Contenedor-carroñero
Francisco Henares Díaz
Instituto Teológico de
Murcia OFM
Pontificia
Universidad Antonianum
Y aquí me viene a las mientes
otra reflexión. Carroña es cosa, idea
o persona despreciable, según el DRAE. Y carroñero
sería oficio de eso mismo. La basura es despreciable, pues. Siento que la
palabra coja un sentido peyorativo siempre, pero se nos olvida que el ser
humano fue carroñero en la antigüedad. Para sobrevivir tuvo que ser carroñero,
vivir de las sobras, porque animales más potentes que él se llevaban la mejor
parte. Da pena llamar carroñero a un hombre o una mujer, pero el carroñero hace
un servicio a la sociedad y a la vida sana, a la ecología. Nadie desprecia a la
abubilla, o al cuervo, o al buitre por ser carroñero. Hasta son especies
protegidas en la biodiversidad. Son útiles. Así que si el hombre aprovecha lo
que otro tira, no debiéramos ofendernos, sino agradecerlo. Pero nos hemos
vuelto tan higiénicos y guapos que se convierten en seres despreciables. Hasta
habría que ocultarlos y que salgan solo de noche, porque producen mal aspecto
en la ciudad. A mí me gustó más lo que dijo una chica en TV, al ser preguntada por
todo esto, tras el aviso de que serían prohibidos. Dijo: a nadie le gusta ser carroñero, si estuvieran con un trabajo
retirubuido, se librarían del contencedor. Vamos que nadie va al contenedor
por deporte, señores políticos. Y ahora cabe una última reflexión. ¿Puede haber
intereses en borrar del mapa social a estas personas porque no es grata su
figura? O ¿cabe la posibilidad de que alguna empresa esté interesada en
industrializar todo esto, y le estorben los carroñeros para sus fines?
Demasiadas preguntas quizás. Nadie habla de estas posibilidades. Nadie habla de
mejoras en el empleo, tan enteco éste. Más fácil hablar de prohibir. Uno vuelve
a pensar cómo las especies tienen sentido en su quehacer natural (la hiena, por
ejemplo, que es carroñera), y los humanos, no alcanzamos a ordenar nuestra
distribución en el hábitat. ¿Quién sabe más de la vida nosotros o ellos?
A mí de todos modos, lo que más me preocupa es la multa. ¿Cómo la va a pagar el hombre con su carrito, su bicicleta vieja, o la bolsa entre las manos? 800 euros. ¿En qué estarán pensando los políticos guapos, bien aseados, y nosotros pintiparados? Y si no la puede pagar ¿a qué viene poner la multa, si se declaran insolventes? A lo mejor lo que necesitamos es irnos al campo y ver más a los animales, y que nos dé el aire. Todo menos atosigar a los pobres. Y en todo caso, vamos a crear puestos de trabajo, porque la crisis da para muchos contenedores y para muchas bolsas de hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario