27 de mayo
María
Josefa Roselló (1811-1880)
Santa María Josefa nace en Albisola
Marina (Liguria. Italia) el 27 de mayo de 1811, hija de Bartolomé Rosselló y
María Dedone. Ayuda a sus padres en el trabajo de modelación de arcilla y en el
cuidado de sus hermanos menores. Pronto siente la inclinación de socorrer a los
pobres y orar a Jesús crucificado y a su Madre. Ingresa en la Orden
Francis-cana Seglar. Sirve en la familia de los Monleone desde 1830 a 1837. Por
faltarle la dote no puede incorporarse al Instituto de las Hijas de Nuestra
Señora de las Nieves. Responde en 1837 a la solicitud del Obispo de la
Diócesis, monseñor Agustín De Mari (1835-1840), para dedicarse a la formación
de jóvenes marginadas y a los pobres enfermos. Funda el Instituto de Nuestra
Señora de la Misericordia el 10 de agosto de 1837. Colabora con los sacerdotes
Nicolás Olivieri y Blas Verri en el rescate de esclavos en África. Abre una
fraternidad en 1875 en Buenos Aires (Argentina). Muere el 7 de diciembre del
año 1880 en la casa madre del Instituto en Savona. El papa Pío XII la canoniza
el 12 de junio de 1949.
Común de Santas
Mujeres
Oración. Señor
Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de Santa María Josefa,
concede a los que celebramos su memoria imitar también los ejemplos de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Nos
gloriamos según la norma que Dios ha
puesto»
El cristiano
debe mostrar al mundo que es fiel a Jesús y, en cuanto tal, encarna los valores
definitivos que se vivirán en la gloria del Padre, la identidad definitiva del
ser humano, más allá de las circunstancias históricas que hacen a los hombres
actuar de una manera o de otra. Por eso, la vida religiosa, además de capacitarnos
para dedicarnos por completo a los pobres, tanto individual como
fraternalmente, significa la existencia que llevaremos en la gloria del Padre y
que la profesión evangélica es un adelanto de lo que será el mundo futuro. Hay
crecer según la fe, en la medida del Evangelio, que es la garantía de la vida
nueva que no tendrá fin.
Lectura de la segunda
carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 10,12-16
Salmo
responsorial 127,1-2.3.4-5
La
doctrina de la recompensa en el pensamiento judío está atestiguada por
múltiples textos: quien obra bien el Señor le premiará (cf. Sal 58,11; 2Tim
4,7). Pero este convencimiento entra en crisis cuando se evidencia que los
malvados viven bien y los fieles al Señor acumulan desgracias (cf. Sal 93,12).
Es cuando hay que pensar que los premios del Señor no se dan exclusivamente en
la historia humana. La dicha del justo pertenece a la virtud de la esperanza.
V. Dichoso quien
teme al Señor.
R. Dichoso quien teme al Señor.
Aleluya Jn
8,12
Aleluya.
Aleluya.
«Yo soy la luz
del mundo, dice el Señor;
quien me sigue
tendrá la luz de la vida»
Aleluya.
Evangelio
«Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el Reino de los cielos»
Jesús
enseña algunos aspectos que deben presidir la fraternidad evangélica. Como
principio excluye el poder, e indica a los discípulos que el camino a seguir es
el de la humildad, la sencillez, la debilidad, la inocencia, etc., características de la infancia. Con estas actitudes básicas, los
discípulos de Jesús deben abrirse a todo el mundo y acoger, sobre todo, a lo
que simbolizan los niños, que son aquellos que, por cualquier causa, viven en
la debilidad, caminando desamparados y solos por la vida. Quién los recibe
están cobijando al mismo Jesús y a su Padre, pues les tiene especial
benevolencia (cf. Lc 10,21-22; Mt 11,25-27).
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 18,1-4
Para
meditar
«Por
otra parte, la caridad no se practica
sólo con el dinero. Pueden muy bien visitar a un enfermo, hacerle un
rato de compañía, prestarle algún servicio […] ¿Cómo debe hacerse la limosna para que sea meritoria? Atiendan
bien, que en dos palabras voy a decírselos: en todo el bien que hacemos a
nuestro prójimo, hemos de tener como
objetivo el agradar a Dios y salvar nuestra alma. Cuando vuestras
limosnas no vayan acompañadas de estas dos intenciones, la buena obra resultará
perdida para el cielo. Esta es la causa por la que serán tan escasas las buenas
obras que nos acompañen en el tribunal de Dios, pues las realizamos de una
manera muy humana.
Nos complace que se nos agradezcan, que se hable de ellas, que se nos
devuelvan con algún favor, y hasta nos gusta hablar de nuestras buenas acciones
para manifestar que somos caritativos. Tenemos
nuestras preferencias […] a unos les damos sin medida, mas a otros nos
negamos a darles nada, antes bien los despreciamos […] Si alguna preferencia
hubiésemos de tener, sería para con los que nos han dado algún disgusto…
Algunos, cuando han favorecido a alguien, si los favorecidos les causan después
algún disgusto, enseguida les echan en cara los servicios que les prestaron.
Con esto se engañan, ya que así pierden
toda recompensa […] [Otro lazo del demonio] consiste en representar nuestras
buenas acciones ante nuestra mente, para que nos gocemos en ellas, y
así, de este modo, hacernos perder la recompensa a que nos hicimos
acreedores…es necesario hacer la limosna con la más pura intención…: todo por Dios, nada por el mundo.” (Juan María
Vianney, Cura de Ars]
28
de mayo
Herculano de Piégaro (1390-1451)
El beato Herculano nace en Piégaro
(Perusa. Italia) en 1390. En 1410 viste el hábito franciscano. Es su maestro el
beato Alberto de Sarteano, con San Bernardino de Siena, San Jaime de la Marca y
San Juan de Capistrano, una de las columnas de la Observancia. Después de
cursar los estudios eclesiásticos es ordenado sacerdote. Se entrega a la
predicación por toda la comarca, haciendo especial hincapié en la pasión de
Jesús y en su seguimiento en pobreza y penitencia. Alterna la predicación con
una vida intensa de oración. Acompaña en 1429 a Alberto de Sarteano a una
misión en Palestina, misión encomendada por el papa Eugenio IV. Herculano ayuda
a los habitantes de Lucca sitiados por los sol-dados de Florencia en 1430. En
agradecimiento le ceden el convento de Pozzuoli. Edifica dos conventos para la
Observancia en Barca y en Castelnuovo en Carfagna (Toscana. Italia). Muere el
28 de mayo de 1451 a los 61 años de edad. El papa Pío IX aprueba su culto el 29
de marzo de 1860.
Común
de Santos Varones
Oración. Señor,
tú que otorgaste al beato Herculano la gracia de imitar con fidelidad a Cristo
pobre y humilde, concédenos también a
nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir fielmente nuestra
vocación, para que así tendamos a la
perfección que tú nos has propuesto
en la persona de tu Hijo. Que vive y reina
contigo.
Lecturas
«Predicamos a Cristo crucificado:
escándalo para los hombres, pero para los llamados a Cristo, sabiduría»
San
Pablo está bien formado en las tradiciones judías y en el saber griego. De
hecho confía por un tiempo en la capacidad racional para explicar la potencia
salvadora del mensaje y vida de Jesús (cf. Hech 17,22-31). Vistos los
resultados, se aparta del camino racional (cf. Rom 1,22-23; 1Cor 3,20; Ef
4,17-19) y desarrolla la fe como la unión con Cristo crucificado, que es el que
hace posible nacer de nuevo (cf. Jn 3,3-4). De ahí la necesidad de la humildad
que hace a la persona vaciarse de sí misma y la sencillez necesaria para el
encuentro verdadero con Cristo a fin de acceder al Señor.
Lectura de la primera
carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
1, 18-25
Salmo responsorial Sal
95,1-3.7.10
El
salmista invita a todos los seres que constituyen la creación a alabar al Señor
y proclamad las maravillas de su poder, porque ha liberado al pueblo del
destierro de Babilonia. Es un canto agradecido de quien ha recuperado la
libertad y no olvida los beneficios que recibe constantemente de un Dios Creador
y Providente.
V. Cantad al
Señor: es Él quien nos salva.
R. Cantad al
Señor: es Él quien nos salva.
Aleluya Lc
10,5.9
Aleluya. Aleluya.
«El Reino de Dios está en medio de vosotros ―dice
el Señor―
Llevad el mensaje de la paz a todos los hombres». Aleluya.
Evangelio
«Está
cerca de vosotros el Reino de Dios»
Lucas
presenta a Jesús enviando a los Doce a las ovejas descarriadas de Israel (cf.
Lc 9,1-6; Mc 6,7-13) y al grupo mayoritario de discípulos a todas las gentes
(cf. Lc 10,1-12). El mensaje de la presencia del Reino es tan apremiante que no
deben llevar nada para el camino; y el contenido del mensaje es tan importante
que deben andar a la intemperie. No necesitan de nada; lo primordial es
anunciar a Dios y su salvación. La pobreza, como desapego del yo y de las cosas
que se suelen poseer para afianzar la vida, aparece como una actitud básica
para la credibilidad del anuncio, además de darle libertad al mensajero. El
discípulo de Jesús ofrece el Evangelio, no lo impone a la fuerza. Por eso se
acepta o se rechaza. En este caso, el hombre debe ser consciente de la
autodestrucción que entraña el egoísmo, la soberbia, el quitarle la mirada al
amor.
Lectura
del santo Evangelio según San Lucas 10,1-12
Para meditar
Espíritu
sereno y santamente alegre, pero también inflexible en su misión, [San
Bernardino] defiende la doctrina del Nombre de Jesús frente a los teólogos y a
los Pontífices; mantiene su libertad de palabra y su autoridad de apostolado
frente a príncipes y señores; ni las amenazas ni el oro de Felipe María
Visconti lo inducen a callar, ni las protestas de los banqueros y de los
mercaderes, tocados en lo vivo en sus prédicas contra "las
malversaciones" y los engaños comerciales y el préstamo a interés, lo intimidan.
Su palabra es luminosa, pero también cortante como una espada. Sabe que se le
juzga demasiado rígido, pero no debe y no quiere suavizar su severidad: «Quien
te lleva por el camino amplio, te lleva a la casa maldita; por el camino
estrecho se llega al paraíso [...] Estáis tan acostumbrados a estar y a habitar
en el camino amplio que os es mostrado por los predicadores o por otros, que lo
que os predico os parece un canino estrecho. Sé bien que ninguno de vosotros
desearía sentirse sin ninguna necesidad en este mundo, e ir después calzado y
vestido al Paraíso. Además así no se llega... ¡no lo hagáis! Quiero poneros en
el camino directo, no en el desviado» (Agustín Gemelli, O.F.M., San
Bernardino de Siena, franciscano perfecto, en Íd., San Francisco de
Asís y sus "pobrecitos",
Buenos Aires, Ed. Pax et Bonum, 1949).
28.1 de mayo
Mariana
de Jesús de Paredes (1618-1645)
Santa
Mariana de Jesús nace el 31 de octubre de 1618 en Quito (Ecuador). Huérfana
desde muy pequeña la cuida su hermana Jerónima y su esposo, quienes la crían
como una hija suya. Lleva una vida de penitencia y oración en casa de su
hermana, saliendo a la calle sólo para ir a Misa. Más tarde profesa en la Orden
Franciscana Seglar, sirviendo a los más necesitados sin distinción de raza ni
color. La dirige espiritualmente Hernando de la Cruz, que la retrata. A Santa
Mariana se la conoce como La Azucena de Quito. Una vez le practican una
sangría; echan la sangre en una maceta y en ella nace una azucena. Por eso se
representa con esta flor en sus manos o cerca de ella. El día 30 de noviembre
de 1945, la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador la nombra Heroína de
la Patria. Es beatificada el 20 de noviembre de 1853 por el papa Pío IX y
canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII, siendo la primera santa
ecuatoriana; es considerada como patrona de su país natal.
Común de Vírgenes
Oración. Señor, Dios de misericordia,
que hiciste florecer en Santa Mariana de Jesús Paredes, como lirio entre
espinas, la pureza y austeridad de vida, concédenos, por su intercesión, vernos
libres de todo pecado y tender a la perfección evangélica. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Lecturas
«El que se gloría que se gloríe en el
Señor»
Pablo teme que los judaizantes echen
por tierra todo el trabajo que ha llevado a cabo para construir la comunidad de
Corinto sobre la prioridad de Dios que se alcanza por medio de Jesús. No hay
otro Salvador, otro Mesías que nos conduzca a la fuente de la salvación; él es
la única vía de acceso a la divinidad; y está otra vez en peligro por
interponerse la ley como mediación de la salvación divina. Y no es una tarea
nada fácil, pues la salvación por la fe en Cristo es algo que no se puede ni
pactar ni renunciar (cf. Rom 5,1-11). Reproduce la imagen del amor del esposo
como en el AT simboliza las relaciones del Señor con su pueblo: Jer 2,1-7; Is
49,14-21; Os 1,2; etc.
Lectura de la segunda carta del Apóstol San
Pablo a los Corintios 10,17-11,2
Salmo responsorial Sal 148,1-2.11-12.13-14
El
salmista invita a las criaturas del cielo y de la tierra a alabar al Señor.
Todo ser viviente debe su existencia al Señor. Es el don más preciado, que
tantas veces se nos olvida. Este regalo de Dios Creador impulsa al creyente a
dar gracias continuas por verse en una creación hecha por amor, conservada por
la providencia y salvada al final de los días. Por todo ello se alaba y bendice
al Señor.
V. Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
R. Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Aleluya Mt
25,10
Aleluya. Aleluya.
«Llegó el esposo,
y las que
estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas»
Aleluya.
Evangelio
«María, sentada a los pies de Jesús, escuchaba»
María, como Lidia a Pablo (cf. Hech
16,15), acoge a Jesús en su casa. Y escucha su palabra, como una discípula (cf.
Lc 8,1-3). Marta está absorbida con los preparativos de la comida a los
invitados. Y llega un momento que se queja al Maestro. Jesús, como Señor,
sentencia: no hay que hacer tantas cosas que puedan absorber la atención de tal
manera que quede en segundo lugar, o en el olvido, la más importante en esos
momentos, como es la presencia de Jesús explicando la Palabra de Dios. Porque
«no sólo de pan vive el hombre...» (Cf. Lc 4,4; Dt 8,3).
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10,38-42
Para
meditar
«No vivió en un claustro, porque la
Providencia la quería en medio del mundo; pero aspiró a la perfección, como
pudiera hacerlo la religiosa más observante. No fue figura histórica; pero es
hoy el honor de una nación ilustre, que la aclama su «heroína nacional». No
dedicó exclusivamente sus horas a la caridad; pero al fin dio su vida por sus
hermanos. Amó a la Iglesia como el más celoso defensor de sus derechos y la
honró con sus virtudes. Finalmente, no fue inmolada por el furor ajeno, pero
supo bien mortificarse con mano propia. Aprendan todos en esta Santa el inmenso
poder de la virtud cristiana, capaz de hacer madurar un espíritu, con más vigor
que el sol quiteño hace madurar los frutos opimos de la tierra ecuatoriana.
Aprenda el mundo las energías que se esconden en la oración y en el sacrificio.
Aprendan los epicúreos de siempre que la meta de los espíritus se encuentra al
fin del camino escondido, en que el amor busca el dolor para superar las
ataduras materiales. Aprenda la joven
moderna y mundana lo que en su mismo ambiente puede hacer un alma enamorada del
Señor. Y cuantos hoy viven en la plena luz de la devoción al Corazón
Sacratísimo de Jesús, admiren los atisbos de esta víctima inocente, que en los
albores del siglo diecisiete supo hacer ya de la reparación el centro de su
espiritualidad. […] Mariana de Jesús de Paredes es
ejemplo para todos, pero de manera especial para vosotros, amados hijos
ecuatorianos. Muchas veces las alternativas contingentes de la política de cada
día pueden imprimir a los criterios directivos tales oscilaciones, que se
lleguen a ver en peligro valores tan fundamentales como la educación cristiana.
No lo permitáis vosotros, antes bien exigid para vuestras generaciones futuras
una formación encuadrada por las virtudes que hicieron grande a vuestra Santa;
proponed a vuestros hijos el modelo perfecto de vuestra «heroína nacional »,
Santa Mariana de Jesús de Paredes. (Pío XII, Alocución a los peregrinos en Roma con motivo de la canonización de
Mariana de Jesús Paredes, 10 de
julio de 1950, en AAS 42 (1950) 637-639)
29 de mayo
Raimundo
de Carbona y Esteban de Narbona († 1242)
La herejía
albigense se extiende por Tolosa a comienzos del siglo XIII. Gregorio IX envía
al dominico Guillermo Arnaud como inquisidor a las diócesis de Tolosa, Albi,
Carcasona y Agent. Se le opone Raimundo VII, conde de Tolosa, que prohíbe a los
religiosos cumplir con su cometido. Raimundo de Alfar, balí de Avignonet,
pequeña ciudad a pocos kilómetros de Tolosa, invita a Guillermo y a diez
compañeros a su castillo, y los asesina mientras ellos cantan el “Te Deum”.
Entre los once mártires hay dos franciscanos: Esteban de Narbona y Raimundo de
Carbona. Esteban de Narbona nace en Saint Thibery, en la diócesis de
Maguelonne, en Francia. Monje benedictino, seducido por el ideal de San
Francisco se hace Hermano Menor. Trabaja por la defensa de la fe contra los
errores de los albigenses. Con Raimundo de Carbona, dio valerosamente la vida
por amor de Cristo. Los beatos Esteban y Raimundo son sepultados en Tolosa en
la iglesia de los Hermanos Menores. El papa Pío IX aprueba su culto el 6 de
septiembre de 1866.
Común de Mártires
Oración.
Señor Dios, que concediste a los
mártires Raimundo de
Carbona y Esteban de Narbona la
gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que, así como
ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes
en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Zacarías
a quien matasteis entre el templo y el altar»
Israel
se olvida con frecuencia de los favores que el Señor le hace continuamente. Y
se va con otros ídolos, como sucedió al principio cuando adoraron al becerro de
oro (cf. Éx 32,1-11). Y se agrava la situación cuando los profetas, que el
Señor envía para hacerle consciente de su pecado, los asesina, los aparta de su
camino para poder seguir su voluntad sin obstáculo alguno. Lo recuerda Jesús
cuando afirma que Jerusalén mata a sus profetas (cf. Mt 23,37). Y para empeorar
las cosas, los mata en el nombre del mismo Señor. Pero los mártires aún hacen
memoria con más intensidad después de fallecidos, porque su vida y su dolor
quedan como el recuerdo permanente de la verdad divina que defendieron sus
labios.
Lectura del segundo libro de las
Crónicas 24,18-22
Salmo
responsorial Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9
El creyente manifiesta el gozo interior
y la alegría externa de saberse querido y protegido por Dios. Por eso alaba al
Señor e invita a toda la comunidad para que haga lo mismo. Aunque muchas veces
permanezca en silencio cuando se le invoca, él siempre está ahí, junto a sus
hijos y junto a quienes le reconocen como Señor y Guía.
V. El Señor
me libró de todas mis ansias.
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Aleluya Sant
1,12
Aleluya. Aleluya
«Dichoso el hombre que soporta la
prueba,
porque,
una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida».
Aleluya
Evangelio
«Todos os
odiarán por causa de mi nombre»
La incomprensión del ministerio de
Jesús por parte de las autoridades religiosas judías hace que le entreguen al
poder civil para que le ajusticie. Su mensaje no es una cuestión del Dios
«verdadero». Los mártires de Inglaterra les pasó lo mismo: los entregan a la
muerte creyendo hacer un bien para salvar la libertad del pueblo. Pero así como
ocurre con los primeros mártires de la comunidad cristiana, así sucede en todos
los tiempos: el Espíritu habla y comunica cuál es el motivo profundo de dar la
vida por Cristo: morir por una humanidad mejor, más fraterna y más digna.
Lectura del santo evangelio según
San Lucas 21,12-19
Para
meditar
Tan pronto como dejó el mar y puso pie en tierra, comenzó a
sembrar la semilla de la palabra de salvación, recogiendo apretado manojo de
frutos espirituales. Mas como le atraía tanto la idea de la consecución del
martirio, que prefería una preciosa muerte por Cristo a todos los méritos de
las virtudes, emprendió viaje hacia Marruecos (24) con objeto de predicar el
Evangelio de Cristo a Miramamolín y su gente, y poder conseguir de algún modo
la deseada palma del martirio. Y era tan ardiente este deseo, que, a pesar de
su debilidad corporal, se adelantaba a su compañero de peregrinación (25), y,
como ebrio de espíritu, volaba presuroso a la realización de su proyecto. (San Buenaventura, Leyenda
mayor, 9, 6)
30 de mayo
Fernando
III de Castilla y de León (1119-1252)
San Fernando III es hijo de Berenguela I, reina de Castilla, y de
Alfonso IX, rey de León, y sobrino de Blanca de Castilla, madre de San Luis Rey
de Francia. Hace lo posible para que se establezca la paz entre los reinos de
Castilla, Aragón, Navarra y León. En la guerra con los sarracenos conquista
Córdoba, Jaén, Sevilla y Murcia para los cristianos. Pertenece a la Orden
Franciscana Seglar, se desposa con Beatriz de Suabia en 1219, con la que tiene
diez hijos, y cuando enviuda se casa con Juana de Danmartín en 1237, con la que
tiene 5 hijos. Promueve la traducción del Fuero Juzgo e impone el castellano
como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Manda la
edificación de las catedrales de Burgos y León. Promueve la vida cristiana en
su reino, favoreciendo la creación de las instituciones fundamentales para que
se desarrolle, sobre todo en los terrenos conquistados a los musulmanes. El
papa Gregorio IX lo llama «Atleta de Cristo» e Inocencio IV le da el título de
«Campeón invicto de Jesucristo». El papa Clemente X lo canoniza en 1671.
Común de
Santos Varones
Oración. Oh Dios, que
elegiste al rey San Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha
las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Lecturas
«Porque grande
es el poder del Señor y es glorificado por los humildes»
Ben Sira no comprende la soberbia
intelectual que pueda llevar a marginar a Dios en la interpretación del mundo y
de la historia humana; o en los conocimientos que provienen de los ritos
mistéricos. Él confía mucho más en el seguimiento de la voluntad del Señor por
medio del cumplimiento de la Ley, lo que conlleva una relación bondadosa con el
Señor y una aceptación de los demás como próximos.
Lectura
del libro del Eclesiástico 3,19-26
Salmo
responsorial Sal
17, 2-3.4. 47.51
Dios establece un diálogo con el
hombre. Y el diálogo se inicia con la creación y continúa en la historia de la
humanidad, procurando la salvación que la aleja de la esclavitud del pecado que
ha originado su libertad. Dios se ofrece como un Padre lleno de amor que
defiende a su criatura de todo mal. Y el hombre debe responder con amor al amor
recibido y percibido en todas las criaturas.
V. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Aleluya Ap 2,10
Aleluya. Aleluya.
«Sé fiel hasta la muerte, dice el Señor,
y te daré
la corona de la vida».
Aleluya.
Evangelio
«Estaba viendo a Satanás caer del
cielo como un rayo»
Los discípulos regresan muy
contentos de la misión que les ha encomendado Jesús. La gente escucha a los
enviados como acogen al mismo Jesús, sobre todo porque la predicación del Reino
la acompañan con toda clase de beneficios para los marginados y pequeños (cf.
Lc 10,21-22). Sin embargo Jesús les advierte que lo importante no sólo está en
los beneficios y frutos de la misión, sino en permanecer con el estilo del
discipulado que les ha enseñado desde el principio: la fidelidad a él que les
lleva a recibir el amor de Dios y ofrecerlo a los demás y vencer a Satanás que
tiene esclavizado al hombre.
Lectura
del santo Evangelio según San Lucas 10,17-20
Para
meditar
El poder de Cristo al
servicio de Cristo y de la Iglesia
Fernando III, además de conquistador victorioso, fue gobernante modelo.
Fomentó la restauración religiosa de España, en estrecha unión con el papa y
con la jerarquía eclesiástica española. Con celo incansable promovió la
organización de las sedes de Baeza-Jaén, Córdoba, Sevilla, Badajoz y Mérida. El
aspecto más conocido y sobresaliente de su reinado es la Reconquista, que quedó
virtualmente terminada en su tiempo. Protector de las ciencias y de las artes,
la universidad de Salamanca le debe el comienzo de su florecimiento, y las
catedrales de Burgos y Toledo lo proclaman mecenas de los artistas cristianos.
En medio de las glorias del mundo, fue piadoso, generoso con los vencidos,
humilde hasta penitenciarse en público, mortificado con cilicios, dado a la
oración.
A la vida y a la acción de san Fernando podrían aplicarse perfectamente
aquellas palabras de san Agustín en su carta a Donato, procónsul de África:
«¡Ojalá no se encontrara la Iglesia agitada por tan grandes aflicciones que
tenga necesidad del auxilio de poder alguno temporal! Y puesto que eres tú el
que socorres a la madre Iglesia, favoreciendo a sus sincerísimos hijos, ¿quién
no verá que hemos recibido del cielo un no pequeño alivio en estas aflicciones,
cuando un tal varón como tú, amantísimo del nombre de Cristo, ha ascendido a la
dignidad real?» (Elogio de San Fernando
III el Santo).
30.1 de mayo
Mariano de Roccacasale (1778-1866)
El beato
Mariano nace el 14 de junio de 1778 en Roccacasale (L’Áquila. Italia), hijo de
Gabriel de Nicolantonio y Santa de Arcángelo. Cuida del rebaño de sus padres y
ali-menta su soledad con una relación permanente con el Señor. A los 23 años
entra en la Orden. Viste el hábito el 2 de septiembre de 1802 en el convento de
Arisquia con el nombre de Mariano de Roccacasale. Permanece en esta fraternidad
durante 12 años, ejerciendo las funciones de carpintero, hortelano, cocinero y
portero. A los 37 años marcha al Retiro de San Francisco de Bellegra, en el que
se entrega por entero a la vida de oración. Aquí ejerce el oficio de portero durante
más de 40 años, donde acoge a los peregrinos con una caridad exquisita e
instruye a la gente en la vida de fe y enseña las devociones cristianas y
franciscanas. Muere el 31 de mayo de 1866, jueves del «Corpus Christi». El papa
Juan Pablo II lo beatifica el 3 de octubre de 1999.
Común
de Santos Varones
Oración. Señor, tú que otorgaste al beato Mariano la
gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también
a nosotros, por su intercesión, la
gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la
perfección que tú nos has propuesto
en la persona de tu Hijo. Que vive y reina
contigo.
Lecturas
«Mucho puede la oración insistente del
justo»
De la actitud filial y de la
condición de ser hijos brota del corazón creyente la oración, que, en este
caso, tiene una relación directa con la sanación de los enfermos y con el
perdón de los pecados, expresiones de la presencia salvadora de Dios en la
historia (cf. Mt 7,8; Lc 18,1). Y en la antigua mentalidad están estrechamente
unidas la enfermedad corporal y espiritual (cf. Jn 9,1-2). En todo caso, la
oración no sólo es la apertura personal del corazón creyente a Dios, sino
también integra en el diálogo con Dios las diferentes situaciones que el
cristiano vive cotidianamente.
Lectura de la carta del Apóstol
Santiago 5,13-18
Salmo
responsorial Sal 41,2-3; 42,3-5
La
oración del justo le conduce al templo, a la morada de Dios, o a su gloria
divina, donde mora. Es un impulso que surge de la presencia de Dios en el alma
y que le hace tender hacia él como su centro natural. Además, también le pide
que le guíe a su encuentro; que sea la luz que ilumine el camino para no
desviarse por los vericuetos oscuros que ofrece la vida humana.
V.
Mi alma tiene sed del Dios vivo
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Aleluya Sal
118,135
Aleluya.
Aleluya.
«Haz brillar tu rostro sobre tu
siervo,
enséñame tus
leyes».
Aleluya.
Evangelio
«Padre nuestro que estás en el cielo»
Jesús, además del deber de orar para
que la proclamación del Reino exprese de forma continua la revelación del
Padre, enseña la forma de orar. Debe ser la oración del cristiano humilde: no
ser arrogante ante Dios (cf. Lc 18,10-14), ni prepotente y exhibicionista ante
los hombres (cf. Mc 12,40par); al contrario, la oración debe ser interior:
sentida y experimentada de una manera personal, que no hueca y superficial;
insistente (cf. Lc 11,5-8); vigilante (cf. Mt 26,41, Lc 21,36); en fin, la
oración debe manifestar la relación de bondad filial con Dios Padre, que
siempre escucha a sus hijos en su Hijo Jesús (cf. Mt 18,19-20). De ahí que se
pida al Padre cosas buenas, que se dé el perdón dentro de la comunidad y el
perdón a los enemigos, la llegada definitiva del Reino y la capacidad de
sufrimiento encuadrada en el amor en los acontecimientos históricos que le
toquen al cristiano vivir (cf. Mt 24,20; 26,41,Lc 21,26).
Lectura
del santo Evangelio según San Mateo 6,5-15
Para meditar
El beato Mariano vivió desde su juventud
el espíritu de pobreza, tan propio de la tradición franciscana. Habiendo vivido
en tiempos difíciles a causa de las persecuciones y la supresión de muchas
instituciones religiosas, encontró en el Retiro de Bellegra un lugar para
redescubrir el silencio de la naturaleza y del corazón, a fin de vivir con
mayor radicalismo el seguimiento de Cristo pobre y crucificado. Su vida
sencilla, hecha de contemplación y acogida de los pobres y participación en sus
sufrimientos, de unión con Dios y solidaridad con sus hermanos, constituye para
todos los creyentes un luminoso ejemplo de fidelidad evangélica. Cuán útil es
para todos nosotros conocer e imitar la experiencia espiritual de los humildes
franciscanos que unieron sabiamente oración y trabajo, silencio y testimonio,
paciencia y caridad. Que ellos nos ayuden con su intercesión a vivir también
hoy el espíritu de auténtica conversión y acogida del Evangelio, que los
caracterizó. [Juan Pablo II, De su discurso a los peregrinos que fueron a Roma
para la beatificación (4-X-1999), en L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 8-X-1999]
30.3 de mayo
María
Celina de la Presentación (1878-1897)
La beata Jeanne Germaine Castang nace
en Nojals (Dordoña. Francia), el 24 de mayo de 1878, hija de Germain Castang y
Marie Lafage. Colabora con las Hermanas de San José de Aubenas y en la
Parroquia de su pueblo. Debido a una crisis económica familiar, pide limosna
para alimentar a su familia. Ingresa en el Instituto Nazaret de Burdeos
dirigido por las Hermanas de Jesús María de Le Dorat. El 12 de junio de 1896
ingresa como postulante en el monasterio «Ave María» de las Clarisas, y el 21
de noviembre de ese mismo año viste el hábito franciscano con el nombre de María
Celina de la Presentación de la Santísima Virgen María. Destaca por su entrega
a la fraternidad, capacidad de sufrimiento en las enfermedades que padece a lo
largo de su vida, que derivan en una grave tuberculosis, lo que le unió a la
pasión de Cristo. Muere el 30 de mayo de 1897, tras emitir la profesión
religiosa «in articulo mortis». La beatifica el papa Benedicto XVI, y el
cardenal José Saraiva preside la ceremonia de la beatificación, celebrada en
Burdeos el 16 de septiembre de 2007.
Común de Vírgenes
Oración. Señor, tú que te complaces en habitar en los
limpios de corazón,
concédenos, por intercesión de la
beata María Celina de la
Presentación, virgen,
vivir la pasión de tu Hijo de tal manera que merezcamos alcanzar los bienes de
la Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Sed
constantes en la oración; que ella os mantenga en vela»
La
oración para San Pablo no sólo descentra a la persona de su egoísmo, sino que
fortalece la tensión hacia los bienes eternos que el cristiano debe
experimentar de una manera constante. Ya no se espera a Jesús que se manifieste
pronto, o que su venida sea inminente, como sucede poco después de la
Resurrección (cf. 1Tes 4,13-17). Por eso es más necesario permanecer unido al
Señor por medio de la oración. Y es necesario que oren los cristianos para
asegurarse que la evangelización de los apóstoles aplique con fidelidad la
Buena Nueva de Jesús. Por eso el Apóstol solicita a los cristianos de Colosas
que no se olviden de él, como él no se ha olvidado de ellos (cf. Col 1,3-9). La
oración mutua fortalece el Cuerpo de Cristo, cohesionándolo frente a todas las
adversidades.
Lectura de la carta del Apóstol San
Pablo a los Colosenses 4,2-6
Salmo
responsorial 137,1-3.6-8
El creyente va
al templo para alabar al Señor, toda vez que ha estado presente en las
dificultades que ha padecido. El Señor no ha dado la espalda a quien ha
solicitado su ayuda con corazón sincero y plenamente confiado en su auxilio.
Estar con el Señor, darle gracias y alabarle es la dimensión más honda del que
cree en Él.
V. Cuando te invoqué, Señor, me
escuchaste.
R. Cuando te invoqué, Señor, me
escuchaste.
Aleluya Sal
129,5
Aleluya. Aleluya.
«Espero en el Señor, espero en su
palabra».
Aleluya.
Evangelio
«Estad siempre
despiertos»
Jesús exhorta una y otra vez a la
vigilancia (cf. Mt 24,37-44; Lc 12,35-48; 17,26-30; etc.) debido a la atracción
que entrañan la riqueza, el placer, los pequeños asuntos que distraen y niegan
los principios sobre los que discurre la vida de amor (cf. Rom 13,11-14). Y
nadie está a salvo de las tentaciones diabólicas que pueden cortar el hilo de
unión con Dios, quien es el que mantiene tensa nuestra vida hacia los bienes
imperecederos, aquellos que perduran en la eternidad. No es tan fácil sostener
la vista en Aquel que se espera su venida; cualquier realidad histórica puede
hacer que nos fijemos en aquello que sólo responde a deseos o sentimientos
inmediatos, que cuando pasan, dejan la existencia vacía.
Lectura del santo Evangelio según
San Lucas 21,34-36
Para
meditar
María Celina nos dice que se puede vivir
la santidad en todas las etapas de la vida. Contrariamente a lo que muchos
piensan, la santidad no está reservada a los adultos, a los que tienen toda una
vida detrás de sí, a los que son ricos en experiencias. Puede alcanzar la
santidad un niño o un adolescente. María Celina nos dibuja el rostro de la
santidad. Ese amor que llevaba en su corazón interrogaba a quienes la rodeaban.
Ya en el taller de costura las demás percibían esta luz espiritual que emanaba
de ella. Fue aún más evidente para las monjas clarisas, que la acompañaron
durante los pocos meses de su vida religiosa. Y ese esplendor prosiguió de modo
sorprendente después de su muerte. Así,
María Celina nos recuerda que la fecundidad evangélica no se mide por la
eficacia humana. Brota de un corazón que se abre totalmente a la acción y al
amor de Dios. Es el fruto de una vida que se entrega, se abandona a Cristo y
acepta pasar por la muerte como el grano de trigo caído en tierra (cf. Jn
12,24). Por eso, en el Evangelio, sólo quienes tienen un corazón pobre, un
corazón sencillo, pueden acoger plenamente las palabras de gracia de Jesús. En
ellos nada se interpone a la gratuidad del don de Dios. Su debilidad remite
espontáneamente a la fuerza transformadora del Señor: «Yo te bendigo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e
inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21). Al comienzo de
este año pastoral, escuchemos esta llamada a la santidad en la cotidianidad,
que nos dirige nuestra nueva beata. No dudemos en encomendarnos mutuamente al
Señor, invocando su intercesión. No dudemos en encomendarle cada una de
nuestras diócesis. ¿No dijo ella antes de su muerte: «En el cielo no olvidaré a
nadie»? Amén. (Ricard, J.P., cardenal, Homilía en la
misa de beatificación, Burdeos, 16-IX-07, en L´Osservatore Romano, ed. Semanal en lengua española, 5-X-07).