SOBRE DIOS PADRE
Xabier Pikaza
III
Antes de toda teoría, una palabra
originaria
Un Abba sin Imma no
es sólo enfermizo sino contrario al evangelio, pues al lado del Abba ha de
estar la Imma como iniciadora y testigo del Padre. Su misma cercanía (las dos
palabras marcan el acceso del niño a la vida personal consciente) definen su
identidad. Un Abba-Imma sin Ahim, es decir, sin hermanos, carece de sentido, es
contrario al evangelio.
Muchos han aplicado a
Dios palabras muy sabias, como si hubiera que dejar la infancia para
encontrarle, como si la experiencia del niño fuera incapaz de abrirnos a la
hondura de la Realidad. Pues bien, Jesús ha vuelto de algún modo a la infancia
(en ejercicio de intensa neotenia), recuperando ante Dios su primera
experiencia de niño en brazos de la madre (Imma) que le lleva al padre,
pudiendo decía así Abba (que es siempre Padre desde la Madre).
Otros no se han
atrevido, Jesús, en cambio, lo ha hecho y de esa forma ha saludado a Dios de un
modo intenso con la más fuerte de todas las palabras, aquella que los niños
confiados y gozosos aprenden de boca de la Madre (Imma) para referirse al Padre
(Abba) en quien creen y confían, sin dejar por eso a la Madre (sino todo lo
contrario), aprendiendo con el Padre-Madre a decir Ahim, hermanos, con palabra
y con hechos.
Conocer a Dios
resulta, para Jesús, lo más fácil y primero; no ha necesitado argumentos para
comprender su esencia divina, no ha buscado demostraciones: Su madre María le
ha enseñado a decir Abba y en el abba familiar (José) ha podido descubrir el
rostro de Dios Abba, un Padre con madre o, mejor dicho, un padre-madre que es
impulso y es fuente de vida para todos los hermanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario