28 de abril
Luquesio
de Poggibonsi (1181-1260)
El beato Luquesio,
de la Orden Franciscana Seglar, nace en Gaggiano, caserío del Chianti (Siena.
Italia). Por vocación militar, pertenece al partido de los Güelfos. Después de
participar en innumerables batallas, medio arruinado, se instala en Poggibonsi
(Siena) y se dedica al comercio. Se hace rico, y alcanza, con su mujer
Buonadonna, una fama de avaro por toda la región. Seguramente conocido de Pedro
Bernardone, aloja a San Francisco en su casa. Impresionado por su espíritu de
sencillez y pobreza, le pide seguirle desde su estado de casado y con hijos. Es
cuando se refuerza la idea de la Orden Franciscana Seglar en San Francisco, les
diseña un vestido de penitentes y más tarde les envía las normas para los
seglares franciscanos definida como «médula del santo evangelio». Muere el 26
de abril de 1260 e Inocencio XII en 1694 concede el oficio y misa en su honor.
Es el primer santo de la Orden Franciscana Seglar.
Común de Santos Varones
Oración. Dios,
rico en misericordia, que has distinguido al beato Luquesio en obras de piedad
y limosna, después de llamarle a la conversión; concédenos, por su intercesión
y ejemplo, hacer penitencia para abundar en frutos de caridad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Lecturas
«La fe si no tiene obras, está muerta
por dentro»
Santiago se inserta en la línea medular de la fe
cristiana: el amor operante; el amor activo que experimenta a Dios como Padre y
a todos los seres creados como hermanos. Pablo, que hace tanto hincapié en la
fe contra la ley judía, también coloca la caridad unida a la fe: «Porque si
pertenecemos a Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen
eficacia, sino la fe, que actúa por la caridad» (Gál 5,6). Lo mismo piensa el
autor de la carta de Juan: «No amemos de palabra ni de lengua, sino con obras y
de verdad» (1Jn 3,18). Todo responde a la enseñanza de Jesús cuando decide la
salvación a partir de los comportamientos con los hermanos más necesitados (cf.
Mt 25,31-46).
Lectura de la carta del Apóstol
Santiago 2, 14-17
Salmo responsorial Sal
111,2-3.4-5.6-7.8-9
Dios
siempre es fiel a su pueblo, a las personas que caminan en la vida,
reconociendo que todos los bienes provienen del Señor. Por eso le dan gracias,
le alaban y le bendicen, porque el creyente es consciente de que la mirada
continua del Señor es la que da la vida y la impulsa hacia sus objetivos más
nobles.
V. Dichoso quien teme al Señor
R. Dichoso quien teme al Señor
Aleluya Cfr Mt 19, 27-29
Aleluya. Aleluya.
«Vosotros que habéis dejado todo por
el Evangelio,
Recibiréis ciento por uno
―dice el Señor― y heredareis el Reino de los cielos»
Aleluya.
Evangelio
«Vende
todo lo que tiene y compra el campo»
La
presencia de Dios en las palabras y hechos de Jesús que revelan el Reino
entraña algo nuevo e inaudito para la creación. Es la nueva relación de amor que
Dios establece con el hombre y que contiene todos los bienes salvadores que
jamás se haya podido imaginar. Cuando se descubre, se sustituye por lo más
preciado que se pueda tener en la vida. El riesgo de abandonar los fundamentos
sobre lo que se construye la existencia, como son los bienes, el trabajo, la
familia, etc., (cf. Mc 10,21; Mt 6,19-34), todo lo que un hombre es capaz de
tener o acumular en su vida, no son comparables con la gran alegría que provoca
el haber dado en la diana de lo que es la felicidad y el objetivo de la
existencia: el Reino de Dios (cf. Mt 19,21; Lc 9,57.62). La clave de las dos parábolas
es la decisión de adquirir, la decisión de seguir a Jesús para encontrar el
Reino (cf. Mt 4,20.22; 8,22; etc.).
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
13,44-46
Para
meditar
«Omnipotente, santísimo, altísimo y
sumo Dios, Padre santo (Jn 17,11) y
justo, Señor rey del cielo y de la tierra
(cf. Mt 11,25), por ti mismo te damos gracias, porque por tu santa voluntad
y por tu único Hijo con el Espíritu Santo creaste todas las cosas espirituales
y corporales, y a nosotros, hechos a tu
imagen y semejanza, nos pusiste en el
paraíso (cf. Gén 1,26; 2,15). Y nosotros caímos por nuestra culpa.
Y te damos gracias porque, así como
por tu Hijo nos creaste, así por tu santo amor, con que nos amaste (cf. Jn
17,26), hiciste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la
gloriosa siempre Virgen beatísima Santa María, y quisiste que fuéramos
redimidos nosotros cautivos por su cruz sangre y muerte.
Y te damos gracias porque el mismo
Hijo tuyo vendrá en la gloria de su majestad a enviar al fuego eterno a los
malditos, que no hicieron penitencia y no te conocieron, y a decir a todos los
que te conocieron y adoraron y te sirvieron en la penitencia: Venid, benditos de mi Padre, recibid el Reino, que os está preparado desde el
origen del mundo (cf. Mt 25,34)» (San
Francisco, RegNB 23,1-4).
30 de abril
Benito de
Urbino (1560-1625)
El beato Benito (Marcos Passionei), Franciscano Capuchino, nace
en Urbino (Las Marcas. Italia) en 1560. Estudia Derecho civil y canónico en el Estudio
Universitario de Perusa, donde se doctora el 28 de mayo de 1582. Un año después ingresa en
los Capuchinos; profesa en el convento de Fano en 1584. Después de cursar los
estudios eclesiásticos y ordenado sacerdote (1590), es enviado a Bohemia para
predicar junto a San Lorenzo de Brindis a los husitas y
luteranos(1600-1602). Poco después vuelve a Las Marcas. En la vida religiosa se
identifica con el carisma franciscano: Seguimiento de Jesucristo pobre y
crucificado en el marco de una vida de oración, de austeridad franciscana y de
sensibilidad para con los pobres y los que sufren. Muere el 30 de abril del año
1625 en Fossombrone (Piceno). Es beatificado por el papa Pío IX el 10 de
febrero de 1867.
Común de Pastores o de Santos Varones
Oración. Padre santo, que has hecho grande al beato Benito por su encendido
amor a la cruz y al misterio de la Palabra, concédenos seguir sus ejemplos,
viviendo en este mundo con piedad, justicia y sobriedad. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Lecturas
«¡Qué hermosos son los pies del mensajero que
anuncia la paz!»
La
ciudad santa por antonomasia, que es Jerusalén, está destruida y asolada. La
voz de un mensajero que anuncia la venida del Señor para liberarla de sus
enemigos provoca la alegría del pueblo. Los vigías que avistan al enviado del
Señor corren la noticia por las calles de Sión. El Señor le devuelve la
esperanza de gozar de nuevo de la libertad para conducirse en esta vida bajo la
mirada protectora de quien lo creo como pueblo y es su propiedad más querida
(cf. Is 40,1-10; Ez 43,1-5; Rom 10,15; Mc 16,15-16).
Lectura del profeta Isaías 52,7-10
Salmo responsorial 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
La vuelta del destierro de Babilonia a Palestina, a
Jerusalén, no fue un camino de rosas ni un convencimiento e ilusión colectiva
de los desterrados. Muchos ya se habían acoplado en la tierra extranjera. Sin
embargo, leída desde la perspectiva de Dios, fue una liberación de la
esclavitud para conquistar de nuevo la libertad a fin de servir mejor al Señor.
Y esto lleva a la alabanza y a la admiración de todos.
V. El Señor ha estado grande con nosotros
R. El Señor ha estado grande con nosotros
Aleluya Flp
2,15-16
Aleluya.
Aleluya.
«Brilláis
como lumbreras en el mundo,
mostrando
una razón para vivir»
Aleluya.
Evangelio
«Está cerca de vosotros el Reino de Dios»
Lucas presenta a Jesús enviando a los
Doce a las ovejas descarriadas de Israel (cf. Lc 9,1-6; Mc 6,7-13) y al grupo
mayoritario de discípulos a todas las gentes (cf. Lc 10,1-12). El mensaje de la
presencia del Reino es tan apremiante que no deben llevar nada para el camino;
y el contenido del mensaje es tan importante que deben andar a la intemperie.
No necesitan de nada; lo primordial es anunciar a Dios y su salvación. La
pobreza, como desapego del yo y de las cosas que se suelen poseer para afianzar
la vida, aparece como una actitud básica para la credibilidad del anuncio,
además de darle libertad al mensajero. El discípulo de Jesús ofrece el
Evangelio, no lo impone a la fuerza. Por eso se acepta o se rechaza. En este
caso, el hombre debe ser consciente de la autodestrucción que entraña el
egoísmo, la soberbia, el quitarle la mirada al amor.
Lectura del
santo Evangelio según San Lucas 10,1-12
Para meditar
Francisco hace penitencia y renuncia
a los bienes: «El Señor de esta manera me dio a mí, Hermano Francisco, el
comenzar a hacer penitencia: porque, como estaba en pecados, me parecía
extremadamente amargo el ver a los leprosos. Y el Señor mismo me condujo entre
ellos e hice misericordia con ellos. Y apartándome de ellos, aquello que me
parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo; y después me
detuve un poco y salí del siglo». Renuncia que aconseja para ser un buen
Hermano en la obediencia: «Dice el Señor en el Evangelio: El que no renunciare a todo
lo que posee, no puede ser mi discípulo (Lc 14,33); y: el que quisiere salvar su alma, la perderá (Lc 9,24). Aquel hombre
deja todo lo que posee y pierde su cuerpo, que se ofrece a sí mismo todo entero
a la obediencia en las manos del prelado». Y la renuncia a los bienes la
establece en la Regla: «...díganles la palabra del santo Evangelio (cf. Mt
19,21par), que vayan y vendan todos sus cosas y procuren distribuirlas a los
pobres» (San Francisco, Tes 1-3; Adm 3,1-3; RegB 2,5-6).
30.1 de abril
José
Benito de Cottolengo (1786-1842)
San José
Benito, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Bra (Piamonte. Italia) el 3 de
mayo de 1786; es hijo de Agustín Cottolengo y Benita Chiarotti. Cursa los
Estudios Eclesiásticos en la Parroquia de San Andrés de Bra y es ordenado
sacerdote en 1811. En 1818 es nombrado canónigo del Corpus Domini en Turín. Destaca por su sensibilidad y servicio a
los pobres y enfermos, que empieza cuando asiste a la muerte de María Gonnet el
2 de setiembre de 1827; rodeada de sus hijos, le niegan los auxilios básicos
para sobrevivir por ser pobre. José Benito vende lo que tiene y comienza su
primera obra de misericordia: el hospital de la «Volta Rossa» (1828), que debe
cerrar por una epidemia de cólera sufrida en Turín en 1831. A continuación funda
la «Pequeña Casa de la Divina Providencia» en los suburbios de Turín, en la
zona de Valdocco. Enfermo, se retira Chieri en 1842 a casa de su hermano
Luis, donde muere el 30 de abril. El papa Benedicto XV lo beatifica el 29 de
abril de 1917 y el papa Pío XI lo canoniza el 19 de marzo de 1934.
Común de Santos Varones
Oración. Señor y Dios nuestro, derrama sobre nosotros tu
Espíritu, para que nuestra mente comprenda y nuestro corazón sienta el amor a
los enfermos que experimentó el beato José Benito. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Todos
se reunían con un mismo espíritu»
Lucas
ofrece un resumen de las actividades de los apóstoles y de la comunidad
cristiana primitiva. Además de comprobar el aumento de los cristianos, relata
las curaciones de los apóstoles al estilo como Jesús hizo en el primer viaje
que llevó a cabo en su Galilea natal (cf. Mc 1,12-14par). Y tal es el éxito que
no sólo traen a los enfermos de otras ciudades, sino que se contentan con que
Pedro cubra con su sombra a los afligidos por la enfermedad o posesión
diabólica. La curación es un signo de la presencia del Reino en la historia
humana.
Lectura de los Hechos de los
Apóstoles 5,12-16
Salmo responsorial Sal
40,2-5.11-13
El
creyente suplica al Señor para que le libre de las enfermedades y de los
enemigos. Es la instancia superior que siempre tiene el justo cuando
experimenta las contrariedades de la existencia terrena. Quien realmente le
sostiene es el Señor. Y el Señor mantiene al que sufre por su relación de amor,
se curen o no se curen las enfermedades.
V.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido.
R.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido.
Aleluya Sal
118,34
Aleluya.
Aleluya.
«Enséñame
a cumplir tu voluntad, Señor, y a guardarla de todo corazón».
Aleluya.
Evangelio
«Hijo
de David, Jesús, ten compasión de mí»
Jesús
camina rodeado de los discípulos y de mucha gente. La voz de un ciego se hace
oír con la expresión mesiánica de «Hijo de David». El ciego pide ver apelando a
la compasión de Jesús, y Jesús le cura invocando su fe. La fe y el amor son las
dos constantes del primer viaje que Jesús hace por los pueblecitos de su
Galilea natal: es una confianza que lleva a los enfermos a adherirse a Jesús y
seguirle después en su camino de predicación del Reino, como hace Bartimeo, que
se incorpora a la comitiva.
Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 10,46-52
Para meditar
«Francisco sufre un ataque de
tracoma y se retira al convento de San Damián, donde está Clara de Asís con sus
hermanas (cf. 1Cel 98). Era tal el dolor y la molestia, que ni soporta la luz
del día ni la del fuego por la noche. Lo ocultan en una celda oscura, aislado,
donde sufre fuertes dolores, además de la presencia, por el olor de la sangre
de las llagas, de «tantos ratones en la casa y en la celdilla donde yace que
con sus correrías encima de él y a su derredor no le dejan dormir» (LP 83).
Cuando la naturaleza se le vuelve en contra y sus hermanos brillan por su
ausencia, destruida su naturaleza y solo, Francisco «se centró, se concentró un
momento y empezó a decir: Altísimo, Omnipotente, y buen Señor [...] Loado seas,
mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano Sol, el cual
es día y alúmbrasnos por él [...]. Loado seas, mi Señor, por el hermano Fuego,
por el cual iluminas la noche, y él es bello y jocundo y robusto y fuerte» (Ibíd.; Cántico 1.3.8). Francisco
revalida su fe en el Creador. Aunque la naturaleza le golpee con tanta fuerza,
no le hace perder la fe en Aquél que la ha creado buena y bella; no porque
personalmente sienta el mal, abjura del bien que lo impregna todo».
30.2 de abril
Juan
Forest (1471-1538)
El beato Juan nace en 1471. A los 17 años viste
el hábito franciscano en Greenwich (Inglaterra). Estudia en Oxford donde
alcanza el doctorado en Teología. Es consejero de la reina Catalina de Aragón y
se opone al divorcio que pretendía el rey Enrique VIII. Predica en Saint Paul’s
Cross a favor del matrimonio de Catalina de Aragón y Enrique VIII; se enfrenta
al canciller Cromwell. En 1532 comunica a sus hermanos que el Rey pretende
suprimir la Orden en Inglaterra. Es encarcelado en Negate en 1533. Con la
negación del Papa del divorcio del Rey, éste intensifica la persecución de los
franciscanos y de nuestro beato . Es
trasladado a la cárcel de Londres en 1538. Aquí escribe un tratado contra
Enrique VIII: De auctoritate Ecclesiae et
Pontificis maximi y rechaza el juramento de fidelidad al Rey, manteniendo
correspondencia con la reina Catalina recluida en el castillo de Kimbolton. Es martirizado a fuego lento en
Smithfield el 22 de mayo de 1538. El papa León XIII aprueba su culto el 9 de
diciembre de 1886.
Común de un Mártir
Oración. Dios de todo poder y misericordia, que
infundiste tu fuerza al beato Juan para
que pudiera soportar el dolor del martirio, concede a los que hoy celebramos su
victoria vivir defendidos de los engaños
del enemigo bajo tu protección amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Sufro con gusto por temor a él»
Antíoco
implanta la religión griega en el centro sagrado de Israel. El sacerdote
Eliazar se le opone para salvaguardar la presencia de Dios en su pueblo elegido
situada en la Ley y en el templo. No sacrifica carnes permitidas por la Ley,
pero no las comunes de Israel. No pacta con los paganos para salvaguardar la
pureza de la religión yawista y dar ejemplo al pueblo. Muere por los latigazos
recibidos y su vida sigue siendo para el pueblo el ejemplo de tantos mártires
que han dado su vida y la dan por defender sus creencias y libertad entre los
hombres. La actitud de Eleazar se consolida en el NT con la afirmación de
Jesús: «Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os
calumnien…….» (Mt 5,11-12; 1Ped 3,14).
Lectura del libro de los Macabeos
6,18.21.24-31
Salmo
responsorial Sal
102, 1-2.3-4.8-9.13-14.17-18.
El creyente padece una grave enfermedad, que en la
mentalidad del AT es fruto del pecado. Dios le cura y al curarle le perdona el
pecado. Todo se debe a su misericordia, misericordia que actúa el amor y la
ternura de Dios para con sus hijos. Porque la actitud permanente de Dios es el
amor y hace todo lo posible para atraerlos a su seno. Y sus hijos le
corresponden con la bendición y la acción de gracias.
V. Bendice, alma
mía, al Señor
R. Bendice, alma
mía, al Señor
Aleluya Jn
15,4.5
Aleluya. Aleluya.
«Permaneced en mí y
yo en vosotros, ―dice el Señor―;
el que permanece en
mí da mucho fruto»
Evangelio
«Quien quiera ser el
primero, que sea el último y servidor de todos».
Mientras
Jesús enseña que su vida terminará en la cruz como expresión del servicio a los
demás, los discípulos discuten sobre la actitud vital contraria: la del poder.
Ante el poder, Jesús les presenta la figura humana más débil: la del niño. A
través de la debilidad que entraña el amor es como la salvación, que procede
del Padre, pasa a los hombres por medio del amor servicial de Jesús. Y esta
actitud es la que deben tener todos los que quieran asumir responsabilidades en
la comunidad cristiana (cf. Rom 12,3-19; 14,1-15), porque en ella no caben los
engreídos o poderosos, ya que contradicen el sistema de relaciones que funda a
la comunidad cristiana (cf. Sant 2,1-9).
Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 9,33-36
Guillermo Buccheri de Sicli (1309-1404)
(Sábado segunda semana
de Pascua)
El beato Guillermo, de la Orden Franciscana
Seglar, nace en Noto (Sicilia. Italia). Pertenece por un tiempo a la corte de
Federico II de Aragón, rey de Sicilia. Después de un accidente, se retira a un
lugar solitario cerca de Noto llamado «La celda del Castillo». Al principio le
acompaña San Conrado Canfalonieri de Piacenza; cuando éste se recluye en
Pizzoni, nuestro beato se va a Sicli en 1345 donde construye un
eremitorio junto a una iglesia dedicada a la Señora de la Piedad. Aquí se
centra en la oración, llevando una vida de penitencia extrema y mostrando una
fortaleza de ánimo inigualable. No obstante viva retirado y aislado de la
gente, le visitan muchos creyentes para consultarle los problemas de sus vidas
y recibir sus favores. Habita en este lugar durante 57 años. Muere el 4 de
abril del 1404. Todo el pueblo de Sicli lo traslada a la iglesia de San Mateo
en la que es sepultado en olor de santidad. El papa Pablo III aprueba su culto
el 27 de junio de 1539.
Común de santos Varones
Oración. Te ofrecemos, Señor, este sacrificio
de alabanza, celebrando la memoria del beato Guillermo Buccheri de Sicli y te pedimos
que la Familia Franciscana permanezca fiel a su misión y firme en sus
compromisos evangélicos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Él nos ha sacado de las tinieblas y
nos ha llevado al Reino de su Hijo querido»
La
relación con el Señor que mantiene el creyente sale fortalecido para el
cumplimiento de su voluntad que hace posible el paso del mundo de pecado y de
muerte al mundo de la gracia y de la vida. Y no es nada fácil también
mantenerse firme en la fe en la nueva vida que el Señor nos ofrece en Cristo
Jesús. Por eso ora Pablo: para que las personas que ama se mantengan en la fe
(cf. Rom 1,9-10; 1Cor 1,4) y no se desdigan de los compromisos que provienen
del bautismo.
Lectura
de la carta del Apóstol San Pablo los Colosenses 1,9-14
Salmo
responsorial Sal
53,3-4.6.8
El
Señor sale en defensa de los creyentes que se sienten en peligro y no tienen la
fortaleza para eludirlo. Dios es fuerte, es potente en amor, y con un amor
poderoso libera a sus criaturas de la maldad que hiere a sus criaturas.
V.
Ved que Dios es mi auxilio.
R.
Ved que Dios es mi auxilio.
Aleluya 1Cor
15,1
Aleluya.
Aleluya.
«Hermanos,
quiero traeros a la memoria el Evangelio
que os prediqué,
que habéis recibido y en el
que permanecéis firmes».
Aleluya.
Evangelio
«El que persevere hasta el fin se salvará»
El
Evangelista relata el fin de la ciudad de Jerusalén y la crisis sobre la fe en
el Mesías. La destrucción de la ciudad santa por el ejército romano hace que
huyan todos sus habitantes, se deslinde el judaísmo del judaísmo cristiano y
comience una nueva era para los seguidores de Jesús, que se extiende con mucha
libertad por todo el Imperio. La persecución hace al creyente firme en sus
convicciones personales y y le lleva a confiar en el poder de la gracia divina,
para resistir los ataques del diablo. La fortaleza, que está en la base de la
perseverancia, es fundamental en los tiempos de cambios importantes, como
sucede en la segunda generación cristiana.
Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 13,5-13
Para
meditar
«Quiero
describir el don de la fortaleza por parte del dante; y digo que lo da Dios que
protege, Dios que redime y Dios que inhabita en el justo.- Digo que el don de
fortaleza es dado en primer lugar por Dios que protege. Dios, en efecto, nos
protege según la ordenación jerárquica, defendiéndonos por dentro y por fuera
[...] La fortaleza dimana, como de principio sólido, sublime y fuerte, de Dios;
y Dios eterno es el origen de la fortaleza en todas las cosas, porque nada es
poderoso ni fuerte sino en virtud de la fortaleza del primer principio. Esta
fortaleza desciende, pues, de Dios, que nos protege como de primer principio
según las disposiciones jerárquicas; y esta fortaleza convierte a todo hombre
en rico, y seguro, y poderoso, y confiado» (San Buenaventura, Los siete dones del Espíritu Santo,
5,5).