Reflexión sobre la
gran persecución del siglo XXI
Magdalena Cánovas
Instituto Teológico de Murcia OFM
guardé silencio,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
Cuando vinieron a buscarme,
(Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller)
Es Realmente espantoso y a la vez increíble que la
historia se repita cada vez con más frecuencia. Hemos estudiado las grandes y
terribles persecuciones del hombre hacia el propio hombre que se han dado a lo
largo de la historia, prácticamente desde que tenemos noticias del hombre
Las últimas, grandes y vergonzantes
persecuciones han sido en el siglo XX especialmente durante la Segunda Guerra
mundial, el exterminio nazi y en el estalinismo. Siempre ha habido hombres
perseguidos por otros hombres, todo ello fruto del odio y de la incultura. Pero
ha habido períodos especialmente virulentos.
Son los de las persecuciones con mayúsculas. Las de los cristianos han
sido las mayores, tanto por su duración como por su ensañamiento. En el Imperio
Romano hubieron diez persecuciones contra la Iglesia y el cristianismo. Desde
la mitad del siglo I hasta el año 313 aunque no fueron todas de la misma
intensidad. Comenzó la de Nerón que
prácticamente no salió de Roma. Pero por ejemplo la de Diocleciano fue una de las más
terribles, pues su finalidad era exterminar al cristianismo en todo el Imperio llegando a acuñar una moneda en la que se
leía: “Diocleciano, emperador que destruyó el nombre cristiano”
Pues bien, en la actualidad se abre otra gran
persecución, sobre los cristianos en el mundo, hay 11 países donde se persigue
a los cristianos de forma sistemática:
China, la India, Nigeria, Corea del Norte, donde la
persecución es absoluta, Afganistan y otros países de Oriente Medio. Pero es en
Irak y Siria donde la persecución es más cruel, violenta e implacable. Los terroristas del Estado islámico, se han
propuesto como se propuso Diocleciano exterminar a los cristianos no sólo en
estos países sino en el resto del mundo. Quizá quieran acuñar también una moneda
en la que rece que acabaron con el cristianismo.
Los terroristas son hombres malintencionados que deben de
verse a sí mismos como los emperadores
romanos. Escudándose en su equivocada forma de religarse con Dios, y digo
equivocada porque han arrancado de si toda la huella de Dios, han caído en un
odio radical. Odian todo aquello que no son ellos y además tienen la
desfachatez de hablar en nombre de Dios y, manejan a su antojo a toda una masa
de criaturas ignorantes e insatisfechas que son muy fácilmente manipulables.
Siempre que el hombre se ha apartado de
Dios le ha ocurrido una gran desgracia. No es que Dios castigue al hombre como
se decía antaño (fruto también de la incultura y la falta de formación),
no, Dios que es Amor y absoluta
Misericordia, no castiga. Nos castigamos
nosotros cuando queremos ocupar su lugar, cuando nos empeñamos en “matarlo”,
cuando matamos todo lo que hay de amor y misericordia en nosotros. Entonces
viene a ocupar su lugar el odio absoluto. Y en esto están esos hombres
desgraciados, en el odio más absoluto.
Ellos no hacen distinciones entre
creyentes, ateos o agnósticos. Para ellos todos los occidentales son cristianos
y por lo tanto no creyentes en Alá, entonces hay que perseguirlos y
exterminarlos. ¡Como si Dios no fuera el
Creador de todos y por lo tanto el mismo para todos!
Una cosa que me ha dejado perpleja es el atentado contra
Charlie Hebdo, que como cualquier atentado es despreciable y condenable. Es
terrible que ocurran estas cosas. Pero en Siria, Irán y otros países de África
están masacrando a la población, sobre todo a los cristianos, hay más de un
millón de ellos que han salido huyendo de Siria concretamente, sin nada,
dejando toda su vida atrás, con miedo, con hambre…
Todos los países “civilizados” sobre todo en Europa se
han hecho eco de la terrible noticia de Charlie, y han salido en masa a la
calle señalando “Charlie c’set moi”. Prácticamente los medios de comunicación
de todo el mundo han publicado la noticia. Pero ¿quién publica lo que está
pasando a los cristianos en el norte de África?, ¿quién comenta la terrible
persecución que se está llevando a cabo?, claro, son cristianos, son gente
pobre e insignificante, ¡son creyentes!. Los mismos que se rasgaban las
vestiduras con lo de Charlie, son ahora los que están más callados, esto no va
con ellos. ¡Pero más de un millón de personas sólo en Siria no tienen donde
ir, han perdido todo y miles de ellas
hasta la vida en una cruel y sangrienta persecución en el siglo XXI. ¿Qué dicen
las grandes potencias mundiales? Poco, o
casi nada, solución bombardeos a bulto.
Algunos medios publican los videos de los asesinatos de periodistas y
cooperantes, pero de los cristianos hablan tímidamente. Sólo se cuenta en la
prensa cristiana y en las redes sociales lo que está pasando, pero esto no sale
a los grandes medios de comunicación, no llega al gran público, no se hacen en
Occidente grandes manifestaciones sobre este tema sangrante, y cuando llega se
pasa como de puntillas. ¿Qué pasa en Occidente?, ¿Qué pasa con el laicismo?,
¿Es que realmente piensan que no es un problema de ellos?
Estamos metidos de
lleno en una gran persecución
explícitamente contra los cristianos y, por ende contra el mundo
occidental que tiene sus daños
colaterales en todo aquel que les afee la conducta y les plante cara, en todo
aquel que no piense como ellos. Hasta
ahora el laicismo ha sido más tolerante con ellos que con los cristianos, sobre
todo con los católicos, no sé si porque a ellos les temen y a los católicos no,
pero desde lo de “Charlie” parece que los más avispados han visto claro que el
problema no se va a quedar sólo en África, que
el problema afecta a toda persona de bien sea de la religión
que sea, sea creyente, ateo o agnóstico.