quitad la losa. Marta; la hermana del muerto, le dijo: -Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: -¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: -Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado. Y dicho esto, gritó con voz potente: -Lázaro, ven afuera. El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

1.-ContextoJesús inicia el viaje a Jerusalén con sus discípulos, donde será crucificado (Jn 7,1-8). En esto le llega la noticia de la gravedad de su amigo Lázaro. Y su muerte la va a convertir en la revelación de la verdadera Vida. Jesús tarda dos días en ir a Betania, el tiempo suficiente para que Lázaro muera y provocar el signo de su resurrección. Un signo que se engrandece con el reproche de la familia, amigos y vecinos de Lázaro y la descomposición de su cuerpo. Estamos de nuevo observando el doble plano que expone el Evangelista: el agua de la samaritana y la vista del ciego de nacimiento; con Lázaro: su vida corporal y su vida espiritual o de resurrección. Jesús ora al Padre, el origen de la vida y de la salvación. Y desde Él resucita a Lázaro ante la admiración de todos. Como la samaritana, los vecinos de Samaría, el ciego de nacimiento, los que han contemplado la salida del sepulcro de Lázaro, creen en Jesús como Mesías. Y otros determinan su muerte, precisamente al que es y representa la Vida (cf. Jn 12,10-11). 
2.- Mensaje. La muerte y descomposición del cuerpo de Lázaro es el sacramento del pecado, que aleja a los hombres de Dios y, por consiguiente, se distancian de quien es el dador de la toda vida. El pecado es el que origina la muerte, al enfrentar a los humanos y trazar una historia de violencia y destrucción por doquier. Jesús, «la resurrección y la vida» ha venido para que  «tengamos vida y la tengamos en abundancia» (Jn 10,10). Y esta vida comienza aquí y ahora, no hay que esperar al final de los tiempos cuando el Señor clausure la historia, como cree Marta. Jesús le enseña y nos comunica que la vida la trae él, es él la relación de amor misericordioso divino. Por eso no sólo está cuando Dios crea todas las cosas: todo lo ha hecho por él (cf. Col 1,15-16), sino cuando las recrea perdonando los pecados, curando a los enfermos, dando de comer y señalando los caminos donde debemos encontrarnos los hombres.
3.- Acción. Dios, como lo revela Jesús, es vida: el universo, las plantas, los animales, los hombres, los espíritus. Y la defiende porque forma parte de su ser. Por eso sufre cuando cualquier criatura existente padece y muere. Es lo que simboliza el llanto de Jesús. Ello nos invita a tres tareas fundamentales: la primera es crear y transmitir la vida con la institución y defensa de la familia en la que nacen los hijos. Además tenemos que crear los medios para defender la vida, como son el pan, el agua, la formación, la salud y establecer las dimensiones de justicia y libertad para que esa vida sea realmente humana. Y la vida también son los campos, el mar, la atmósfera, el universo, los pájaros, las plantas, los animales. La segunda es recrear la vida allá donde se ha muerto, o está herida, o no ha crecido porque se le impide o no ha sabido o no se le ha enseñado desarrollarse. La tercera es aprender y saber llorar cuando se nos escapa o rompe relaciones de amor que hemos vivido: unos padres, unos amigos, unos niños o jóvenes.



Libros. Cristología



                                   Creer en Jesucristo.
                             Una propuesta en diálogo
      con O. González de Cardedal y J.I. González Faus.


                                                       
                                            De  Michael P.Moore


                                               Por Álvaro M. Garre Garre

Presentamos el libro –fruto de la tesis doctoral- del franciscano argentino Michael Patrick Moore (La Plata, Buenos Aires 1964). Es licenciado en filosofía y doctor en teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Enseña teología fundamental, cristología y pensamiento franciscano en el bonaerense Instituto Teológico Franciscano “Fr. Luis Bolaños”. Es también profesor de la Facultad de Teología de la Universidad del Salvador y del Instituto Superior del Profesorado “Don Bosco”.
El autor intenta mostrar la credibilidad de la persona de Jesucristo, a través del estudio comparativo de las cristologías de González de Cardedal y González Faus. Siguiendo la conocida clasificación de J.B. Metz, podríamos decir que representan dos proyectos de Teología Fundamental diversos: idealista-trascendental, el del abulense; postidealista, el del valenciano. El estudio se divide en dos partes, enmarcadas por una introducción y una conclusión generales: en la primera aborda la teología de González de Cardedal y en la segunda la de González Faus. En la Introducción general Michael P. Moore señala el objetivo de su investigación (estudio de la credibilidad de Jesucristo en la teología de ambos autores) y el método utilizado (analítico-sintético). Cada parte se divide en dos capítulos: el primero versa sobre la revelación (movimiento de Dios hacia el hombre) y el segundo sobre la fe (movimiento del hombre a Dios en Jesucristo). Cada capítulo se cierra con una breve recapitulación que sintetiza críticamente lo expuesto; y cada parte culmina con una conclusión relativa al autor correspondiente.
Uno de los méritos de esta obra es destacar la perspectiva soteriológica de la credibilidad de la revelación de Dios en Cristo. En efecto, creemos porque en Él descubrimos la salvación que anhelamos. La credibilidad supone afrontar no sólo en quién creemos, sino también por qué creemos y cómo creemos. El teólogo franciscano enfoca el estudio de la persona de Jesucristo como el signo de la credibilidad de la revelación desde la triple perspectiva de la credibilidad: desde lo histórico a lo estrictamente teológico, mediando la cuestión antropológica. En la primera parte analiza la teología de González de Cardedal a partir de la categoría de camino. Así, en el capítulo 1, estudia el camino de Dios hacia el hombre: Jesucristo como caminante y camino creíble, don y per-dón del Padre, que revela y salva. En las diversas lecturas del acontecimiento Jesús -histórica (31-63) antropológica (64-94) y teológica (95-136)- emerge como clave hermenéutica superadora e integradora la categoría de filiación, desde la cual son conjugadas revelación y salvación. De esta manera, la filiación se erige como “fundamento, lugar y contenido de la revelación de Dios en Jesucristo” (111). Moore cree que la relectura por González de Cardedal de la búsqueda del Jesús histórico en clave de ruptura de la “síntesis originaria” suena un “tanto peyorativo” (63). Así, su “cierta relativización” de la dimensión histórica (61) contrasta, sin embargo, con el enorme relieve que le otorga al tema de la autoconciencia filial de Jesús (65-76), desde la cual la soledad del hombre puede ser comprendida como posibilidad de encuentro con el Padre (82-84).
En el capítulo 2 analiza la respuesta de fe, es decir, el camino del hombre hacia Dios: Jesucristo. En primer lugar analiza la estructura antropológica posibilitante de la respuesta de fe –centrada en la esencial apertura y relación que es el hombre-; y, en un segundo momento, estudia la teología de la fe como autoimplicación del hombre desde la totalidad de la persona –cuyo centro es el corazón del hombre- que responde a la autoimplicación de Dios. La antropología del abulense (139-151) gira en torno a las categorías de persona e imagen de Dios, que muestran la dimensión relacional del hombre, absoluto relativo: ante Dios (coraneidad) y desde Dios (imago Dei). Dentro de su teología de la fe se destaca el matiz de procesualidad y de personalización de la fe como respuesta cordial (188-204). Así, la fe es un camino personal cuyo fundamento objetivo está constituido por un triple testimonio: historia, Iglesia y experiencia de gracia. Dios revela definitivamente en Jesucristo que la vocación del hombre es vivir la filiación en la fraternidad.
En la segunda parte (capítulos 3-4) aborda el estudio de la teología de González Faus, cuya clave hermenéutica es la Humanidad de Jesucristo. En el cap. 3 estudia la revelación de Dios en Jesucristo, la Humanidad nueva. Dios se nos da en la creatura que es la Humanidad del Verbo, “no además, por encima o al margen de ella”. La propuesta teológica del teólogo valenciano se presenta como el intento de delinear el rostro humano de Dios: la Humanidad nueva. Propone acercarse a ese rostro a través de una triple lectura: la histórica (236-266), la dogmática (267-291) y la teológica (291-327). Cada una de esas lecturas se despliega en la dialéctica entre lo divino y lo humano: la historia constata la humanidad judía de Jesús en algunos de sus rasgos concretos, en tanto lo divino, queda como pregunta; el dogma conceptualiza el misterio afirmando simultáneamente la divinidad y humanidad de Jesús; y la teología desvela el rostro de Jesús como un rostro que se configura, se desfigura y se transfigura en la realidad, particularmente en la humana, porque lo divino se da en lo humano no sólo como presencia, sino también como dolorosa ausencia que remite a una latencia que pugna para volverse patencia. González Faus relee la historia de Jesús en torno a la categoría de pretensión de definitividad (243-265), que supone una particular síntesis de autoridad y libertad. Pero el fundamento de la pretensión de Jesús sólo se comprende plenamente desde el binomio Abba-Reino, que define su identidad y misión y que encuentra su paralelo antropológico en el de filiación-fraternidad.
El cap. 4 ahonda en la respuesta del hombre a esa revelación divina: la fe traducida en praxis de nueva humanidad. La razón última de la credibilidad de la Persona de Jesucristo reside en que en la Humanidad del Verbo revela plenamente el misterio de Dios y el del hombre, porque Jesús desde siempre –aunque tuviera que aprender a serlo- es el Hijo de Dios. La divinidad de Jesús es lo que hace Hijo a su ser hombre, y al hacerle Hijo, le hace Hermano y Hombre Nuevo. Respecto del hombre, González Faus señala una doble contradicción constitutiva: el hombre es una particularidad pero con pretensión de divinidad (creatura e imagen de Dios); simul iustus et peccator (334-361). Aboga también por deshelenizar la fe (374-385), lo que, a su juicio, permitiría, entre otras cosas, recuperar el carácter teofánico de la praxis de Jesús y, por ende, redescubrir la praxis como dimensión constitutiva de la fe. Pero, lejos de cualquier prometeísmo, para el teólogo valenciano, la fe es un proceso, que compromete a la totalidad de la persona, en el cual lo noético se da en una praxis agápica liberadora, en el seno de una Iglesia sacramento de la misericordia divina –especialmente para los más pobres-, y se consuma en la entrega confiada al Amor revelado en Jesucristo (385-392).
El estudio se cierra con unas conclusiones generales (439-481) que intentan esbozar algunas perspectivas que podrían ser recuperadas y profundizadas, de cara a una propuesta actualizada sobre la credibilidad de Jesucristo. Destacaríamos tres: la relectura de la Humanidad kenótica de Jesucristo en clave de proexistencia; el primado de la ortopraxis en circularidad hermenéutica con la ortodoxia y la ortoestética; y la necesidad de recuperar el seguimiento como lugar epistemológico.
En suma, se trata de una magnífica monografía de obligada lectura, ya que, en estos convulsos tiempos de globalización, nos recuerda que la praxis de Jesús es el criterio de verificación-autentificación de la ortodoxia de la praxis eclesial. No obstante, el espacio dado a la síntesis de la propuesta de los autores es, a veces, hasta excesivo, en perjuicio, por ello, de una más articulada crítica de las interpretaciones. El método de “empatía crítica”, seguido por el autor, se revela bastante adecuado en el tratamien­to de González de Cardedal, pero parece ceder al entusiasmo en la lectura del jesuita valenciano. En algún momento hubiera sido deseable mayor distanciamiento crítico. Mención especial merece la parte técnica por la excelente composición tipográfica, textura y color del papel, que favorecen una lectura fácil y agradable. Enhorabuena a la Editorial por la feliz iniciativa de publicar el libro.


                              Editorial Secretariado Trinitario. Salamanca 2013.

Misal Franciscano. 1-6 abril

                       1 de abril 



       Anacleto González Flores  (1888-1927)

            El beato Anacleto González Flores, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Tepatitlán (Jalisco. México), el 13 de julio de 1888, hijo de Valentín González Sánchez y María Flores Navarro. Ingresa en el Seminario de San Juan de los Lagos. Comprueba que no tiene vocación y estudia en la Escuela Libre de Derecho. En 1920 se afilia a la sociedad secreta "Unión de Católicos Mexicanos" de la que sería su director en Jalisco. Es disuelta por Pío XI en 1929. Contrae matrimonio con María Concepción Guerrero en octubre de 1922, con la que tiene dos hijos. Apoya la Liga Nacional en defensa de la libertad religiosa contra los ataques laicistas del Estado. Crea la Unión Popular a principios de 1925 con un órgano de difusión llamado «Semanario Gladium», que alcanza una tirada de cien mil ejemplares. Apoya a la Iglesia con libros, artículos, conferencias, etc. Como abogado protege continuamente a los pobres y marginados que no tienen medios para defenderse. La madrugada del 1 de abril de 1927 lo apresan y, trasladado al cuartel Colorado, es torturado y asesinado. El papa Benedicto XVI lo beatifica el 20 de noviembre del año 2005.

                                                        Común de Mártires

               OraciónSeñor, Dios nuestro, que concediste al mártir Anacleto González Flores pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre, te rogamos que su intercesión nos ayude a soportar por tu amor la adversidad, y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lecturas

                        «No renunciéis a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa»

            La perseverancia y la fidelidad a Jesús y al Evangelio es una experiencia que no se libra sin grandes dificultades, bien con las tendencias internas hacia el mal, bien participando de las incomprensiones provenientes de la sociedad. La vida cristiana, pues, entraña casi siempre un combate (cf. 2Cor 4,8-12; 6,4-10; 2Tim 3,10-12; 1Tes 3,4-5). Pero es un combate que se libra en el horizonte de la seguridad de la victoria final, de la Resurrección de Jesús participada por todos en el bautismo (cf. Ef 5,14).

            Lectura de la carta a los Hebreos                       10,32-36

              Salmo responsorial                                   Sal 30, 5.20.22.24

              El justo se refugia en el Señor. Él es una coraza que defiende de todos los ataques de los enemigos, o una muralla que no pueden salvar. Pero la coraza y la muralla están hechas de amor y de misericordia.  Es la esperanza que anida en el justo cuando se siente perseguido e incomprendido.

             V. El Señor está junto a quién se refugia en él.
             R. El Señor está junto a quién se refugia en él.

             Aleluya

            Aleluya. Aleluya.
             Te alabamos y te bendecimos, Señor;
             El coro de los mártires da testimonio de ti.
             Aleluya

            Evangelio

«Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía»

            Jesús crea hermanos y amigos en su ministerio por Galilea. Y les comunica sus planes del Reino, sus inquietudes, sus sentimientos, sus objetivos (cf. Jn 15,14-15). Los discípulos que recorren con él los pueblecitos de Galilea comparten el mismo destino, destino de gloria, que se lo dará el Padre del cielo (cf. Mc 10,35-40), y destino de sufrimientos y de muerte (cf. Jn 15,18-21; 1Jn 3,13). Él no les ha fallado a sus discípulos, y éstos, después de la Resurrección, deben serle fieles en todas las circunstancias de la vida, porque ésta está mirada con benevolencia continua por el Padre.

            Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12,1-9

Para meditar
               «Hay algunos jóvenes que han sabido vivir y que han hecho y hacen todo lo posible por saber amar. Pues bien, vosotros y yo, que estamos profundamente convencidos de que al decir que el verdadero sentido de la vida se encuentra en el amor mi palabra ha afirmado una gran verdad, consagraremos en adelante todas nuestras energías, nuestros anhelos y nuestras esperanzas a obrar y a vivir conforme al verdadero sentido de la vida. Y ahora que la lucha entre el bien y el mal, entre la verdad y el error se ha recrudecido y ha tomado proporciones colosales y una amplitud trascendental, haremos un esfuerzo por asistir a todos los combates, por acudir a todas las batallas y por hallarnos en todos los encuentros.
            Y ¡vive Dios!, que no habrá trinchera que no asaltemos, muralla que no sufra nuestros ataques, posición que resista nuestro entusiasmo, ni bandera que no desgarremos con nuestra espada. Y en los picos escarpados de todas las cumbres flamearán gallarda y triunfalmente los estandartes de Cristo, que son los estandartes de la civilización» (Anacleto González Flores, Ensayos, 18-19).

                                                                         2 de abril  

            Leopoldo de Gaiche (1732-1815)
            El  beato  Leopoldo nace en Gaiche (Perusa. Italia) el 30 de octubre de 1732, hijo de José Croci y Antonia María Giorgi. Viste el hábito franciscano el 19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola. De 1752 a 1757 se entrega al estudio de literatura, filosofía y teología. Es ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757 y enseña filosofía y teología en el Centro de estudios de su Provincia. El  beato  Leopoldo se dedica a la predicación, sobre todo en la Umbría y el Lazio. Buen orador, sigue el método y el reglamento sobre las misiones de San Leonardo de Porto Mauricio. Sus misiones duran al menos 15 días con varios sermones cada jornada. Su predicación se centra en la pasión y muerte del Señor, erigiendo el «Vía Crucis» en las iglesias y fomentando la devoción a la Santísima Virgen. En todas las misiones tenía dos procesiones dedicadas a Jesús y a María. Desempeña el oficio de Guardián, Vicario y Ministro Provincial de la Umbría. Muere el 2 de abril de 1815 en Espoleto, a la edad de 83 años, de los que 47 los había ocupado en las misiones. El papa León XIII lo beatifica el 12 de marzo de 1893.
                                          Común de Pastores o Santos Varones
               Oración. Señor, luz de tu pueblo y pastor de los hombres, que has confiado al  beato Leopoldo de Gaiche la misión de apacentar a tu pueblo con la predicación y con el testimonio de una vida santa, concédenos, por su intercesión, guardar íntegro el don de la fe que nos legó su palabra y seguir el camino que nos marcó su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo.
            Lecturas

            «Pablo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de Jesús »

            Después de la conversión, el tiempo de oración y de predicación en Damasco, Pablo viaja a Jerusalén para conocer a los discípulos más cercanos del Señor y a las comunidades asentadas en Jerusalén. Esta visita la refiere el propio Apóstol en la carta a los Gálatas (1,18-19), donde los apóstoles que saluda es a Pedro y Santiago. Pablo une la palabra al testimonio de vida que explicitaba su adhesión a Jesús; pero los cristianos no lo tenían todo consigo: no se fiaban de aquél que persiguió con saña a los seguidores de Jesús. El radicalismo que empleó en la persecución permanecía vivo en las comunidades de Jerusalén (cf. Hech 8,3).

            Lectura de los Hechos de los Apóstoles                     9,26-31

            Salmo responsorial                                                   Sal 11,2-3.4-5.7-8

            Los evangelizadores son los que continúan el mensaje de Jesús, que revela la bondad y la salvación de Dios a todos los hombres. Y esto lo hacen en contraposición a la palabra humana llena de mentira y falsedad, que enfrenta a los humanos, los somete unos a otros y los mata. Los predicadores deben ser correa de transmisión de la palabra divina de amor, de unión y de fraternidad.

            V. Tú nos guardarás, Señor.
            R. Tú nos guardarás, Señor.

            Aleluya                                                                                  Sal 26,11
            Aleluya. Aleluya.
            «Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana».
            Aleluya.

                                                           Evangelio

                        «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha»

            Para alcanzar la salvación hay que orientar la vida hacia Dios, vivir según Dios, si queremos que Él recoja nuestra existencia al final de los días. Esto entraña un esfuerzo personal (cf. Mt 11,12) que es el que ayuda a la relación y coherencia entre palabra y vida, entre testimonio de la fe y su proclamación, o mejor, proclamación de la fe desde el testimonio de vida. Ésta será la credencial que tendremos ante el Señor cuando nos encontremos definitivamente con Él. Es el gran título que podemos presentar ante el divino Juez (cf. Lc 11,27-28).

             Lectura del santo Evangelio según San Lucas          13,22-30

             
Para meditar

            «El hermano Francisco, hombre vil y caduco, vuestro pequeñuelo siervezuelo, salud en aquel que nos redimió y lavó en su preciosísima sangre (cf. Ap 1,5), cuyo nombre, al oírlo, adoradlo con temor y reverencia inclinados hacia la tierra (2Esd 8,6), el Señor Jesucristo, cuyo nombre es Hijo del Altísimo (Lc 1,32), que es bendito por los siglos (Rom 1,25). Oíd, señores hijos y hermanos míos, y percibid con los oídos mis palabras (Hech 2,14).
            Inclinad el oído (Is 55,3) de vuestro corazón y obedeced a la voz del Hijo de Dios. Guardad en todo vuestro corazón sus mandamientos y cumplid perfectamente sus consejos. Confesadlo porque es bueno (Sal 135,1) y ensalzadlo en vuestras obras (Tob 13,6); porque por eso os ha enviado (cf. Tob 13,4) al mundo entero, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay omnipotente sino él (cf. Tob 13,4). Perseverad en la disciplina (Heb 12,7) y en la obediencia santa, y lo que le prometisteis con bueno y firme propósito cumplidlo. Como a hijos se nos ofrece el Señor Dios (cf. Heb 12,7)» (San Francisco, Carta a toda la Orden, 3-11).

                                                                    2.1 de abril



              Isabel Vendramini (1790-1860)

            La beata  Isabel Vendramini nace en Bassano del Grappa (Vicenza. Italia) el 9 de abril de 1790. Estudia en las Agustinas, donde recibe una formación espiritual centrada en la vida interior y en la relación personal con Dios. A esto se une su tendencia a vivir en soledad y a mantener una relación constante con Dios cultivando la vida de oración. La inclinación religiosa de su vida la alterna con unas cualidades extraordinarias que le hacen ser admirada por todo su entorno social. Poco antes de casarse ve con claridad que debe entregarse por completo al Señor, lo que constituye para ella una verdadera conversión. En 1821 viste el hábito de la Orden Franciscana Seglar en Fassano con el nombre de Margarita. Marcha a Padua y funda el 4 de octubre de 1830 las Hermanas Isabelas de la Tercera Orden de San Francisco. Las religiosas se dedican a la oración, que alternan con la educación de la juventud y la atención a las señoras ancianas. Muere en Padua el 2 de abril de 1860, y el papa Juan Pablo II la beatifica el 4 de noviembre de 1990.
                                                        Común de Vírgenes
Oración. Oh Dios, que hiciste a la beata  Isabel Vandramini una maestra en la vida interior y en la oración, concédenos, por su intercesión, vivir los misterios de tu Hijo, para que podamos llenarnos de alegría en la manifestación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                           Lecturas

«Escucha mi súplica, apiádate de tu heredad, cambia nuestro duelo en fiesta»
            Amán persigue al pueblo elegido y convence al rey Asuero para que extirpe a Israel de la historia humana. Mardoqueo siente el peligro no sólo para él, sino para toda la colectividad. Entonces se dirige al Señor con esta oración bellísima, en la que le reconoce como Creador de todo cuanto existe y como único Señor frente al politeísmo pagano. Se niega a adorar a otros dioses, ya que la idolatría es uno de los pecados más castigados por el Señor a lo largo de la historia de la salvación (cf. Det 6,5, Mc 12,30; Lc 10,27, etc.), y se entrega por entero a su verdadero y único Señor.

Lectura del libro de Ester                         4,17b-17g

            Salmo responsorial                                       32,1-2.4-5.10-11

            El creyente es consciente de que la presencia del Señor cubre toda la creación. Y es una presencia de bondad y de misericordia para con sus criaturas. De ahí que los fieles del Señor proclamen a los cuatro vientos la creación, la providencia y la salvación que regala constantemente el Señor a sus hijos. Es el plan que ha tenido desde siempre.

            V. La misericordia del Señor llena la tierra.
            R. La misericordia del Señor llena la tierra.

            Aleluya                                                                      Lc 21,36

            Aleluya. Aleluya.
            «Estad siempre despiertos,
pidiendo fuerza para manteneros
en pie ante el Hijo del hombre».
            Aleluya.


                                                           Evangelio

            «Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre»

            Una de las características de la oración de Jesús es la vigilancia. Ella nos mantiene despiertos ante la venida del Señor, que puede suceder en cualquier momento. La ausencia del Señor en la vida hace que valoremos las cosas inútiles, o nos centremos en resolver problemas que no afectan realmente al sentido global de la vida humana. Por eso mantener la expectativa de su venida inminente obliga al creyente a ver la existencia desde la perspectiva del Señor, lo que hace posible el encuentro definitivo con Él, porque lo reconoceremos para siempre en la vida sin fin.

            Lectura del santo Evangelio según San Lucas           12,35-49

Para meditar

               «Preguntó el Amor a su amado si había quedado en él alguna cosa que amar. Le respondió el Amado que aquello por lo cual el amor del amigo podía multiplicar restaba aún por amar. Las sendas por donde el amigo busca a su Amado largas son y peligrosas, llenas de consideraciones, suspiros y llantos, e iluminadas de amores. Se juntaron muchos amadores para amar a un Amado, quien los abunda a todos de amores; y cada uno de ellos tenía por joya y caudal a su Amado, de quien concebía agradables pensamientos, por los cuales sentía gustosas tribulaciones.
            Lloraba el amigo y decía: “¿Cuándo llegará el tiempo en que cesarán en el mundo las tinieblas y los caminos del infierno, para que cesen las carreras infernales? Y, ¿cuándo llegará la hora en que el agua, que acostumbre a correr hacia abajo, tomará la inclinación y naturaleza de subir hacia arriba? Y, ¿cuándo serán más los inocentes que los culpables? ¡Ah!, ¿cuándo se gloriará el amigo de morir por su Amado? Y, ¿cuándo verá el Amado a su amigo enfermar por su Amor?» (Ramón Llull, Libro del amigo y del amado, 1,1-5)

3 de abril

Juan de Penna San Juan (1200ca.-1271)

           
El  beato  Juan nace hacia el año 1200 en Penna San Giovanni (Macerata. Italia). Fray Felipe evangeliza en Las Marcas y atrae a Juan, con unos quince años, para que siga a San Francisco. Ingresa en el convento de Recanati. Ordenado sacerdote, es enviado a predicar en la Provenza bajo la dirección de Juan Bonelli de Florencia. San Francisco, en el Capítulo de 1217, manda a treinta hermanos para combatir la herejía albigense. Aquí pasa veinticinco años. Se le recuerda como un catequista digno de veneración y admiración, además de asistir a los leprosos y otros enfermos. Contribuye al afianzamiento del franciscanismo en Francia. Seguramente conoció a San Antonio de Padua cuando éste predica en Limoges y Tolosa e interviene en el capítulo de Arles. Regresa a las Marcas, donde vive otros treinta años, ejerciendo el oficio de Guardián y proclamando el Evangelio por todo el territorio. Muere el 3 de abril de 1271. El papa Pío VII concede oficio y misa en su honor el 20 de noviembre de 1806.

                                          Común de Pastores o Santos Varones

            Oración.  Señor Dios, que no cesas de enaltecer a tus siervos con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos impulse a dar testimonio del Evangelio como lo hizo el beato Juan de Penna San Juan. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                     «Eliseo se levantó y marchó tras Elías»

      Eliso es invitado por Elías a seguir su ministerio profético. Deja todo cuanto tiene en esta vida y lo ratifica con un  sacrificio. Con este horizonte de la llamada de Elías a su discípulos actúa Jesús en la formación de la comunidad, que le va a seguir en la proclamación del Reino de Dios por Palestina. La mayoría de los que Jesús llama le siguen dejándolo todo lo que tienen en esta vida: familia y trabajo (cf. Mt 4,20.22). En la comunidad cristiana, a partir de la fe que nace con la resurrección, se continúa con la llamada de Dios a seguir a su Hijo. Una llamada que se perpetúa en la historia pra hacer presente, por el Espíritu, la salvación (cf. Ef 4,11-16; 1Cor 12,27-31)

                        Lectura del primer libro de los Reyes        

                  Salmo responsorial                                 Sal    39, 7-8.9.10.17

       De las actitudes humanas que más valora el Señor es la pronta respuesta a su voluntad. Esto quiere decir que el corazón del creyente está abierto a la influencia de la gracia divina y camina dentro de su ley.

            V. Habla, Señor, que tu siervo escucha.
            R. Habla, Señor, que tu siervo escucha.

            Aleluya                                                                      cf. Mt 6, 19-20

            Alleluya. alleluya
            No acumulad tesoros en la tierra, sino en el cielo,
            porque donde está vuestro tesoro,
            allí está vuestro corazón.
            Alleluya.


            Evangelio

                        «Vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino»       
                            
            La relación íntima con el Señor hace posponer cosas y personas que distraen la vida de sus verdaderos fundamentos: caminar bajo la mirada atenta del Señor y fiarse de su providencia y cuidado. Jesús da en la clave de lo que debe ser la existencia entregada, servida y dada a los demás. Y sus seguidores anónimos, silenciosos, forman el rebaño en el que Dios va a poner su morada en la relación de amor que constituye su vida silenciosa, sencilla y humilde, como la de María (cf. Mc 9,33-36).

              Lectura del Santo Evangelio según San Lucas               Lc 12, 32-34             

Para meditar

            «Este hermano Juan era hombre de espíritu alegre y sereno, hablaba raramente y poseía el donde de la oración y devoción; después de maitines no volvía nunca a la celda, sino que continuaba haciendo oración hasta el amanecer [...] Un día se le apareció el Ángel del Señor y le dijo: Hermano Juan, ha llegado el término del viaje, que por tanto tiempo has esperado [...] tienes en tu manos elegir: o un día de purgatorio o siete días de padecimiento en este mundo». El Beato Juan elige los días de sufrimiento. En el último siente que está condenado. Los hermanos llaman a Mateo de Monte Rubbiano muy amigo de él. Y le dice: «No te acuerdas que te has confesado conmigo muchas veces, y yo te he absuelto íntegramente de todos tus pecados? ¿No tienes presente que has servido a Dios tantos años en esta Orden? Por otra parte, ¿has olvidado, acaso, que la misericordia de Dios sobrepuja todos los pecados del mundo y que Cristo bendito, nuestro Salvador, ha pagado, para rescatarnos, un precio infinito? Ten confianza, porque no hay duda de que estás salvado» (Florecillas, 45).

           
                                                                        3.1 de abril


             Gandolfo de Binasco  ( 1260)

            El  beato Gandolfo nace entre finales del siglo XII y principios del XIII en la provincia de Milán (Lombardía. Italia). Pertenece a la familia de los Sacchi, que lo educa con rigor cristiano. Imitando a San Francisco, entrega todos sus bienes a los pobres, ingresa en la Orden, y se dedica al estudio, la oración y la penitencia. Una vez ordenado sacerdote, evangeliza por toda Italia. Visita las grandes ciudades, sin descuidar su vida de oración y penitencia. Viaja a Sicilia y se retira a un eremitorio cerca de Polizzi Generosa, a 98 kilómetros de Palermo. La vida de soledad y penitencia también la alterna en la Isla con la predicación. Lo hace en las ciudades de Palermo, Termini Imerese, Castelvetrano, etc. Muere en Polizzi Generosa el 3 de abril del año 1260. El papa León XIII aprueba su culto el 10 de marzo de 1881.

                                          Común de Pastores o Santos Varones

            Oración. Señor, tú que otorgaste al beato Gandolfo de Binasco la gracia de seguir y predicar a Cristo pobre y crucificado, concédenos también a nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir y proclamar la vida de tu Hijo a todas las gentes. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                           Lecturas

            «Los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa»
            Pablo se siente agraciado por haber recibido el don de predicar a los no judíos la salvación que Dios ha obrado por medio de su Hijo Jesucristo. Si antes fue un perseguidor de la Iglesia, ahora es el principal valedor de ella para todos los que no pertenecen al pueblo elegido. Precisamente esto es lo que le llena de satisfacción y retiene como una gracia, de la que no participan los demás.

Lectura de la carta a los Efesios                           3,2-12

            Salmo responsorial                                                   Is 12,2-6

            Dios es el Señor de toda la Creación. Él no se centra en una parcela de la realidad, desconociendo lo demás. Dios es el Señor de toda la tierra y a toda ella alcanza su perdón y su salvación. Y esto hay que proclamarlo, decirlo, extenderlo a todas las gentes.

            V. Sacareis aguas con gozo de la fuente de la salvación.
            R. Sacareis aguas con gozo de la fuente de la salvación.

            Aleluya                                                                      Jn 8,12
            Aleluya. Aleluya.
            «Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la vida» — dice el Señor.
            Aleluya.

                                                           Evangelio
            «Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres»
            Dios ha presentado la vida de su Hijo para que todos los hombres puedan acceder a la salvación. No obstante todavía hay gente tan encerrada en sí misma, que desconoce, o pasa de largo de aquel que ha dado la vida por todos. Tan pendientes viven de sí mismos y de sus intereses, que descuidan todo lo relativo al amor.- Dios abre su Reino a todos los hombres del mundo. Los primeros invitados son los Israelitas, pero al no reconocer a Jesús no encuentran la puerta para entrar al Reino. Pero el Reino se llena, y se llena de todos los habitantes de la tierra que son capaces de admitir a Jesús, porque reconocen el amor de Dios que se entrega por medio de sus criaturas.

             Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14,15-24

Para meditar

            «Cuando los frailes van por el mundo, nada lleven por el camino, ni bolsa, ni alforja, ni pan, ni pecunia, ni bastón (cf. Lc 9,3; 10,4; Mt 10,10). Y en cada casa que entraren, digan primero: Paz a esta casa (cf. Lc 10,5). Y permaneciendo en la misma casa, coman y beban lo que hay en su casa (cf. Lc 10,7). No resistan al malvado, sino al que les pegare en una mejilla preséntele también la otra (cf. Mt 5,39; Lc 6,29). Y al que les quita el manto, no les impidan [quitarles] también la túnica (cf. Lc 6,29). Den a todo el que les pida, y al que les quiten lo que es suyo, no se lo reclamen (cf. Lc 6,30) [...] Y todos los hermanos, dondequiera que estén, recuerden que se dieron y abandonaron sus cuerpos al Señor Jesucristo. Y por su amor deben exponerse a los enemigos tanto visibles como invisibles; porque dice el Señor: Quien pierda su alma por mi causa, la salvará (cf. Lc 9,24) para la vida eterna (Mt 25,46)» (San Francisco, Regla no Bulada, 14,1-6.15,10-11).

                                                               4 de abril



                                        Benito de Palermo (1526-1589)

            San Benito nace en San Fratello (Mesina. Italia) en 1526, hijo de Cristóbal Manassari y Diana Larcari, descendientes de esclavos negros. Su oficio de joven es de pastor y agricultor en unas tierras que le cede su padre. A los veintiún años ingresa en una comunidad de ermitaños, fundada por Jerónimo Lanza, que vive bajo la Regla de San Francisco. San Benito llega a ser superior de la comunidad. En 1562 Pío IV suprime el instituto y San Benito ingresa en el convento franciscano de Santa María de Jesús, en Palermo, fundado por el  beato  Mateo de Agrigento. Aquí permanece toda su vida salvo una corta estancia en el convento de Santa Ana Giuliana. Ejerce el oficio de cocinero, guardián, maestro de novicios, etc. Posee el don de consejo y el de discernimiento de los espíritus. Muere el 4 de abril de 1589 a la edad de 63 años. El papa Benedicto XIV lo beatifica y Pío VII lo coloca en el catálogo de los Santos.

                                    Común de Santos Varones

            Oración. Dios, amigo de los hombres, que para realizar tu designio de salvación de todos los pueblos escoges hijos en los que resplandecen los prodigios de tu amor, entre los que brilla el bienaventurado Benito, a quien has llamado para servirte con la oración y la penitencia en la santa Iglesia, concede a tu familia  manifestar al mundo con las obras tu amor sin límites. Por nuestro Señor Jesucristo.

Lecturas

                                   «Nosotros tenemos la mente de Cristo»

            Pablo subraya que la sabiduría humana no comprende el proceder de Dios en sus relaciones con los hombres. Para saberlo es necesario poseer el Espíritu de Dios, que habita en el interior del bautizado. De esta manera puede comenzar el creyente a caminar hacia la salvación al poseer el Espíritu de la verdad (cf. Jn 14,17-18.26). Para penetrar en la voluntad divina se necesita este Espíritu y con él el don de consejo cuando nuestras palabras se dirigen para encaminar a los demás hacia las relaciones con Dios en Cristo. Desde la atalaya divina del Espíritu se puede discernir la historia, saber de las situaciones que favorecen la vida humana, o las perjudica, y defenderse de los enemigos (cf. Jn 16,7-15).

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios   2,10-15

            Salmo responsorial   Sal 5,5-7.12

            Son dos mundos diferentes los que pertenecen a Dios y al mal. Éste no tiene puesto en el campo de la gracia y del amor, que está bajo la guía de la justicia salvadora divina. Para pertenecer a este mundo se necesita a Dios y a sus mediadores que guíen y encaminen a los hombres hacia la órbita divina a fin de que mantengan la esperanza de la salvación.

            V. Señor, guíame con tu justicia.
            R. Señor, guíame con tu justicia.

            Aleluya                                                                                  Jn 15,6

            Aleluya. Aleluya.
            «Yo soy el camino, la verdad y la vida» — dice el Señor.
            Aleluya.

                                                           Evangelio

                                   «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos»
            Después de la entrada de Jesucristo en la gloria del Padre,  enviará el Espíritu a los discípulos (cf. Jn 16,7; Hech 2,33) para que permanezca siempre junto a ellos (cf. Jn 14,15-17). El Espíritu de la verdad pertenece a la vida del discipulado y tiene la función de recordarles las enseñanzas de Jesús para que caminen según la bondad del Señor y no se desvíen del Evangelio (cf. Jn 8,32); deben estar a salvo de todo error o suplantación de la revelación que la vida y la palabra de Jesús ha manifestado, y que deben ser capaces los discípulos de saber leer los acontecimientos futuros cuando el Señor se revele a todos los hombres (cf. Jn 16,12-15). La unión estrecha con Jesús por medio del Espíritu asegura su relación con el Padre, fuente de toda verdad y de la salvación definitiva.


            Lectura del santo Evangelio según san Juan 14,15-20

Para meditar

            «Debéis saber que hay un consejo por el que somos adoctrinados para discernir qué es lícito, qué es decoroso y qué es conveniente para la salvación según el juicio de la razón recta; hay otro consejo por el que se nos enseña a elegir lo que es lícito, lo que es decoroso y lo que es conveniente según el imperio de la voluntad buena.- Hay un tercer consejo, por el que se nos enseña a ejecutar lo que es lícito, lo que es decoroso y lo que es conveniente según el ejercicio de la operación virtuosa.- El primero debe considerar el hombre si es lícito, si es decoroso, pues muchas cosas hay lícitas que no son decorosas [...] Del segundo dice el Eclesiástico (40,25): El oro y la plata mantienen al hombre en pie; pero más que ambas cosas agrada un buen consejo. La Sagrada Escritura trata de la fe y de las costumbres: en parte es especulativa y en parte práctica. Por estas ciencias quedan asentados los pies, porque el corazón queda asentado por los documentos teológicos y filosóficos, pero el consejo asienta aún más [...] El tercero entraña una triple operación, a saber, discernir rectamente, elegir bien y ejecutar expeditamente. No basta tener buena voluntad, si el hombre no la quiere llevar a ejecución en la oba, pasando de la virtud intelectiva a la afectiva y de la afectiva a la operación» (San Buenaventura, Los siete dones del Espíritu Santo, 7,5-8).

                                                           5 de abril 


       María Crescencia Höss (1682-1744)

            Santa  María Crescencia Höss, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, nace el 20 de octubre de 1682 en Kaufbeuren (Baviera. Alemania). Hija de un tejedor, ayuda a su padre en este oficio hasta que ingresa en el monasterio de las Terciarias Franciscanas de Mayerhoff en Kaufbeuren el 5 de junio de 1703. Durante muchos años ejerce el oficio de portera del convento; después es nombrada maestra de novicias y el 23 de julio de 1741 es elegida superiora. Santa María Crescencia se convierte en guía espiritual y consejera decisiva para muchas personas. Le escriben de todas partes solicitando su consejo. Se distingue por su devoción al Espíritu Santo y a la Pasión de Cristo, así como por su caridad para con los pobres. Muere el 5 de abril de 1744, noche de Pascua ese año. El papa León XIII la beatifica el 7 de octubre de 1900 y Juan Pablo II la canoniza el 25 de noviembre del 2001.

                                                        Común de Vírgenes
                       
Oración. Oh Dios, Padre misericordioso,  que en tu virgen Santa María Crescencia has ofrecido a tu pueblo un ejemplo de perfección cristiana, concédenos, te rogamos, imitar sus virtudes, para que podamos alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                           Lecturas

            «Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los hombres, pero para los llamados a Cristo, sabiduría»

            San Pablo está bien formado en las tradiciones judías y en el saber griego. De hecho confía por un tiempo en la capacidad racional para explicar la potencia salvadora del mensaje y vida de Jesús (cf. Hech 17,22-31). Vistos los resultados, se aparta del camino racional (cf. Rom 1,22-23; 1Cor 3,20; Ef 4,17-19) y desarrolla la fe como la unión con Cristo crucificado, que es el que hace posible nacer de nuevo (cf. Jn 3,3-4). Por eso defiende la necesidad de la humildad que hace a la persona vaciarse de sí misma y la sencillez necesaria para el encuentro verdadero con Cristo a fin de acceder al Señor.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  1,22-31

            Salmo responsorial                                       Sal 142, 6a.8a.8b.10

            El justo vive pendiente y dependiente de la voluntad divina. Y el cauce más adecuado para mantener el diálogo con Dios es la oración, en la que se comprueba la apertura del corazón a Dios, en donde Él puede acrecentar su relación e inundar de gracia al creyente.

            V. Señor, escucha mi oración
            R. Señor, escucha mi oración


            Aleluya

            Aleluya. Aleluya.
            «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra,
Porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos
Y las ha revelado a los pequeños».
Aleluya

            Evangelio

            «Padre santo, guárdalos en tu nombre»

            Jesús ora con y por sus discípulos. Ora al Padre para que los proteja contra las insidias del mal y para que se mantengan unidos ante Dios y ante los ataques del maligno. Ora para que no se identifiquen con el mundo ni éste pueda con ellos. Los discípulos viven en el mundo sin pertenecer al movimiento del mal que también hace historia; por eso no son del mundo. De ahí que tengan la necesidad de la gracia divina para que se mantengan en la verdad, para que permanezcan en la fidelidad a Dios contra todos los ataques que permanentemente tienen los que se sienten descubiertos por el amor y el bien que testimonia la comunidad cristiana.

 Lectura del santo Evangelio según San Juan 17,11-19

Para meditar

            «¿Quién hizo que la Virgen concibiera? Ciertamente el Espíritu santo, que es amor ferviente, fecundo, inmaculado, viril, incorrupto y deífico. Que es amor ferviente se nos significa en la zarza y en el fuego. Que es amor fecundo, se significa en la vara de Aarón, que en el espacio de una noche reverdeció, echó flores y dio fruto. Que es amor inmaculado se significa en el vellocino lleno, porque el rocío no manchó, sino que limpió el vellocino. que es amor viril, se no significa en la mujer y el varón, porque la mujer encerró dentro de sí al hombre, esto es, lo ciñó por todas partes. Que es amor incorrupto, se nos significa en la Virgen, que concibió al Hijo. Que es amor deífico, se nos significa en la Virgen, que da a luz a Dios» (San Buenaventura, Los siete dones del Espíritu Santo, 6,11).


                    6 de abril


             Pierina Morosini (1931-1957)

               La beata Pierina Morosini, de la Orden Franciscana Seglar, nace el 7 de enero de 1931 en Fiobbio (Bérgamo. Italia), hija de Roque Morosini y Sara Neris. A los quince años se coloca en la fábrica de algodón Honeger de Albino, sita a unos 4 km. de su casa. Ayuda en las catequesis de su parroquia y participa en la Eucaristía todos los días antes de ir al trabajo. Su vida ha dejado un ejemplo de sencillez, amor a la pureza, a la oración y a la caridad. El 4 de abril de 1957, a primeras horas de la tarde, mientras regresa de Albino a su casa, en un lugar solitario le aborda un joven. Pierina le opone fuerte resistencia. Es inútil. Agredida, se defiende con todas sus fuerzas. Herida mortalmente en la nuca con una piedra repetidas veces, pronuncia palabras de fe y de heroico perdón, hasta que entra en un coma irreversible. Es llevada al hospital de Bérgamo. Muere a los dos días, el 6 de abril. El papa Juan Pablo II la beatifica el 4 de octubre de 1987.

                                                        Común de Mártires

               Oración. Señor, tú que te complaces habitar en los limpios de corazón, concédenos, por intercesión de la beata Pierina Morosini, virgen, vivir, por tu gracia, de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                           Lecturas

                                   «Os anuncié de balde el Evangelio de Dios»

            Hay cristianos judíos que pretenden someter la libertad del Evangelio a la Ley judía; los llamados, pues, judaizantes son los adversarios de Pablo. Y el Apóstol esgrime todo cuanto ha hecho por la comunidad cristiana de Corinto, desde la gratuidad de su entrega, hasta pasar como el amigo del esposo que presenta a la novia, un tema muy recurrente en el AT para simbolizar las relaciones del Señor con Israel (cf. Jer 2,1-7; Is 49,14-21; Ex 16,23; etc.). No se pueden desviar los cristianos de Corinto del Jesús predicado por Pablo: el que fue humillado, muerto y sepultado, y por cuyos padecimientos ha conseguido la salvación del mundo.


            Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios             11,1-7

           
Salmo responsorial                                                   Sal 32,12-13.18-19.20.22

            Por más que el hombre se sienta desamparado en tantas ocasiones en su vida, el Señor no deja de mirarlo, de protegerlo, de defenderlo de aquellas insidias que lo maltratan y matan. Al inicio de la historia humana, las relaciones de Dios con sus criaturas son unas relaciones de amor, y cuando falla el hombre, de amor misericordioso.

            V. Dichoso el pueblo
                        que el Señor se escogió como heredad.
            R. Dichoso el pueblo
                        que el Señor se escogió como heredad.

            Aleluya                                                                      Sal 144,13

            Aleluya. Aleluya.
            «El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones».
            Aleluya.


            Evangelio

                        «No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén»

            Jesús ama a Jerusalén. Es el centro de Israel, como pueblo escogido de Dios y como pueblo situado en un lugar privilegiado en la historia de la humanidad. Jesús ama a Sión, pero las autoridades religiosas lo rechazan, traman su muerte y lo entregan a Pilato para que lo ejecute. Jesús es un profeta más que muere por su pueblo, habiendo dado por él toda su vida. Su entrega por amor será la base para que el Señor redima a la humanidad, y con un amor que se da hasta el límite el Señor comienza una historia nueva en el lugar donde se le crucifica. Por eso Jerusalén no es el término de la vida de Jesús, sino el lugar de su triunfo (cf. Lc 12,50; Jn 19,30).

            Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13,31-35

Para meditar

            «La tercera virginidad es la inmaculada, y se extiende al alma y al cuerpo; de ésta puede entenderse, en sentido figurado, lo que se dice en el c. 2 [2] de Ester: Búsquense para el rey jovencitas que sean vírgenes y hermosas. Y aquellas son en verdad vírgenes hermosas, es decir, llenas de hermosura, que no tienen mancha interior, como las vírgenes en sólo el cuerpo; ni exterior, como las vírgenes en sola el alma; sino que, a imitación de la virgen María, son inmaculadas del cuerpo y alma. Esta virginidad inmaculada brilla en muchos privilegios, de los que el primero es la perfecta imitación del Cordero [...]; éstos siguen al Cordero doquiera que va (Ap 14,4), por omnímoda conformidad de continencia. Y para que no les falte nada, hace el Señor que le sigan por la semejanza de la paciencia, en señal de perfecta amistad. El segundo privilegio es la singular familiaridad de cohabitación con el Esposo [...] El Tercer privilegio es la plenitud de gozo en el Espíritu Santo [...] Y ésta es soberana alegría, interna y externa, ni hay placer mayor que el gozo del corazón. Y porque está esmaltada con el brillo de tantos privilegios, ha de unirse, en consecuencia, con Cristo, Soberano dador de bienes, que por sus desposorios de amor perfecto dio todo cuanto tenía» (San Buenaventura, Discursos Mariológicos: «Anunciación de la B. Virgen María», 2,1) .