I DOMINGO CUARESMA (B)
«Jesús vivía entre alimañas y los ángeles le servían»
Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 1,12-15.
En
aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto
cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles
le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea
a proclamar el Evangelio de Dios; decía: —Se ha cumplido el plazo, está cerca
el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.
2.- Las tentaciones van dirigidas a variar los
fundamentos y condiciones que mantienen nuestra vida plena de esperanza. El Señor le ha dado la misión a Jesús en el bautismo, como a nosotros
cuando nuestros padres nos llevaron a la
iglesia para incorporarnos a la comunidad cristiana. El Señor nos revela nuestra vocación; la vida nos ofrece muchas
alternativas para sustituir la vocación cristiana de dar la vida de una forma
sencilla y humilde, adecuada a nuestras posibilidades y valores. La ventaja que
tenemos los cristianos es que la relación con Dios la vivimos en comunidad: la
familia, la Iglesia, las comunidades y grupos eclesiales y humanos que nos
ayudan a objetivar nuestra vida, a superar tantas dificultades, a apoyarnos
para poder llevar nuestras cruces con un poco de alivio. Las tentaciones se
debilitan mucho cuando la afrontamos en común: con un hermano o hermana, con un
amigo o amiga, con creyentes con los que compartimos la fe, el culto, la
Palabra del Señor. No perdamos nunca de vista a las personas que nos quieren
para vivir la fe que actúa en la caridad.
3.- Las tentaciones a Jesús se
centran en el poder real que tiene como Hijo de Dios, a cuya condición le
invita el diablo que practique para evadirse de las condiciones de hombre
humilde y servicial que Dios le revela en el Bautismo. La tentación como oferta de poder, como al principio del
tiempo Adán y Eva experimentaron el poder de decidir el bien y el mal (Gén
3,5), no sólo expresa la invitación que se le hace tantas veces en su vida a
manifestar su condición de superioridad sobre los humanos por su
identidad filial, sino a la misma comprensión de sus discípulos sobre su
misión. Sin embargo, una y otra vez
Jesús nos recuerda la vocación servicial del bautismo: «Sabéis que entre los
paganos los que son tenidos por jefes tienen sometidos a los súbditos y los
poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; antes bien, quien
quiera entre vosotros ser grande que se haga vuestro servidor; y quien quiera
ser el primero que se haga esclavo de todos. Pues este Hombre no vino a ser
servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos» (Mc 10,42-45).