viernes, 11 de abril de 2014

El nombre de Jesús

                    SEMANA SANTA: EL NOMBRE DE JESÚS




Esteban Calderón Dorda
                                                               Facultad de Letras
                                                               Universidad de Murcia

           
En Murcia, desde hace días, el embriagador aroma del azahar de los naranjos nos está recordando la inminencia de la Semana Santa. A lo largo de estos días, en los que actualizaremos la pasión, muerte y resurrección de N. S. Jesucristo, podremos contemplar en pasos, estandartes, túnicas y mantos el monograma JHS (o IHS), aunque, en realidad, a poco que nos fijemos, está omnipresente en muchos lugares de nuestros templos y ornamentos litúrgicos. De hecho, las representaciones paleocristianas de este monograma en pinturas y relieves son muy corrientes, adornándose ocasionalmente con otros elementos como la cruz, que es el más frecuente. Ahora bien, es también muy habitual que si preguntamos por su significado, se nos den explicaciones un tanto forzadas, cuando no peregrinas.

            Lo más normal es que se nos diga que se trata de un acrónimo del tipo INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum) y que las letras JHS representan las iniciales de la expresión Jesús, Hombre y Salvador, mientras que la versión IHS encarnaría la traducción latina: Iesus Hominum Salvator («Jesús, Salvador de los hombres»). Menos habitual es la explicación que remite dichas letras a la advertencia que el emperador Constantino recibiera antes de la batalla del Puente Milvio: In Hoc Signo (vinces) («Con este signo vencerás»), en alusión a las letras que más tarde
Constantino adoptara como símbolo en el lábaro: XP, es decir, las dos primeras letras del nombre Cristo en griego, también conocido como «crismón». La prueba de que el origen de dicho monograma se había perdido en la noche de los tiempos es que en otras lenguas modernas se dan explicaciones diversas. Así, por poner un par de ejemplos, en inglés significaría I Have Suffered («Yo he sufrido») y en alemán Jesus Heiland Seligmacher («Jesús Bendito Salvador»).
            Para hallar el auténtico significado de estas letras, que constituyen un monograma y no un acrónimo, como erróneamente hemos visto, hay que remontarse a los primeros papiros cristianos, en los que se utilizaban los llamados Nomina Sacra. Este término se aplicaba a aquellos nombres que hacían referencia a la divinidad o al ámbito sagrado: Padre, Hijo, Espíritu Santo, Dios, Jerusalén, Cielo, Señor…, y así un largo etcétera, si bien a veces se ampliaba en un sentido laxo a nombres ambigua o impropiamente sagrados. De todos ellos hubo cuatro que obtuvieron un tratamiento especial en los primeros manuscritos neotestamentarios: Kýrios, Theós, Christós y Iesoûs, hasta el punto de que más que Nomina Sacra, se les considera Nomina Divina. Esta costumbre tenía dos orígenes: por una parte, respondía al uso de los traductores judíos que vertieron los libros del A.T. al griego en Alejandría,
que distinguían así la sacralidad del nombre de Dios y asimilados del resto del texto, y, por otra, el ahorro de espacio en los manuscritos al abreviar palabras que se repetían con bastante frecuencia. A estos Nomina Sacra, que han dado lugar a no pocos errores de crítica textual, se les singularizaba además con un trazo horizontal encima. Las contracciones de estos «nombres sagrados» seguían varias normas que nos son bien conocidas: la primera y última letra, las dos primeras y la última, la primera y las dos últimas, la primera y última sílaba, etc. Por este camino nos encontramos con el nombre griego de Jesús, IHSOYS, cuyo Nomen Sacrum se forma con las dos primeras letras y la última, es decir, IHS. Así es como se latiniza este monograma, transliterando la iota inicial como I, la eta griega (H) como hache, por su similitud, y la sigma final como S, perdiéndose con el tiempo la noción de su significado en griego.
           
En consecuencia, las letras JHS (o IHS) representan, sencillamente, el nombre de Jesús, de ahí que sea precisamente ese el emblema que san Ignacio de Loyola adoptara para la Compañía de Jesús, y que podemos contemplar –es el mejor ejemplo– en el escudo de nuestro Papa Francisco.



2 comentarios:

  1. La extensión IHS por todo el mundo cristiano se debe a Bernardino de Siena (1380-1440), que reformó a los Franciscanos con el emblema "El santísimo nombre de Jesús". San Ignacio lo toma del escudo que estaba en la casa de sus padres, pues eran terciarios franciscanos de lengua castellana, y todos ellos se distinguían en el País Vasco precisamente por situar el escudo de San Bernardino en el pórtico de su vivienda.

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    1. AHORA TENGO MAS CLARO DE DONDE SON LOS ORIGENES DEL NOMBRE DE NUESTRAS PROVINCIA "PROVINCIA SANTISIMO NOMBRE DE JESUS"
      RELIGIOSAS FRANCISCANAS DE LA PURISIMA CONCEPCION EN AMERICA

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