DOMINGO XIX (B)
Lectura
del santo Evangelio según San Juan 6,41-52.
En aquel tiempo,
criticaban los judíos a Jesús porque había dicho «yo soy el pan bajado del
cielo», y decían: -¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre
y a su madre?, ¿cómo dice ahora que ha bajado del cielo?
Jesús tomó la palabra
y les dijo: -No critiquéis: Nadie puede venir a mí, sino lo trae el Padre que
me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas:
«Serán todos discípulos de Dios». Todo el que escucha lo que dice el Padre y
aprende, viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que viene
de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la
vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el
pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo.
1.-Texto. Jesús es la «Palabra hecha carne» (Jn 1,14); desciende de
la gloria y morada de Dios; es el Hijo de Dios (cf. Jn 3,16-18), por eso es «el
pan del cielo». Pero los« judíos» no admiten este origen celeste y el alimento
divino que ofrece en su vida servida a todos; ―« judíos» es el término que usa Juan para
llamar a los adversarios de Jesús. María
y José son los padres de Jesús, como cualquier hombre o mujer. Su origen es
conocido y controlado por sus conciudadanos. No puede venir de arriba, sino de
una generación exclusivamente humana (cf. Mc 3,31-35; 6,1-6); por consiguiente,
su palabra y vida no es divina.― Sin embargo, en estos últimos tiempos (cf. Heb
1,2), la enseñanza de Dios no viene directamente de Él, sino de su Hijo, el que ha visto al Padre (cf. Jn 1,18), porque
ha vivido en su gloria y da a conocer su auténtico rostro y voluntad. Por eso,
Jesús es el pan que da la vida, y una vida que es eterna. Pero el escándalo lo
lleva hasta el extremo: Jesús, su vida entregada hasta morir en la cruz, es
como el Padre la ofrece como carne/pan que da la verdadera vida.
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