Muchas son las novedades de Jesús, y
entre ellas destaca su manera vincularnos a Dios a quien llama Abba, es decir,
Padre, siendo, al mismo tiempo Abba-Imma, Padre-Madre, en comunión con los Ahim
(todos los hombres son hermanos).
Jesús ha sido amigo (protector,
educador) de niños, asumiendo así una función materna (más que paterna), propia
del mismo Dios padre/madre. Confiando en ese Dios dice Jesús, refiriéndose a
los niños: “De los que son como ellos es el reino de los cielos...”.
Precisamente ahí, en relación a los niños que han de ser acogidos y crecer en
manos de una buena Madre, viene a revelarse el Dios de Jesús Padre, que no
sirve para avalar ningún sistema social o religioso de poder, sino para abrir a
los niños un camino de vida.
En esa línea decimos que Dios es
Abba-Imma, Padre-Madre, conforme a las dos primeras palabras de los niños, que
Jesús enseña a proclamar a los mayores. El Dios del reino está vinculado a los
niños y ellos son sus representantes... Desde este fondo ha de entenderse la
invocación de Jesús, Abba, que no es palabra exclusiva de pequeños, pero que
recibe en ellos su pleno sentido. En la raíz del Abba (padre) está la Imma, es
decir, la madre, que enseña a los niños a decir precisamente Padre. Ésta es la
palabra más honda que Jesús ha recreado desde su propia vida, no con teorías,
apareciendo como “mesías materno” de un Dios paterno.
1.- Abba-Imma, Padre-madre
Las dos palabras (Abba e Imma) son
inseparables y, en principio, el Padre depende de la Madre, sin la que no tiene
sentido su acción y su presencia. Ciertamente, en el centro del Nuevo
Testamento se encuentra la palabra Abba, que Jesús ha utilizado en su oración,
al referirse al Dios (cf. Mc 14, 36 par), y que la tradición posterior (cf. Rom
8, 14; Gal 4, 6) ha tomado como nota distintiva de su plegaria. Abba e Imma se
vinculan con Ahim, hermanos:
‒ Abba es una palabra primigenia, que
sólo puede interpretarse a partir de la madre (Imma), que se la enseña al niño,
aunque luego ella queda a veces en la penumbra. No es la primera (es Imma),
pero es absolutamente necesaria: Sólo cuando la Imma enseña al niño a decir
Abba (ampliando su vinculación con ella), y cuando el niño dice así (Abba)
podemos afirmar que la vida tiene sentido.
‒ Diciendo Abba, el niño no puede
abandonar a la madre, pues de esa forma caería en manos de un mal
patriarcalismo, quizá el mayor de los males religiosos y sociales de la
humanidad actual. Pero tampoco puede quedarse en la Imma. Para que la vida del
niño madure en riqueza y diálogo hace falta una buena madre (Imma) que le
conduzca y lleve al Abba, descubriendo y a los hermanos.
‒Abba e Imma se vinculan con Ahim, los
hermanos… que así forman parte de su relación con Dios Padre-Madre. Dios
aparece así como garante de vida y familia…
[1]
Conferencia pronunciada por el Autor en el Instituto Teológico de Murcia OFM el
3 de marzo de 2014.
Dios es verdad que es Padre y Madre, con las facetas de ambos roles vistos desde la sociedad.
ResponderEliminarPero no se puede decir que Dios es Madre desde la ternura o cuidado de los niños, porque eso no encaja en el momento actual y sería una discriminación a la figura del Padre, que tiene la misma ternura y el mismo cuidado amoroso hacia sus pequeños que la Madre.
Por otra parte, ¿Por que la Madre lleva a los niños hacia el amor al Padre? ¿ No es lo mismo la expresión contraria?
Creo que en el momento actual habría que buscar otros argumentos para no discriminar ni al padre, ni a la madre.
Dios tiene esos dos rostros humanos, sin separación de roles. Felices vacaciones
A ver si entiendo.
ResponderEliminarPara que la vida del niño madure en riqueza y diálogo hace falta una buena madre (Imma) que le lleve al Abba descubriendo y viviendo otra relación, o mejor dicho, ,entrando en la relación mutua del padre y de la madre, que será el principio de todas las restantes relaciones como hermanos y otros. En este contexto de simbolizacion paterna, es como veo yo a Jesús en su visión de matrimonio donde el padre y la madre comparten un mismo camino de amor y un mismo sentido de familia. Creo yo.
Esto me recuerda la parábola del hijo pródigo. Ese padre y madre aceptando y recibiendo a ese hijo y como lo acerca desde ese padre y madre a sus hermanos explicándoles lo que ya sabemos.
Preciosa parábola también.
Ahora tengo más claro el sentido verdadero del sacramente del matrimonio. Abba me ha hablado desde esta buena y clara parábola.
ResponderEliminarAbba+ Imma = AMOR (parangón con la Santísima Trinidad)
Los Ahim reciben la gran dualidad inseparable a través del AMOR, indistintamente.
Ojalá le hubiese leído antes, aunque nunca es tarde.
Agradecimiento infinito por hacerme reflexionar esta noche.
Buenas y merecidas vacaciones.