Els Franciscans a
Catalunya.
Historia, convents y frarades (1214-2014)
Agustí Boadas Llavat OFM
Por Luis C. Mantilla Ruiz, OFM.
Archivo Nacional
Bogotá. Colombia
La historiografía franciscana se enriquece cada año con nuevos aportes provenientes de
culturas, países y lenguas diversas, en libros,
obras colectivas, revistas especializadas y en infinidad de otras
publicaciones, de tendencias y opiniones
opuestas, lo cual pone de manifiesto el atractivo que continúa ejerciendo la
persona de San Francisco de Asís en el hombre de hoy. Atractivo y vigencia, que
─a manera de ejemplo paradigmático─ demostró el Papa Francisco al inaugurar su
pontificado asumiendo el nombre del santo y su legado; pero aún en otros signos
contemporáneos, quizás de menor impacto, aunque de mucha significación, como la
canonización del franciscano español
Fray Junípero Serra, figura cimera en la historia colonial de los Estados
Unidos de América, anunciada oficialmente para el 23 de septiembre de 2015.
En cuanto a las nuevas aportaciones bibliográficas a la
historiografía franciscana ─en este caso la que le deja en herencia el año 2014 ─no dudamos en creer que será Els Franciscans a Catalunya. Historia,
convents i frarades(1214-2014), volumen de 604 páginas ─en preciosa edición
de lujo─
en el cual su autor ha querido presentar de un vistazo el ser y el
quehacer de los franciscanos en el ámbito geográfico de Cataluña en el período
de 800 años. Una obra escrita “con
esfuerzo, ilusión y competencia”, según palabras del ministro provincial de
Cataluña, fray Josep Gendrau i Valls, es un homenaje a la efeméride del 8°
Centenario de la presencia de San francisco en Cataluña, pero a su vez es un reconocimiento a los 800
años de trasiego de sus hijos en esta importante región de la Península. Pero
también es la satisfacción de una de las recomendaciones que dejó el último
visitador general a la Provincia: “que los últimos cincuenta años de su historia
debían quedar explicados para las generaciones futuras”. Tarea ardua y
sacrificada, que no podía haber sido escrita sino por un franciscano catalán,
hijo de la misma Provincia, porque
“Ofrecer una visión de conjunto y de síntesis del hecho franciscano en Cataluña
a través de la Provincia de San Salvador de Horta ”─que es el propósito de la
obra ─ implicaba no solo un amplio
conocimiento de la cultura y costumbres enraizadas en ese ámbito geográfico,
sino un amor acendrado por el tema, dos condiciones en que sobreabunda el autor.
Admirable, pues, el servicio que éste ha hecho a sus hermanos
franciscanos y de modo muy particular a los amantes de la catalanidad.
El libro toma como punto de partida el año 1214, apoyado en
la incontrovertible tradición oral según la cual San Francisco ─peregrino de Santiago de
Compostela─ pasó por tierras catalanas, dejando tras de sí tal irradiación en
el pueblo, que en ese episodio tuvo origen una de las presencias más activas de
la Orden, y a constituirse en elemento constituyente de la identidad regional,
como se expresa en la celebrada frase del poeta catalán Jacinto Verdaguer: en Cataluña,«quien por fraile o por hermano,
todo el mundo es franciscano». La obra se cierra en el 2014, en concordancia
con el VIIIº Centenario del acontecimiento mencionado, pero también como año
que pone punto final a los ocho siglos
de esa presencia, según lo anuncia en su
Prólogo del libro el provincial fray
Josep Gendrau i Valls: «Nos encontramos frente a un hito histórico: el día 1 de
enero de 2015, la Provincia Franciscana de Cataluña de San Salvador de Horta,
restaurada en Villa Real en 1878, hará ya ciento treinta y seis años, pasará a
formar parte de la nueva Provincia de la Inmaculada, fruto de la unión de siete
entidades franciscanas de la península Ibérica». ¿Se trata, por consiguiente, de la extinción
del franciscanismo en Cataluña? ¿Acaso esa tradición multisecular de que trata
el libro, tanta tradición, tanta riqueza histórica, tantos trabajos y
testimonios, tanta sangre de mártires ─como se evidencia en sus páginas ─
podrían extinguirse con un decreto? ¿O
se trata más bien ─como lo creemos─ de una nueva forma de organización jurídica
─en este caso impuesta por la escasez de personal─ como las otras variantes que
fue tomando esa presencia franciscana catalana en el transcurso de los ocho
siglos?
La obra está distribuida en cinco partes o capítulos. La primera, bajo el título Via Francisci, está consagrada a una reseña crítica sobre el
“hecho fundante del franciscanismo catalán”, o sea el paso o breve estancia de
San Francisco en tierras catalanas,
basándose en aquellos testimonios más autorizados que respaldan la tradición sobre el venerable
acontecimiento: un viejo tema que fue abordado críticamente hace más de un
siglo, pero que aun así “merecía una visión panorámica después de los 20 años
de investigación del Padre Josep Martí, entre otros”, según el autor.
La segunda parte, “Pequeña
historia”, presenta la evolución franciscana en Cataluña desde la llegada de los primeros frailes
hasta el presente, mostrando las distintas formas de organización
administrativa y jurisdiccional, de acuerdo con las necesidades y
características de cada época: la división de la Orden (en Conventuales y Observantes),
pasando por las consiguientes desmembraciones, supresiones, fusiones, etc.,
avanzando en el período liberal con la supresión de la Provincia y la
exclaustración, la restauración (1808-1835), y finalmente “la guerra civil, el
esplendor y la decadencia” (1936-2014). El capítulo culmina con la necrología
de los 54 mártires de la persecución religiosa del siglo XX (1934-1939), ilustrada con sus fotografías
individuales ─menos las de cinco de ellos.
La claridad y la capacidad de síntesis del autor ─y su franqueza─ que son
notas características de toda la
exposición, se imponen de modo admirable en el tratamiento de este capítulo -que
por la multiplicidad de episodios y acontecimientos el autor llama “batibull franciscá”- pero que
precisamente por ello, él se esfuerza en facilitar su comprensión al lector.
La tercera sección está consagrada a bocetos biográficos de
los religiosos más sobresalientes -“las
piedras vivas”- como llama a los que
han desfilado a lo largo de la historia de la Provincia. Son cerca de cincuenta
nombres, espigados de entre más de cinco
mil que el autor fue rescatando a lo largo de sus lecturas e investigaciones de
varios años. Laborioso fichero,
buscado y precisado con lupa, como se echa de ver ─a manera de ejemplo─ en el
caso del padre Nicolás Giner Gomis, nacido en Tortosa, quien recién ordenado vino a Colombia
destinado al convento de Cali (antiguo Colegio de Misiones) donde su actividad
fue sumamente útil en la formación de los futuros presbíteros, cuando la
Provincia de la Santa Fe se encontraba dando los primeros pasos de su
restauración, tras 20 años de exclaustración (1861-1881). Quizás se le quedaron
en el fichero los nombres que no menciona de otros ilustres frailes catalanes
que también vinieron a Colombia en los primeros años de la restauración de la
Provincia de la Santa Fe, procedentes de los colegios de misiones del Perú,
pero que aquí jugaron un papel importantísimo en aquel período difícil, y por
ello nosotros los hemos conservado en el Necrologio provincial con gratitud y
orgullo: Fray Pedro Mas, natural de Santa Perpetua de Moguda; Fray Joaquín Pulí
Salá, de Molló; Fray Juan Gimbernat, de Tordera, y Fray Ignacio Sans, de
Igualada.
La cuarta parte ─la más extensa del libro─ está consagrada a
los conventos, cincuenta y nueve (¡), presentados en orden alfabético y no
cronológico, con una sucinta información de cada uno, pero ricamente ilustrados
con fotografías modernas o antiguas, planos, mapas, imágenes, escudos, y en
fin, con exquisitos detalles pertinentes, que ponen de manifiesto el inmenso
trabajo de campo y la gigantesca labor de recopilación de datos que se impuso.
En verdad que una detallada revisión de esta parte del libro invita a que el lector comparta con creces la
autoevaluación que el autor hace de su labor en la Introducción: “el reto era
inabarcable; el trabajo más que titánico; el resultado bien franciscano”.
La quinta y última parte del libro ─“de tipo misceláneo”─
recoge refranes, dichos, anécdotas, recetas de cocina, caricaturas, muestras de
pinturas y objetos de arte conservadas en el Archivo provincial, así como
fotografías de bulas (como la de canonización de San Antonio de Padua),
litografías antiguas, libros y documentos del mismo archivo. Todo un festín visual, que el ministro
provincial Fray Josep Gendrau y Valls,
ha calificado de “espléndido reportaje gráfico”, pero que en realidad son
ejemplares que sirven para iluminar el capítulo de “la vida cotidiana”, tan
apreciado y tan esencial en la moderna historiografía.
Aunque el franciscanismo ha contado en Cataluña con muy
buenos cultores de su historia a lo largo del tiempo ─que envidiarían muchas
provincias de la Orden ─especialmente “la colosal” Historia de la Seráfica Provincia de Cataluña del padre Pedro
Sanahuja (Barcelona 1956), la novedad
del libro que estamos reseñando, y su mayor aportación, radican a nuestro modo
de ver en que el autor ha conseguido ofrecer una cabal
“visión de conjunto y de síntesis del hecho franciscano en Cataluña a
través de la Provincia de San Salvador de Horta”, que se propuso como meta. Así
lo reconoce uno de los prologuistas del libro, como el Decano de la Facultad de
Filosofía de la Universidad de Cataluña: “esperaba con ansia una obra
científica sobre la impronta de San Francisco en Cataluña y ahora ya ha
llegado”.
En cuanto a que el libro se presente como “visión de
conjunto y de síntesis”, no por ello
deja de tener la solidez que requiere un trabajo histórico en un período tan
vasto como éste. Pues si bien en él se echa de menos el aparato crítico ─que de
todas maneras hubiera resultado
desproporcionado ─ por doquiera se advierte, otras veces se adivina el respaldo de las fuentes primarias y la
larga experiencia del autor en el manejo del tema. Sin estas dos cualidades,
“la síntesis”, quizás se habría convertido en un resumen poco fiable, pero con
la conjunción de ambas el resultado ha sido esta actualizada y fresca imagen de
la Provincia franciscana catalana. En efecto, Fray Agustí ─catalán raizal,
nacido en Barcelona en 1963 ─vistió el hábito franciscano a los 20 años y tras
haber escalado con lucimiento el proceso de formación recibió la ordenación
sacerdotal el 8 de diciembre de 1991. Durante ese período ya había dado
muestras de su invariable afición por la historia franciscana, bajo la guía y
el ejemplo del padre José Martí Mayor, gestor de muchas iniciativas muy
valiosas para su Provincia, como la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos
(AHEF), autor de numerosas investigaciones y organizador del Archivo Histórico
de la Provincia. Tras la muerte del padre Martí, fray Agustí, que ya era como
el alma de la Asociación y su órgano institucional, pasó a ser su Secretario
general, pudiendo acreditar 25 años continuos en esa actividad. En sus muchos
trabajos históricos, y por supuesto en el presente libro sobresalen su estilo
directo y claro, y otros signos, que el doctor Jaume Aymar i Ragolta, Decano de
Filosofía de la Universidad Raimundo Lulio de Barcelona, ha sintetizado en su
prólogo: “El P. Agustí es un hombre muy culto que hace compatible la actividad
docente y la investigación con el ministerio pastoral…Además es un gran músico
(toca el órgano en el santuario de San Antonio de Padua de Barcelona) y en su
trato se manifiesta una buena dosis de humor. Un humor inteligente e incisivo
que de pronto puede sorprender a quien no lo conozca”.
Para quienes creemos que la mejor forma de conocer el
franciscanismo sea a través de la historia individual de las Provincias ─sobre
todo si éstas agrupan el elemento raíz en su ámbito regional─ como es el caso
presente, el mayor aporte de esta obra ─por encima de todas las excelencias
señaladas─ es el haber descubierto el hecho franciscano en Cataluña, es decir,
cómo desde el paso de San Francisco “nuestras tierras se han franciscanizado y
el franciscanismo se ha cataluñizado”, como sugiere con contundencia el autor
en la Introducción.
Que a Fray Agustí, quien ha gastado tantas horas en
configurar esta novedosa visión de su amada Provincia de San Salvador de
Horta ─justamente en momentos de tanto
descaecimiento en la Orden Franciscana─ le sirva el libro como espejo de su
estatura moral e intelectual y como testimonio irrevocable de su espíritu de servicio.
El libro ya ha comenzado su aventura editorial; de su insospechada carrera
estamos seguros que le han de venir muchas satisfacciones y sorpresas a su autor.
Pages
editors, Lleida 2014, 604 pp.