domingo, 15 de noviembre de 2015

De Dios

                                             ¿CUÁL ES LA IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE?



            Pilar Sánchez Álvarez
                    Instituto Teológico de Murcia OFM
                    Pontificia Universidad Antonianum
            

             
Si buscamos en el diccionario el término «palabra», aparte de su etimología latina, se lee:  “…expresa uno de los elementos más imprescindibles en cualquier lenguaje; se trata de un fragmento funcional de una expresión, delimitado por pausas y acentos. La combinación de las palabras y sus significados permite formar frases u oraciones y la suma de las diferentes palabras en una expresión determinada, dará como resultado un significado propio y específico”. Y a través de esas palabras, de esas frases u oraciones conocemos el mundo en el que nos insertamos al nacer.
            Pero las palabras tienen vida porque nacen y mueren, se desvirtúan,  cambian de sentido, dejan de usarse, o desaparecen del lenguaje habitual.
            ¿Qué ha pasado con la palabra Dios?, ¿se ha dejado de usar en la sociedad del siglo XXI, escondiéndola como palabra incompatible con la ciencia, en este mundo de progreso e intelectualidad?, ¿se ha desvirtuado, tomando el sentido de pequeños dioses, de magia supersticiosa, de energía que pulula por el universo?, ¿ha muerto esa palabra Dios que ha movido a los hombres a grandes hazañas?
           
¿Se ha hecho Dios sinónimo de Hombre (Feuerbach), o ha sido un invento del hombre para cubrir sus impotencias (Marx), o ha muerto, mejor lo hemos matado (Nietzsche), o el que ofrece seguridad al niño angustiado( Freud)? ¿O simplemente es un Dios todo poderoso que anula la libertad del Hombre?
            Cuando el hombre se ha hecho centro del mundo, y ha conquistado todos los ámbitos,  cree que tiene que derribar todos los poderes para sentirse libre y ser el único soberano. Es en este momento cuando sospecha de Dios, porque al considerar a Dio todopoderoso, poder supremo,  lo considera una amenaza a la libertad.
             
Olegario González de Cardedal, usando un capítulo se Whitehead, Dios y el mundo, afirma que se ha desfigurado el rostro de Dios. A lo largo de la historia se ha considerado a Dios como emperador, como principio moral, o fundamento metafísico, es decir, deformación política, moral o filosófica de la idea de Dios.
           La religión cristiana cree en Dios, esa palabra está llena de contenido, un contenido que orienta su vida completa. El propio matemático, Whitehead, afirmaba a Dios como el compañero de sufrimiento que comprende.
            El teólogo  sostiene que el cristiano no tiene otra “imagen de Dios invisible que su Hijo visible y no tiene otro libro en que leerle que en la vida, muerte y resurrección de Jesús, que son su libro abierto”.
            ¿Donde está la revelación suprema de Dios?  ¿Cómo es el contenido de esa palabra que el mismo Dios nos ha dado? La revelación suprema de Dios tiene lugar en la muerte de Cristo, en la que se manifiesta como cercanía solidaria, amor vulnerable, acercamiento «compadeciente».
           
En la muerte de Cristo en la Cruz, está la expresión central del cristianismo; supone la suprema asunción de lo humano y en la resurrección su superación.
            La muerte de Jesús, nos revela que es compañero nuestro de sufrimiento y amigo de camino. “La muerte del Hijo Jesús que el Padre sufre sin anular a los culpables es así la máxima revelación de la querencia de Dios para con los hombres y por ello la suprema posibilidad e invitación al hombre para que se adentre con su querer en la querencia de Dios”. Hermosas palabras que encierran el amor de Dios al hombre, y la invitación a la salvación.



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