domingo, 29 de diciembre de 2013

Evangelio. 1 de enero

                       1 DE ENERO

                       MARÍA, MADRE DE DIOS



     

Del Evangelio según San Lucas 2,16-21

            En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
            Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.


            1.- Dios anuncia el nacimiento de Jesús a unos pastores por medio de un ángel; una multitud del ejército celestial alaba a Dios diciendo: «¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres que él ama!» (Lc 2,13-14). Después de la fiesta celestial comienza la terrena, mucho más sencilla y humilde; los protagonistas son los pastores y el panorama que se encuentran en Belén es de pobreza. El marco elegido por Dios para hacerse presente es el de la mayoría de la gente; así se puede hacer entender. Pero recibir a Dios por la fe y la vida de Jesús supone un caminar lento y pausado, el que recorre María cuidando a Jesús y siguiéndole en su ministerio por Palestina. Antes circuncidan al niño, según prescribe la Ley (Lev 12,3), para que forme parte de Israel, el pueblo elegido por Dios, y reciba los favores de la Alianza divina. María y José le ponen el nombre de Jesús, como lo había anunciado el ángel Gabriel (Lc 1,31); es la forma griega del hebreo Josué, que significa «Yahvé salva».

            2.- La acción de Dios sobre María, que la «favorece» con el don de su Hijo (Lc 1,1.28), tiene una acogida plena y una respuesta intrépida por su parte. Antes el hombre cuidaba la vida cultivando la tierra y ganado, y la mujer se responsabilizaba de la casa y la familia; ahora son los dos los que asumen la tarea de la familia y el desarrollo social. Por eso debemos contemplar a María junto a José, el anuncio de Mateo (1,18-25) junto al de Lucas (1,26-38) para cuidar y llevar a la madurez la vida que Dios regala en los días del año que se inicia, en los hijos que traen a la existencia y en la tierra que administran (cf. Gén 2,15).

            3.-  El Señor es la fuente de los beneficios. Al comenzar el año, el cristiano dirige su mirada a Él para que esté presente a lo largo de este tiempo en su vida y redunde en toda clase de beneficios: la salud, la relación de amor, las responsabilidades sociales y que su rostro se muestre cada vez más diáfano y amoroso en el corazón y en la mente de todos. La presencia beneficiosa divina la experimentó María en el anuncio del ángel Gabriel (cf. Lc 1,26-38). El Señor le envió a su Hijo para que fuera la Palabra eficaz de salvación, mostrando el camino del encuentro con el Señor como Padre, y de los demás como hermanos. Así se forma la gran familia de Dios con todos los hombres. Creamos y obremos para que seamos un poco más hermanos. FELIZ 2014.





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