domingo, 20 de diciembre de 2015

Santos y Beatos, del 26 al 30 diciembre


26 de diciembre
Esteban, Protomártir


«[Esteban] lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios». Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y todos a una se abalanzaron sobre él; le arrastraron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos depusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y diciendo esto, se durmió». (Hech 7,55-59).

                                               Común de Mártires

            Oración. Concédenos, Señor, la gracia de imitar a tu mártir San Esteban y de amar a nuestros enemigos, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores. Por nuestro Señor Jesucristo.

27 de diciembre
Juan, Evangelista

            San Juan es el discípulo a quien amaba Jesús (Jn 13,23); es el que se reclina sobre Jesús durante la última cena (Jn 13,23-25); y es el que Jesús entrega a su Madre María (Jn 19,26-27).


                                               Común de Apóstoles

            Oración. Dios y Señor nuestro, que nos has revelado por medio del apóstol San Juan el misterio de tu Palabra hecha carne, concédenos, te rogamos, llegar a comprender y amar de corazón lo que tu apóstol nos dio a conocer. Por nuestro Señor Jesucristo.


28 de diciembre
Los Santos Inocentes

            «Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos» (Mt 2,16).

                                               Común de Mártires

            Oración. Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de palabra, sino con su muerte; concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo.

28.1 de diciembre
Catalina Volpicelli (1839-1894)

            Santa Catalina Volpicelli nace en Nápoles (Campania. Italia) el 21 de enero de 1839. Estudia en el Colegio Real de San Marcelino. El beato Ludovico de Casoria, el 19 septiembre de 1854, la admite en la Orden Franciscana Seglar y le indica como única finalidad de su vida el culto al Sagrado Corazón de Jesús. El 28 mayo de 1859, Catalina forma parte de las Adoradoras perpetuas de Jesús Sacramentado. Más tarde se entrega al apostolado de la oración, que en el futuro será el centro de su vida espiritual. Catalina funda el nuevo Instituto de las «Esclavas del Sagrado Corazón» el 1 julio de 1874, aprobado por el papa León XIII el 13 junio de 1890. Se extiende rápidamente. El 14 mayo de 1884, el Arzobispo de Nápoles, Guillermo Sanfelice, consagra el Santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús que Catalina edifica junto a la Casa Madre. Muere en Nápoles el 28 diciembre de 1894. El papa Juan Pablo II la beatifica el 28 de junio de 1999 y Benedicto XVI la canoniza el 26 de abril de 2009.

                                               Común de Vírgenes

            Oración. Señor y Dios nuestro, te pedimos que Santa Catalina, virgen, tu fiel esposa, encienda en nuestro corazón la llama de la caridad divina que ella suscitó en otras vírgenes, para gloria perpetua de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.


30 de diciembre
Bentivoglio de Bonis (1188-1232)

            El beato Bentivoglio de Bonis nace en 1188 en San Severino Marcas (Macerata. Italia). San Francisco lo recibe en la Orden. Ordenado sacerdote, es un modelo de oración y penitencia, testificando con su vida la predicación evangélica. Maseo, párroco de San Severino, ingresa en la Orden Franciscana por su ejemplo. Lo mismo hacen sus dos hermanos. Habita un tiempo en Trave Bonati, o Ponte della Trave para cuidar a un leproso. Trasladado a Monte San Vinicio, cerca de Potenza Picena, distante unos veinte kilómetros, lleva a la espalda al leproso consigo. Es modelo de humildad, obediencia y caridad. Muere en la fraternidad de San Severino el 25 de diciembre de 1232. El papa Pío IX aprueba su culto el 30 de septiembre de 1852.

                                                                   Común de Santos Varones


            Oración. Dios nuestro, solo tú eres santo y nadie puede ser bueno fuera de ti, por la intercesión del beato Bentivoglio, danos la gracia de vivir de tal manera que nunca nos veamos privados de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Escritos de Fr. Junípero Serra

                      ESCRITOS DE FRAY JUNÍPERO SERRA 

                                            P. Riquelme Oliva (Coord.)

         
 La canonización de Fray Junípero Serra ha sido la ocasión para que la Editorial Espigas (Instituto Teológico de Murcia OFM) lleve a cabo la edición de los escritos de uno de los más importantes evangelizadores de la Iglesia en América. Mucha leyenda negra sobre la evangelización, que tiene parte de razón, ha ocultado las muchas y buenas luces que también las hubo. Y, entre ellas, la de este franciscano que fue llevado por la pasión del Evangelio sine glossa hasta las tierras americanas del norte. Su labor ha sido alabada por el papa Francisco y esto nos permite comprender también el cariz de su obra.
           El libro es un trabajo de enorme mérito por enfrentarse a una obra ardua de revisión de las cartas y otro material escrito que nos ponen ante los avatares de la tarea evangelizadora y, a veces, los sinsabores del esfuerzo. Su lectura puede ser de gran utilidad para conocer mejor una época en la que muchos han puesto más o menos de lo que realmente sucedió
               
 El papa Francisco nos sorprendió a todos cuando el día 15 de enero de 2015, durante el viaje de Sri Lanka a Filipinas, anunció que el Beato franciscano Junípero Serra seríacanonizado en el próximo mes de septiembre en Washington con motivo de su viaje a los Estados Unidos de América para la participación en la Jornada Mundial de las Familias.
               
 No es frecuente que la Iglesia anuncie una canonización de estas características sin antes haber realizado un largo y minucioso proceso de investigación y aportación de pruebas para que un determinado cristiano sea puesto ante toda la Iglesia universal como modelo. El motivo lo explicó el mismo papa Francisco durante el anuncio de la canonización: «He decidido canonizar a aquellos que hicieron una gran labor de evangelización y que recogen el espíritu evangelizador de la Evangelii Gaudium». En una celebración del papa Francisco con el Pontificio Colegio Norteamericano pronunciada el día 2 de mayo de 2015 destacaba tres rasgos fundamentales de la espiritualidad de nuestro santo franciscano: su ardor misionero que le llevó a dejarlo todo para adorarlo, para seguirlo, para encontrarlo en el rostro de los pobres, para anunciarlo a aquellos que no han conocido a Cristo, y por esto, no se sienten abrazados por su misericordia; su devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, presente en cada una de las 21 misiones por él fundadas en la costa californiana, y que constituye en la actualidad la raíz común del continente americano; y su testimonio de santidad, fuente para descubrir la propia dignidad, consolidando cada vez más la propia pertenencia a Cristo y a su Iglesia.
             
La acción misionera no estuvo exenta de barbarie, y así «lo ha reconocido la Iglesia pidiendo perdón por la crueldad y los abusos de los líderes coloniales e incluso de algunos misioneros, pero también ha reconocido, con profundo pesar, que el proyecto colonial perturbó y, en algunos casos, destruyó formas de vida tradicionales». Pero también es cierto que «no podemos juzgar actitudes y comportamientos del siglo XVIII de acuerdo a los estándares del siglo XXI, aunque las exigencias del amor evangélico son las mismas en todas las épocas. Y es triste pero cierto que, como dijo Juan Pablo II, al llevar el Evangelio al continente americano, «no todos los miembros de la Iglesia estuvieron a la altura de sus responsabilidades cristianas».
Sin embargo, este no fue el caso con el Padre Serra. Incluso los historiadores críticos admiten que él y sus compañeros misioneros «fueron protectores y defensores de los indígenas ante la explotación colonial y la violencia». Fray Junípero conocía los escritos y la experiencia del misionero dominico, Bartolomé de Las Casas, en América Central. Al igual que de Las Casas, el P. Serra fue audaz y elocuente en la lucha contra las autoridades civiles para defender la humanidad y los derechos de los pueblos indígenas. En ese sentido, su Memorando de 1773, o Representación, al virrey colonial de la Ciudad de México es probablemente la primera «declaración de derechos», publicada en Norteamérica, donde proponía «recomendaciones prácticas detalladas para mejorar el bienestar espiritual y material de los pueblos indígenas de California». «La canonización del Padre Serra será una señal importante en esta nueva era de la globalización y del encuentro cultural». Los misioneros de esa primera generación eran creativos, y fueron los primeros aprendices de las culturas y los pueblos indígenas que servían. Ellos aprendieron sus idiomas, costumbres y creencias. Y sembraron las semillas del Evangelio para «crear una rica civilización cristiana, expresada en poemas y obras de teatro, en pinturas y esculturas, en canciones, oraciones, devociones, en la arquitectura e incluso en leyes y políticas».
                 
La obra nos permite volver sobre uno de los acontecimientos de inculturación del Evangelio que mejor pueden mostrar el camino de la verdad de una fe que se hace carne en la historia de los hombres y que se propone y expone con la propia vida. Como Fray Bartolomé de las Casas, Fray Junípero Serra fue llevado por dos amores, el amor al Evangelio y el amor a los habitantes de aquellas tierras. Esos dos amores los desgarraron. Testigo de ese desgarramiento interior son estos ESCRITOS DE FRAY JUNÍPERO SERRA.

Publicaciones Instituto Teológico de Murcia OFM, Ed. Espigas, Murcia 2015, (Serie Mayor 64), 883 pp., 17 x 24 cm.