30 de setiembre
Jerónimo (340ca.-420)
San Jerónimo nace en Estridón (Dalmacia. Croacia en
la actualidad) hacia el año 340. Estudia y reside en Roma. Después de servir a
la Iglesia de Roma, marcha a Oriente. Regresa de nuevo a la Ciudad eterna. Hace
de secretario del papa San Dámaso. Viaja de nuevo a Tierra Santa. Se instala en
Belén y lleva una vida de penitencia. Escribe comentarios a la Escritura. Muere
en Belén en el 420.
Común
de Doctores de la Iglesia
Oración.
Oh Dios, tú que concediste a San Jerónimo una estima tierna y viva por la
Sagrada Escritura, haz que tu pueblo se alimente de tu Palabra con mayor
abundancia y encuentre en ella la fuente de la verdadera vida. Por nuestro
Señor Jesucristo.
OCTUBRE
1 de octubre
Santa Teresita nace en Alençón (Normandía. Francia)
en el año 1873. De joven lleva la vida de carmelita en el convento de Lisieux.
Vive en clausura la evangelización del mundo. Ofrece su vida por la salvación
de los hombres. Muere el 30 de setiembre del año 1897.
Común
de Vírgenes
Oración. Oh Dios, que has preparado tu reino para los
humildes y sencillos, concédenos la gracia de seguir confiadamente el camino de
Santa Teresa del Niño Jesús, para que nos sea revelada, por su intercesión, tu
gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
2 de octubre
Ángeles Custodios
San Francisco escribe: «Alábenlo
al glorioso los cielos y la tierra. Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.
Y toda criatura, que hay en el cielo y sobre la tierra y las que hay
bajo la tierra y el mar y las que hay en él (Ap 5,13): Y alabémoslo y
ensalcémoslo por los siglos» (AlHor 7-8).
Oración.
Oh Dios, que en tu providencia amorosa
te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos,
atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar
eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo.
3 de octubre
Hipólito Galantini (1565-1619)
El
beato Hipólito Galantini, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Florencia
(Toscana. Italia) el 12 de octubre de 1565 en el seno de una familia artesana.
Se hace tejedor de paños. Alterna su trabajo con la educación religiosa de los
jóvenes abandonados o pertenecientes a familias desestructuradas. El cardenal
Alejandro de Médicis, después papa León XI, lo nombra maestro de la doctrina
cristiana para la Archidiócesis de Florencia y le deja la iglesia de Santa
Lucía en Prato para que imparta su catequesis. El 14 de octubre de 1602 toma el
hábito de la OFS y funda la Congregación de San Francisco de Asís para la
Doctrina Cristiana. Y lo mismo hace en Lucca, Pistoya, Módena, Volterra, etc.
Se incorporan a la Congregación personas de toda condición social para educar
en la fe al pueblo, sobre todo a los niños y a los jóvenes. Después de padecer
durante 14 años una enfermedad, que le acarrea fuertes dolores, muere en
Florencia el 20 de marzo de 1619, a los 54 años de edad. El papa León XII lo
beatifica el 12 de julio de 1825.
Común
de Santos Varones
Oración. Dios
nuestro, tú ves que somos débiles y desfallecemos; por el ejemplo del beato
Hipólito, afiánzanos misericordiosamente en tu amor. Por nuestro Señor
Jesucristo.
3.1 de octubre
Antonio Chevrier (1826-1879)
El beato Antonio Chevrier, de la Orden Franciscana
Seglar, nace en Lyón (Ródano. Francia) el 16 de abril de 1826. Ingresa en el
seminario, y después de cursar los estudios eclesiásticos es ordenado sacerdote
en 1850 y nombrado Vicario de la Parroquia de San Andrés de Lyón. En 1857 hace de
capellán de la «Ciudad del Niño Jesús», fundada por Ca-milo Rambaud y destinada
a acoger y cuidar a los niños abandonados, tanto en el ámbito humano como
cristiano. Con la ayuda de Pedro Louat y de las religiosas Amelia y María funda
la «Providencia del Prado». Es un albergue donde cobija a niños y adolescentes
pobres. En 1867 es elegido párroco en Molino de Viento, muy cerca del albergue
donde vive. En el año 1871 amplía su obra de caridad ayudando a la formación de
sacerdotes pobres. Los cuatro primeros, ordenados en 1877, continúan su labor
en el Prado y constituyen el centro del futuro Instituto. El beato Chevrier
muere en Prado el 2 de octubre de 1879. El papa Juan Pablo II lo beatifica el 4
de octubre de 1986.
Común
de Pastores
Oración.
Dios lleno de misericordia, que por la
predicación y el ejemplo del beato Antonio Chevrier llevaste a nuestros padres
a la luz de la fe, concédenos, por su intercesión, que cuantos nos gloriamos de
llamarnos cristianos mostremos siempre con las obras la fe que profesamos. Por
nuestro Señor Jesucristo.
4 de octubre
Francisco de Asís (1182-1226)
San
Francisco nace en Asís (Perugia. Italia) en el año 1182; es hijo de Pedro
Bernardone y Pica Bourlemont. Cae prisionero en la guerra de Asís contra
Perugia en la batalla del Puente de San Juan el año 1202. Forma parte también
del ejército del papa a las órdenes de Gualterio de Brienne contra el Imperio
Germánico. Para combatir en la guerra, viaja a Apulia en 1205, y escucha una
voz que le pide que regrese a Asís. Se dedica a la oración y sirve a los
leprosos. Repara la iglesia de San Damián y es acogido por Guido I, obispo de
Asís. Con los primeros discípulos vive en Rivotorto y después junto a la
iglesia de Santa María de los Ángeles o de la Porciúncula; aquí recibe la
misión del Señor de proclamar el Evangelio por todo el mundo en pobreza,
castidad y obediencia, misión que aprueba verbalmente el papa Inocencio III. En
la Porciúncula celebra también los capítulos desde el año 1217. Viaja a Oriente
en 1219 pasando por Chi-pre, San Juan de Acre y Damieta en el delta del Nilo.
Escribe la Regla no bulada en 1221, y el 29 de noviembre de 1223 el papa
Honorio III aprueba la Regla definitiva. En setiembre de 1224 recibe los
estigmas de la crucifixión de Jesús. En el verano de 1225 compone el Cántico
del Hermano Sol. Escribe el Testamento. Muere en la noche del 3 de
octubre de 1226 a la edad de 44 años. El papa Gregorio IX lo canoniza el 16 de
julio de 1228.
Oración.
Señor y Dios nuestro, todo bien, que
otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la
humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos
seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Lecturas
Primera
«De las espadas forjarán arados»
El texto corresponde a la reforma litúrgica de Josías (reina entre el
639-608). Josías fomenta el judaísmo, destruye los santuarios paganos y las
prácticas idólatras, y activa los valores fundamentales del pueblo del Señor
cimentados en la Alianza. El profeta divisa los tiempos mesiánicos, identificando
el monte con el templo de Dios, en el cual se reunirán todos los pueblos. El
futuro mesías creará un universalismo religioso en el que la gente podrá
conocer y adorar al Dios verdadero. Y se verá con la consecución de una paz que
alcanzará a toda la creación. La frase lapidaria «De las espadas forjarán arados;
de las lanzas, podaderas», grabada en el edificio de la ONU, significa: las espadas se
transforman en arados para producir el pan que da la vida, y las lanzas se
convertirán en podaderas para hacer el vino que comunica la alegría de vivir.
Lectura del profeta Isaías 2,2-5
Salmo
responsorial Sal
35,6-7.8-9.10-11
El hombre siempre intenta buscarse la vida al margen de quien se la dio. Es
como un instinto de desapego, de libertad mal planteada, que nace de una
búsqueda desasosega de sí, que lo revuelve contra sus hermanos. El Señor se
presenta como la verdadera fuente de la vida, que cuando el hombre lo vive, la
comparte con los demás y disfruta de los bienes que el Señor le ha regalado
desde el el principio del tiempo.
V. En ti, Señor, está la fuente viva.
R.
En ti, Señor, está la fuente viva.
Segunda
«Servíos unos a otros por amor»
La vida de Jesús no sólo se entiende
como la revelación del Reino de Dios, sino como una nueva vida para todos los
hombres. La novedad de vida se centra en el amor (cf. Gál 5,6; Rom 13,8; 1Cor
13,1), cuyo origen está en Dios (cf. 1Jn 4,19); establece su identidad y la de
su Hijo (cf. Rom 8,35.37-39) como la del Espíritu (cf. Rom 15,30). El Espíritu
Santo difunde e introduce el amor trinitario en los corazones de los creyentes
(cf. Rom 5,5), constituyéndose en la esencia de los mandamientos cristianos
(cf. Rom 13,8-10).
Lectura de
la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 5,13-14
Aleluya Jn 2,12
Aleluya. Aleluya.
«Yo soy
la luz del mundo, dice el Señor;
y yo las
conozco y ellas me siguen»
Aleluya
Evangelio
«Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente
sencilla»
Jesús
reprocha a los pueblos de Cafarnaún, Corozaín y Betsaida que no hayan aceptado
el mensaje de salvación que les ha transmitido con la predicación del Reino y
los milagros que le acreditan (cf. Mt 11,24). Y la sabiduría se acredita,
precisamente, por estas obras de salvación. Por ello, Jesús desliga los
contenidos de la revelación que explican los escribas y exigen cumplir los
fariseos, y se los entrega a los sencillos y a los pequeños. Son aquellos que
tienen el corazón abierto a Dios y son capaces de percibir que, a través de
Jesús, se está dando y está ofreciendo la salvación, largamente esperada por
todos. De ahí que la elección divina recaiga sobre los predispuestos a
recibirla, y no sobre aquellos que, usando la ciencia como poder, se busquen a
sí mismos antes que a Dios.
Lectura del
santo evangelio según san Mateo 11,25-30
4.2.-
Francisco de Asís (1182-1226)
Lecturas
Primera
El
rey Acaz prescinde de la fe de Israel, de la Alianza para gobernar el reino de
Judá, que rechaza el profeta como una actuación extraña en la historia de
Israel. Las promesas mesiánicas con referencia a Israel se fundan en una
ilimitada confianza en el Señor (cf. Is
9,13-17), porque sólo Él puede lograr una vida digna, equilibrada en las
relaciones humanas, imponiendo la paz entre los pueblos y personas. La paz no
sólo abarca a las relaciones entre los hombres y los pueblos, sino también
alcanza a la creación; la naturaleza se une
al cántico de la paz que transformará todo cuanto existe para bien de lo que
existe, siempre que se confíe en el ha originado la vida, la cuida y busca la
armonía de todo lo que ha creado.
Lectura del profeta Isaias 11,5-9
Salmo responsorial Sal
32,1-3.4-5.6-7.8-9
El justo entona cánticos de alabanza a la justicia y a la misericordia del
Señor, porque el Señor se deja oír y ver en las maravillas de su creación. El
creyente debe abrir su corazón y dejarse invadir por Él a fin de reconocer su
presencia en la creación y en la historia.
V.
La palabra de Dios hizo el cielo.
R.
La palabra de Dios hizo el cielo.
Segunda
«Porque en él quiso Dios que residiera
toda la plenitud»
Jesús es el centro de la fe cristiana,
de la vida personal y colectiva de los pueblos. En este texto se presenta como
la imagen de Dios en la historia humana: Dios se deja ver en él y por él (cf.
Heb 1,3; 2Cor 4,4); Cristo es la primera realidad pensada y querida por Dios,
por eso es el primogénito de toda la creación (cf. Ef 1,21). No es extraño,
pues, que sea, a la vez, cabeza de la comunidad cristiana (cf. Ef 1,22-23). Y
en el colmo de la experiencia cristiana se le cree y retiene como el que posee
la plenitud de todas las gracias, la plenitud de Dios, de la cual todos hemos
participado al ser nuestro hermano y hacernos hijos de Dios (cf. Ef 2,9; Jn
1,16).
Lectura de la carta del
apóstol San Pablo a los Colosenses 1,15-20
Aleluya
Aleluya. Aleluya. 2Tim 1,10
«Nuestro
Salvador Jesucristo destruyó la muerte,
y por medio del Evangelio sacó
a la luz la vida».
Aleluya.
Evangelio
«Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente
sencilla»
Jesús
reprocha a los pueblos de Cafarnaún, Corozaín y Betsaida que no hayan aceptado
el mensaje de salvación que les ha transmitido con la predicación del Reino y
los milagros que le acreditan (cf. Mt 11,24). Y la sabiduría se acredita,
precisamente, por estas obras de salvación. Por ello, Jesús desliga los
contenidos de la revelación que explican los escribas y exigen cumplir los
fariseos, y se los entrega a los sencillos y a los pequeños. Son aquellos que
tienen el corazón abierto a Dios y son capaces de percibir que, a través de
Jesús, se está dando y está ofreciendo la salvación, largamente esperada por
todos. De ahí que la elección divina recaiga sobre los predispuestos a
recibirla, y no sobre aquellos que, usando la ciencia como poder, se busquen a
sí mismos antes que a Dios.
Lectura del
santo evangelio según san Mateo 11,25-30