Dos formas de hacer
teología
Pilar
Sánchez Álvarez
Instituto
Teológico de Murcia OFM
Pontificia
Universidad Antonianum
Cristina Casado y Ricardo Como, en un artículo titulado Un breve
recorrido por la concepción de las emociones en la Filosofía Occidental,
publicado serba.pntic.mec.es /AParteRei/
9, después de analizar a través de los siglos el significado y la
adaptación de las emociones llegan a la conclusión de que las opiniones están
divididas e incluso contradictorias, aunque lo común a todas ellas es el
dualismo existente entre razón y emoción. La tradición clásica originada en
Platón y Aristóteles, ha considerados a las emociones experiencias
imprescindibles e incompatibles con los juicios sensatos e inteligentes.
Hoy se mantiene este pensamiento
aunque desde la perspectiva cognitiva se da importancia a las emociones
en los procesos racionales, se mantiene que las emociones dependen de la razón,
por lo que no rompe con la tradición. Sin embargo, otros autores como Zajonc,
desvinculan los afectos de las cogniciones con una visión diferente a la
tradicional,.
En la exposición del
pensamiento un autor puede realizarlo de dos formas, una estructurada, creando
conceptos científicos, totalmente discursiva, sin permitirse salirse de la
racionalidad, u otra donde las emociones, los sentimientos se reflejen en cada
párrafo, expuesto ese pensamiento de forma creativa.
Mayer, concebido
como "una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las
propias emociones y la de los demás promoviendo un crecimiento emocional e
intelectual, el cual utiliza esta información para guiar nuestra forma de
pensar y nuestro comportamiento" se entiende que es necesario considerar
las emociones en la formación del pensamiento.
¿Y quien expresa
mejor las emociones? Sin dudarlo esta expresión emocional encontraría el mejor
cauce de expresión en la literatura, en la poesía.
Pero, ¿toda
literatura, toda poesía no expresa un contenido conceptual? Y la respuesta que
surge inmediatamente es sí en la filosofía hoy se admite esa tradición
poética, se debe admitir en la teología.
En la obra de
Charles Moeller se destacan dos títulos: Sabiduría griega y paradoja
cristiana y Literatura del siglo XX y Cristianismo, donde se
justifica la respuesta positiva, es decir la expresión teológica con
lenguaje poético.
Heidegger en su
libro ¿Qué es eso de filosofía? (Tubingen1956, tomando la cita de
Hörderlin en su poema “Patmos”) escribe que los poetas y los teólogos
viven en colinas cercanas” y Olegario González de Cardedal en su libro Cuatro
poetas desde la otra ladera: Unamuno, Jean Paul, Machado y Oscar Wilde.
Prologómenos para una cristologia establece un dialogo entre esa literatura
y el pensamiento teológico, destacando la Encarnación como la categoría que
posibilita el dialogo. En esta lectura estético teológica no se puede olvidar
tampoco en Balthasar
Si no existiese esa
teología poética, donde se encuadrarían los Salmos, el Cantar de los Cantares,
las Confesiones de San Agustín, San Juan de la Cruz…
Las dos formas de
hacer teología son necesarias, la sistemática, con conceptos claros,
organizada, con definiciones, pero también es necesaria la teólogia con alma,
llena de metáforas, comparaciones, bella, que den “voz al hombre que soy yo, yo
en el mundo, delante de mí mismo, delante de Dios y delante de Cristo”,
(palabras de González de Cardedal en la entrevista concedida a Pedro Baya
Casal para las Terceras jornadas: Diálogo entre Literatura, Estética y
Teología, realizadas en Buenos Aires en 2007).
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