“... y la vida del mundo futuro. Amén.”
III
Origen de la expresión “vida del mundo futuro”
Historia
de la teología
José
María Roncero
Instituto
Teológico de Murcia OFM
Pontificia
Universidad Anrtonianum
La literatura
patrística no presta excesiva atención a esta esperanza cósmica, aunque sea
mencionada tanto en los Padres orientales como en los occidentales.
Sus aserciones giran
en torno a dos polos18: el primero, y frente a las corrientes
excesivamente espiritualizantes, defiende que la creación material no va a ser
destruida sino transformada y embellecida; el segundo ofrece argumentos sobre
la adecuación de la nueva creación a la situación gloriosa del hombre.
Representantes del
primer polo son San Hilario de Poitiers19, San Cirilo de Jerusalén20,
San Jerónimo21 y a San Isidoro de Sevilla; este último escribe:
“...será creada una tierra nueva, es decir, el ser de nuestra tierra será transformado;
pasará a un estado espiritual y después no estará sometida a cambio alguno”22.
En el segundo
estarían San Ireneo23, San Juan Crisóstomo24 y san
Agustín, que expresa así su pensamiento: “el mundo renovado estará en armonía
con los cuerpos de los hombres igualmente renovados”25.
Ajeno a esas líneas,
San Ambrosio afirma: "En Él (Cristo) resucitó el mundo, en Él resucitó el
cielo, en Él resucitó la tierra. Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva"26.
Como curiosidad, y
ya fuera de la Patrística, cabe citar a San Julián de Toledo y su Prognosticon
futuri saeculi, del año 688, el tratado más antiguo de escatología. Dedica
a la “terra nova” cuatro de los breves capítulos del tercer libro (XLVI-XLIX),
pero son casi en exclusiva citas de la Civitate
Dei de san Agustín27.
Si saltamos a la
teología medieval, encontramos que tampoco Santo Tomás aborda sistemáticamente
nuestro tema; sólo le dedica algunas cuestiones inconexas en el Supplementum.
Del artículo 1 de la 91 tomamos su pensamiento central, que sigue la tónica de
los Padres: “Luego al mismo tiempo el mundo será innovado, y el hombre,
glorificado” (Unde simul mundus innovabitur et homo glorificabitur)28.
Muy otra, como era
de esperar, es la importancia que se le da en la teología de sayal pardo. Como
breve excursus, concentro en siete
asertos29 la visión franciscana:
1.- En la
espiritualidad de Francisco de Asís, el hombre y la creación, hermanos de
origen, están llamados a vivir junto a Dios: en eso consiste la salvación
universal.
2.- Para Alejandro
de Hales el hombre, junto a la creación, es asumido en la glorificación de
Dios. Todo el hombre, en su estructura interna y externa, está constituido para
aspirar a ese cumplimiento en Dios.
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Alejandro de Hales |
3.- Buenaventura lo
expone trinitariamente:
3.1. Todo lo que ha
sido creado por Dios posee un impulso natural a retornar a su origen. El
retorno de las cosas creadas al Padre, para participar en su bienaventuranza,
es el estadio conclusivo de la creación.
3.2.- La consumación
de la creación se realiza por el Verbo increado, quien, permeando toda la
creación, la guía internamente a su fin. Dios acepta en sí al hombre y al mundo
cumpliendo el devenir amoroso prefigurado en la encarnación.
3.3. El ser humano
ha sido capacitado por el Espíritu Santo para ser el mediador entre el mundo
material y Dios; su responsabilidad es llevar a toda la creación y a sí mismo
al fin último, a la unión con Dios trino en el esplendor de la gloria.
4. Escoto desarrolla
esa especial tarea humana en la construcción del mundo. El hombre ha de buscar
los dones que Dios ha impreso en la
creación, pues son medio para tender hacia él; debe reconocer el valor y la
dignidad todos los seres; debe reconducir todas las cosas al Creador, manantial
del amor. Cuando, con la ayuda de la gracia, el hombre estructura el mundo en
el amor, anticipa ya el final consumador.
5. A modo de
resumen: la mirada franciscana sobre el hombre, que siempre es una mirada desde
Cristo, lo descubre en relación y en camino: en conexión con toda la creación y
andante con ella desde su inicio hasta el cumplimiento perfecto en el Dios
trino. El camino de la misma creación es un camino de salvación hacia Dios.
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