LECCIONARIO FRANCISCANO
Semana
a semana iremos presentando las biografías de los Santo/as y Beato/as de la
Familia Franciscana. Proponemos, a la vez, unas lecturas que relacionen sus valores
con la Palabra revelada del Señor. Es así como se cumple la lógica de la
Encarnación en los hijos más preclaros de la Familia Franciscana. «La Palabra se
hace carne» en la vida de los franciscanos y franciscanas. Por último,
ofrecemos unas meditaciones acordes con la biografía reseñada; meditaciones
tomadas de los escritos de los pensadores y místicos franciscanos. Esta selección
la he llevado a cabo el P. Pedro Riquelme Oliva.
3 de marzo
Inés de Praga (1211-1282)
Santa
Inés, de la Orden de las Clarisas, nace en Praga (Chequia) en el año 1211; es
hija de Premysl Otakar I, rey de Bohemia, y de la reina Constancia, hermana de
Andrés I, rey de Hungría. Es educada por Santa Eduvigis en el monasterio
cisterciense de Trzebnica y en el premonstratense de Doksany (Praga). En 1220
es prometida en matrimonio a Enrique VII, hijo del emperador Federico II. Vive
en la corte del duque de Austria hasta el año 1225. Rescinde el
pacto de matrimonio, regresa a Praga y se entrega a la oración y a los pobres.
El papa Gregorio IX admite su propósito de virginidad. Funda en Praga entre
1232 y 1233 el hospital de San Francisco, el instituto de los Crucíferos y el
monasterio de San Francisco para las «Hermanas Pobres» o «Damianitas», donde
ingresa el día de Pentecostés de 1234. Profesa los votos de castidad, pobreza y
obediencia. Es abadesa del monasterio de por vida y ayuda a Santa Clara en la
defensa de la vida de pobreza y en la aprobación de la Regla. Santa
Clara de Asís le escribe varias cartas para animarla a seguir en el camino de
Cristo pobre y crucificado. Nace así una amistad espiritual que dura casi
veinte años, aunque las dos mujeres no llegan a conocerse. Muere el 2 de marzo
de 1282. El papa Pío IX aprueba su culto el 28 de noviembre de 1874, y Juan Pablo
II la declara santa el 12 de noviembre de 1989.
Común de Vírgenes
Lecturas
«Que cada uno, con el don que
ha recibido, se ponga al servicio de los demás»
En el tiempo de la espera de la manifestación
gloriosa del Hijo de Dios, el Espíritu se derrama sobre los creyentes y los
llena de amor, que es Él (cf. Rom 5,5; 8,15). El amor, entonces, es el que
estructura la fraternidad, es fuente de todas las gracias, comunica la ciencia
divina y se desarrolla por medio del servicio silencioso y humilde. El
cristiano, pues, no se puede apropiar ni los valores personales ni los de sus
hermanos; simplemente transmite a los demás los dones que nacen de la presencia
del Espíritu, del Amor, en nuestra vida, como, a la vez, disfruta como un
regalo los valores de sus hermanos en la fe.
Lectura de la primera carta del
Apóstol San Pedro 4,7-11
Salmo responsorial Sal
95,10.11-12a.12b-13
Israel anhela la presencia del Señor en la historia para que se imponga
su verdad y su justicia, además de su preeminencia sobre todos los pueblos de
la tierra. Es la esperanza de tantos pueblos, de tanta gente, que sólo confía
en el Señor para vivir y vivir humanamente, por las injusticias que reciben de
sus responsables sociales y políticos.
V. Llega
el Señor a regir la tierra.
R. Llega el Señor a regir la
tierra.
Aleluya 1Jn
2,5
Aleluya. Aleluya.
«Quien guarda la palabra de
Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud».
Aleluya.
Evangelio
«Yo y el Padre somos uno»
El
texto manifiesta dos ideas fundamentales de la vida cristiana. La primera es la
relación y conocimiento mutuo entre Jesús y su rebaño; entre la comunidad
cristiana y su pastor; entre el cuerpo y la cabeza. Esta comunión de vida sólo
es posible si se experimenta por el amor. La segunda es que dicha unión en el
amor, o en un mismo estilo de vida la hace posible sólo Dios, y no se origina y
la mantiene el esfuerzo humano exclusivamente. Puesto que Jesús está unido
filialmente al Padre, formando una unidad de ser y de vida (cf. Jn 5,19; 8,16;
10,15; Rom 8,34-39), él sirve dicha vida divina en las relaciones que mantiene
con los hombres en la tierra, haciéndolos hermanos suyos e hijos del Padre.
Lectura del santo Evangelio según
San Juan 10,27-30
Oración. Señor, Dios
nuestro, que inspiraste la renuncia a los falsos placeres de este mundo a Santa
Inés de Praga y la condujiste por el camino de la cruz hacia la meta de la perfección;
te suplicamos que, siguiendo su ejemplo, antepongamos los valores eternos a los
caducos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Para meditar
Carta
Santa Clara a Santa Inés: «Cuando hubierais podido gozar más que nadie del
fausto y de los honores y dignidades mundanas, estando en vuestra mano
desposaros legítimamente con el ínclito emperador, con todo el esplendor de
gloria que convenía a vuestra excelsa posición y a la suya, habéis rechazado
todo eso y habéis preferido abrazar, con toda el alma y todo el ardor de
vuestro corazón, la santísima pobreza y las privaciones del cuerpo, para
entregaros a un esposo de más noble alcurnia, el Señor Jesucristo,
encomendándole la guarda de vuestra virginidad íntegra e incontaminada.
Por lo tanto, hermana carísima, o mejor, señora digna
de toda veneración, ya que sois esposa, madre y hermana (cf. 2Cor 11,2; Mt
12,50) de mi Señor Jesucristo, y lleváis en alto la enseña resplandeciente de
la virginidad inviolable y de la santísima pobreza: Cobrad ánimo en el santo
servicio que habéis emprendido anhelando ardientemente seguir al Crucificado
pobre, el cual soportó el tormento de
la cruz (Heb 12,12), librándonos del poder del príncipe de las tinieblas (Col 1,13) que nos
tenía encadenados a causa del pecado del primer padre, y nos reconcilió con Dios Padre» (Carta I de Santa Clara a Santa Inés
de Praga, 3-7.12-14).
3 de marzo
Mártires de Etiopía (✝ 1716)
Liberato Weiss nace el 4 de enero de 1675 en Konnesreuth (Baviera.
Alemania); ingresa en la Provincia Franciscana de San Bernardino de Austria el
17 de octubre de 1693 y es ordenado sacerdote en 1698. Samuel Marzorati nace el 10 de septiembre de 1670 en Biumo
Inferiore (Varese. Italia); entra al convento franciscano de los llamados
"Reformados", de Lugano (Suiza), a los 22 años. Miguel Pío Fasoli, nace en Zerbo (Pavía.
Italia) el 3 de mayo de 1676; pertenece a la Provincia de San Diego de la
Región de Insubria (Milán. Italia); misionero apostólico por la Sagrada
Congregación de «Propaganda Fide» el 21 de enero de 1704. La
Congregación los envía a Etiopía en 1711. Llegan a Gondar, capital de Etiopía,
en julio de 1712. El rey Justos (el Negus) los acoge con gusto y les ruega que
no discutan con los coptos y no se declaren romanos. La Fraternidad lleva una
vida de oración, trabajo y servicio a la gente pobre y desamparada, evitando la
relevancia social de su evangelización. No obstante, el rey Justos, para evitar
males mayores, envía a los franciscanos a la provincia de Tigré. Muerto el Rey,
le sucede David, rey perteneciente a otra dinastía y muy favorable a los
coptos. Los misioneros son enviados a Gondar para ser procesados. En el juicio
son condenados a muerte por herejía contra la Iglesia Copta de Etiopía. Son
trasladados a un lugar llamado Amba-Abo, donde son lapidados el 3 de marzo de
1716. El papa Juan Pablo II los beatifica el 20 de noviembre de 1988.
Común de Mártires
Lecturas
«Te basta mi gracia»
Después de contar el rapto místico, Pablo narra las
tribulaciones sufridas para anunciar el Evangelio. Los éxitos en las relaciones
con Dios y en las relaciones con los hermanos los compensa con su debilidad
personal, con sus fracasos y sus enfermedades, o con la persecución de sus
hermanos. Es el «aguijón de la carne». Más allá de los éxitos y de los fracasos,
Pablo introduce los motivos para vivir en Dios por medio de Jesús. Adentrándose
en la vida de Jesús, en su pasión y muerte, experimenta que todo es gracia, que
toda potencia amorosa que sirve y ofrece es un don divino, una gracia que él
sólo debe transmitir. Lo propio es la debilidad.
Lectura de
la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12,7-10
Salmo responsorial Sal
33,8-9.10-11.12-13
El
creyente, como Pablo, concluye que Dios no falla, después de experimentar
cuantiosos fracasos en la vida. Dios protege, defiende, cobija, preserva del
mal a sus fieles. Éstos sólo deben dejarse guiar por Él apartándose de aquellos
que viven confiados en sus bienes y en sus fuerzas exclusivamente.
V. Gustad y ved qué bueno es el
Señor.
R. Gustad y ved qué bueno es el
Señor.
Aleluya Lc
8,15
Aleluya. Aleluya.
«Dichosos los que con un corazón
noble y generoso guardan la palabra de Dios, y dan fruto perseverando».
Aleluya.
Evangelio
«No he venido a sembrar paz, sino espadas»
La
Palabra de Jesús que revela el inicio del Reinado de Dios en la historia y su
presencia de salvación, se compara a la Palabra afilada, tajante de Dios, que
separa el bien del mal y que motiva las reacciones del mundo aceptándola o
rechazándola (cf. Is 49,2; Heb 4,12). Jesús concreta el discernimiento de su
palabra y las reacciones a favor o en contra en el seno de la familia. Y para
su seguimiento, hay que dar preferencia a la salvación, salvación que se debe
anunciar con urgencia. Esto es prioritario a la creación de la familia que
asegura la vida en la tierra. Es una cuestión de preferencias, que no de odios
o amores antropológicos.
Lectura del santo Evangelio según
San Mateo 10,34-39
Oración. Concédenos, Señor, que nuestras
oraciones nos sirvan de alegría y ayuda, para que al celebrar la fiesta anual
de los mártires de Etiopía, beatos
Liberato, Samuel y Miguel Pío, imitemos su fidelidad a Cristo crucificado. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Para meditar
«La
segunda causa por que Cristo padeció fue por mostrarnos el grandísimo amor que
nos tenía, en cuya comparación toda su Pasión fue poca, porque no es sino
muestra y pequeña señal del inmenso amor que nos tuvo. Empero, porque ninguno
puede mostrar más el amor en otra cosa que en morir por su amigo, quiso Cristo
padecer tal muerte para que la obra fuese manifiesta señal de amor, aunque
totalmente no lo pueda notificar por ser inmenso, lo cual quiso sentir San
Agustín cuando dijo: “Si Cristo, hijo de María Virgen, tuviera tantos miembros
como hay estrellas en el cielo, cada miembro tuviera proprio cuerpo, primero
enclavara todos los miembros en la cruz que dejara por redimir una ánima, en
cuanto a lo que él tocaba, porque no quiso que de su parte quedase algo.
No solamente nos mostró Cristo, padeciendo, el gran
amor que siempre nos tuvo, mas quísonos forzar a que lo amásemos robando
justamente nuestro amor, porque la cosa que más mueve el amor y lo que con más
eficacia los despierta es el mismo amor, porque, queramos o no queramos,
dificultoso es dejar de amar a quien verdaderamente nos ama; y aún me parece
casi imposible, viendo que somos amados, dejar de amar. Así que, por nos
constreñir a su amor, padeció Cristo, cuya caridad nos hace fuerza [apremia],
según dice el Apóstol (cf. 2Cor 5,14)» (Francisco de Osuna, Primer Abecedario Espiritual, I,4).
5 de marzo
Cristóbal Maccasoli de Milán (1400?-1485)
El beato Cristóbal Macassoli nace en Milán
(Lombardía. Italia) a comienzos del siglo XV. Ingresa en la Orden hacia los 20
años. Se integra en el movimiento de reforma de San Bernardino de Siena,
acentuando la conversión, la penitencia y la pobreza para redescubrir la vida
de San Francisco. Después de la ordenación sacerdotal, recorre Italia
predicando al pueblo la vuelta al Evangelio y la reforma de las costumbres.
Funda el convento de Santa María de las Gracias en Vigevano con el beato Pacífico Ramati de Cerano, cuya iglesia fue
construida por Galeazzo Sforza y consagrada en 1476. Pasa en esta comunidad el
resto de su vida. No obstante su edad, recibe y atiende a muchos cristianos que
le visitan para recabar sus consejos y ayuda en todos los órdenes de la vida.
Muere el 5 de marzo de 1485. Es sepultado en la iglesia de Santa María de las
Gracias, en la capilla de San Bernardino. En 1810 se trasladan sus reliquias a
la catedral de Vigevano. En el cuadro del altar de Santa María de las Gracias,
de 1653, se representa al beato y a San Bernardino a un lado de la Virgen. El
papa León XIII aprueba su culto el 25 de julio de 1890.
Común de Pastores o de Santos Varones
Lecturas
«El Espíritu del Señor está sobre mí»
El Señor unge a sus elegidos. Ungir significa
consagrar a la persona que va a realizar una misión especial por parte de Dios.
Y el consagrado por antonomasia es el Mesías (cf. Sal 2,2), que recibe el
Espíritu para proclamar el año de gracia del Señor, por el que va a rescatar a
los pobres, a los que sufren. La comunidad cristiana aplicó muy pronto este
título mesiánico a Jesús (cf. Mc 8,29; Hech 2,36) y Lucas lo cita en la
presentación que hace Jesús de sí mismo en la sinagoga de su pueblo, Nazaret
(cf. Lc 4,18-19).
Lectura del libro de Isaías
61,1-3
Salmo responsorial Sal 12,4-5.6
El hombre
siempre tiene al Señor como la última instancia para su salvación; puede
confiar en su amor para liberarle de todos sus enemigos; por eso la ley de Dios
no es otra sino la del amor que le protege y defiende de todos sus enemigos.
V. Yo confío, Señor, en tu
misericordia.
R. Yo confío, Señor, en tu
misericordia.
Aleluya Jn
10,14
Aleluya. Aleluya.
«Yo soy el buen Pastor ―dice el
Señor―,
que conozco a mis ovejas y las mías me conocen».
Aleluya.
Evangelio
«Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación»
El Dios que ha
revelado Jesús es un Dios universal; es el Dios no sólo de Israel, sino de
todos los hombres. Su templo es la creación, porque reina en ella por ser su
creador, su conservador, su salvador. Y los discípulos, enviados por Jesús,
deben proseguir esta misión en todo el mundo y que él sólo anuncia a la casa de
Israel. Los discípulos, después de la Resurrección y Ascensión, marchan por
todo el mundo, dando testimonio de esta revelación de Jesús, que permanece en
la historia por medio de su Espíritu, Espíritu que comunica a los discípulos la
palabra adecuada y da el poder para hacer los signos necesarios para ratificar
la veracidad del mensaje (cf. Mt 28,18-20; Hech 28,3-6).
Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 16,15-20
Oración: Dios y Señor nuestro, que por tu amor hacia los
hombres has querido que el beato Cristóbal de Milán predicara la conversión a
tu Reino; concédenos, por su intercesión, crecer en la práctica de las
virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo.
Para meditar
«La
quinta consideración es que el alma considere aquella infinita benignidad y
misericordia de Dios, en cuanto que Él está siempre preparado con los brazos
abiertos a recibir al alma que quiere volver a Él por medio de la confesión y
penitencia, olvidando todas las injurias y ofensas que ha recibido de ella (cf.
Ez 18,21-22). ¿Quién es, en efecto, el pecador tan nefando, que al ver tanta
benignidad, la que Dios le ofrece al quererlo acoger en su misericordia, no
quiera convertirse a Dios? Por eso, aprende, que no ha existido nunca un
pecador tan colmado de todo tipo de iniquidad que Dios no lo acoja con
misericordia, si se convierte de sus pecados y quiere volver a hacer
penitencia.
¡Oh
carísimo hermano, oh carísima hermana en la caridad de Cristo Jesús, considera,
te ruego, un poco por tu inteligencia, cuánta es la benignidad del Señor para
quererte recibir con misericordia, y, si estás preparado, para querer convertirte
a Él! Y para que puedas entender mejor todo esto, considera los innumerables
beneficios que de Él has recibido; pues dejando a un lado el beneficio de la
creación y los otros incontables beneficios recibidos y que cada día recibes,
solamente el excesivo beneficio de la Redención humana debería inflamar el
corazón de cada uno en amor hacia su Redentor y extirpar del todo cualquier
amor o deseo del alma y el apego a lo terreno» (San Bernardino de Siena, Renovamini, 5).
5.1 de marzo
Juan José de
la Cruz (1654-1734)
San Juan
José de la Cruz nace el 15 de agosto de 1654 en Isquia (Nápoles. Italia); es
hijo de José Calosinto y Laura Garguilo. Por la predicación y el testimonio de
Juan de San Bernardo, franciscano descalzo de la reforma de San Pedro de
Alcántara, ingresa en el convento de Santa Lucía del Monte (Nápoles). En 1674
participa con otros religiosos en la fundación de la fraternidad alcantarina en
Piedimonte de Afila, junto a los montes Apeninos. El 18 de setiembre de 1677 es
ordenado sacerdote a los 23 años, y a los 27 es nombrado Maestro de Novicios y
poco más tarde Guardián. En el año 1690 es elegido Definidor de la Orden y de
nuevo dirige a los Novicios por cuatro años
en Nápoles y en Piedimonte. En 1702 asume la Reforma Alcantarina en
Italia siendo elegido Ministro Provincial. Organiza las comunidades, los
centros de formación y los estudios. El arzobispo de Nápoles, Card. Francisco
Pignatelli, le encarga la dirección de setenta monasterios y retiros
napolitanos, y el Card. Innico Caracciolo le da la misma misión para su
diócesis de Aversa. Después de una vida contemplativa y de extrema austeridad
siguiendo el ejemplo de San Pedro de Alcántara, muere el 5 de marzo de 1734 en
Nápoles, en el convento de Santa Lucía del Monte, y es sepultado en su iglesia.
El 4 de octubre de 1779, en la iglesia franciscana de Santa María de Aracoeli
en Roma, Pío VI proclama la heroicidad de sus virtudes y lo declara beato en la Basílica de San Pedro del Vaticano el 24
de mayo de 1789. El papa Gregorio XVI lo canoniza el 26 de mayo de 1839.
Común de Pastores o Santos Varones
Lecturas
«¡Alégrate y goza, hija de Sión!, que yo vengo a
habitar dentro de ti ¡»
El Señor olvida su cólera sobre Jerusalén y vuelve de
nuevo sus ojos de benevolencia sobre su ciudad (cf. Za 1,16). Con el reinado de
Darío el pueblo espera disfrutar su libertad Jerusalén y alabar a su Dios en su
templo. Jerusalén puede regocijarse, porque el Señor viene de nuevo a vivir en
ella, a darle una vida nueva, a reconstruirla desde sus cimientos, y con Israel
también llama el Señor a todos los pueblos de la tierra. La nueva posibilidad de vida
que procede del Señor acarreará reformas de las costumbres y una conversión
sincera a la voluntad divina.
Lectura del profeta Zacarías 2,1-5.10-11
Salmo responsorial Jer
31,10-13
El creyente responde con alegría y júbilo la promesa del Señor de que
librará a Israel de sus enemigos. Porque el Señor es más poderoso que todos los
males de la tierra. Israel necesita confiar de nuevo en Él para verse liberado
de aquello que le impide alabar al Señor y gozar de su presencia.
V. El Señor nos guardará, como
pastor a su rebaño.
R. El Señor nos guardará, como
pastor a su rebaño.
Aleluya Hech
16,14
Aleluya. Aleluya.
«Ábrenos el corazón, Señor, para que
aceptemos las palabras de tu Hijo».
Aleluya.
Evangelio
«Nadie echa vino nuevo en odres
viejos»
La
propuesta que hace Jesús con la revelación del Reino no encaja en la
religiosidad de Israel. Es un mundo nuevo que revela a un Dios amoroso y
misericordioso muy distinto al que presenta la Ley; es un mundo nuevo en el que
se da la relación personal con Dios, porque es una persona viva y cercana, muy
distinto al de la Ley: lejano, trascendente y silencioso. Por eso no conectan
el mundo de Jesús y el mundo de la Ley. Para ello hay que cambiar de
mentalidad, de corazón, de costumbres y dejar instruirse directamente por Aquel
que es el origen y dueño de todo cuanto existe (cf. Jer 31,31-33).
Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 2,18-22
Oración. Señor y
Dios nuestro, que hiciste resplandecer a San Juan José de la Cruz por su vida
de austeridad y de contemplación, concédenos, por sus méritos, que caminando
con una vida penitente alcancemos más fácilmente los bienes del cielo. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Para meditar
«El domingo. Este día pensarás
en los beneficios divinos, para dar gracias al Señor por ellos y encenderte más
en el amor de quien tanto bien te hizo. Y aunque estos beneficios sean
innumerables, mas puedes tú, a lo menos, considerar estos cinco principales:
conviene saber, de la creación, gobernación, redención, vocación, con otros
beneficios particulares y ocultos.
[...] Cuanto al beneficio de la
redención puedes considerar dos cosas: la primera, cuántos y cuán grandes hayan
sido los bienes que nos dio, mediante el beneficio de la redención; y la
segunda cuántos y cuán grandes hayan sido los males que padeció en su cuerpo y
alma santísima para ganarnos esos bienes. Y para sentir más lo que debes a este
Señor, por lo que por ti padeció, puedes considerar estas cuatro principales
circunstancias en el misterio de su sagrada pasión, conviene saber: quién
padece, qué es lo que padece, por quién padece y por qué causa lo padece.
¿Quién padece? Dios. ¿Qué padece?
Los mayores tormentos y deshonras que jamás se padecieron. ¿Por quién padece?
Por criaturas infernales y abominables y semejantes a los mismos demonios en
sus obras. ¿Por qué causa padece? No por su provecho, ni por nuestro
merecimiento, sino por las entrañas de su infinita caridad y misericordia» (San
Pedro de Alcántara, Tratado de la Oración
y Meditación, 2).
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