19 de mayo
Ivo
de Bretaña (1253-1303)
San Ivo, sacerdote de la Orden Franciscana Seglar, nace el 7 de
octubre de 1253 en Kermestin (Baja Bretaña. Francia). Cursa estudios de
derecho y teología en las universidades de París y Orleans, doctorándose en ambas
facultades. Ejerce la función de Juez eclesiástico con suma competencia, que
alterna con una vida muy austera, siguiendo el consejo de Jesús: «Ciertos malos
espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación» (Mc 9,29).
Ordenado sacerdote por el obispo de Tréguier, su región natal, compagina su
oficio con el servicio y la defensa de los pobres. Transforma su residencia en
una casa para los marginados, donde los asiste en sus carencias y enfermedades,
acogiendo, además, a los niños huérfanos. Al poco renuncia a la abogacía y se
entrega por entero a su misión de socorrer a los más necesitados. Fallece como
un padre, más que como jurista, entre ellos. El 19 de mayo del año 1303 celebra
la Eucaristía, se le administra la Unción de Enfermos y muere a los 50 años. El
papa Clemente VI lo canoniza el 19 de mayo de 1347.
Común de Santos
Varones
Oración.
Señor Dios, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor
a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de San Ivo, podamos ser
un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Comprenderás la justicia y el derecho,
la rectitud y toda obra buena»
Hay que escuchar a Dios para saber
vivir. Y se escucha por la Palabra de revelación que ha dado a su pueblo y por
la Palabra hecha carne, que es su Hijo. Esa Palabra que se escucha, también
debe acogerse en el corazón. Entonces es cuando el creyente se convierte en un
sabio, en un hombre prudente que sabe lo que conviene a la felicidad humana. Y
aprende a temer al Señor, que no es otra cosa sino una forma de amar.
Lectura
del libro de los Proverbios 2,1-9
Salmo responsorial Sal 33,2-3.4.6.9.12.14-15
El creyente
percibe en su interior la presencia del Señor. Y le escucha y le reverencia y
le ama. De ahí que todas las acciones que realiza en su existencia cotidiana
están transidas por la bondad divina. Entonces la vida se ajusta a la medida de
la capacidad de cada uno y de la influencia divina sobre cada ser. El gozo
interior y la alegría externa es la expresión de que la persona vive según el
orden divino.
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R.
Bendigo al Señor en todo momento.
Aleluya Jn
10,27
Aleluya. Aleluya.
«Mis ovejas escuchan mi voz, dice el
Señor;
y yo las conozco y ellas me siguen».
Aleluya.
Evangelio
«El
sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado»
La observancia del descanso sabático
era muy importante dentro de la estructura de la religión hebrea (cf. Éx
16,27-30). La corriente espiritual defendida por los fariseos la obedece a pie
juntillas y, a su vez, mandan obedecer de una forma muy exigente. Si bien hay
que advertir que dentro de los fariseos existía un grupo más liberal y otro más
fundamentalista sobre los casos que eximían de la obediencia de la ley. Jesús
se sitúa del lado más benigno para su cumplimiento cuando está en juego el bien
del hombre y de sus relaciones con Dios. Nada debe oscurecer la iluminación que
el creyente recibe de Dios, sobre todo para discernir sus relaciones fraternas
y su experiencia de Dios como amor. La ley no debe interferir la relación espontánea
con Dios que enseña la presencia del Reino.
Lectura del santo evangelio según San Marcos 2,23-28
Para meditar
Decálogo de San
Ivo
I.
EI Abogado debe pedir ayuda a Dios en sus trabajos, pues Dios es el primer
protector de la Justicia.
II.
Ningún Abogado aceptará la defensa de casos injustos, porque son perniciosos a
la conciencia y al decoro profesional.
III. El
Abogado no debe cargar al cliente con gastos excesivos.
IV.
Ningún Abogado debe utilizar, en el patrocinio de los casos que le sean
confiados, medios ilícitos o injustos.
V. Debe
tratar el caso de cada cliente como si fuese el suyo propio.
VI. No
debe evitar trabajo ni tiempo para obtener la victoria del caso que tenga
encargado.
VII.
Ningún Abogado debe aceptar más causas de las que el tiempo disponible le
permite.
VIII.
El Abogado debe amar la Justicia y la honradez, tanto como las niñas de sus
ojos.
IX. La
demora y la negligencia de un Abogado causan perjuicio al cliente y cuando eso
acontece, debe indemnizarlo.
X. Para
hacer una buena defensa el Abogado debe ser verídico, sincero y lógico.
( A. MacErlean,.
"St. Ives.", en The Catholic
Encyclopedia, vol. 8., New York: Robert Appleton Company, 1910).
19.1 de mayo
Crispín de Viterbo (1668-1750)
San Crispín, hijo de Ubaldo y Marcia,
nace en Viterbo (Lacio. Italia) el 13 de noviembre de 1668. Aprendiz de
zapatero, ingresa en los Franciscanos Capuchinos de Palanzana (Viterbo) el 22
de julio de 1693. Desempeña los oficios de hortelano, enfermero, cocinero y
limosnero. Con un carácter jovial y alegre, compone versos y canciones y cual
juglar de Dios canta loores a María, Madre y Señora Dulcísima, como suele
llamar a la Madre del Señor. La verdad de sus relaciones humanas y fraternas
las conjuga con una pobreza y austeridad sumas, abandonado completamente a la
Providencia divina. Los últimos años de su vida los pasa en el convento de la
Santísima Concepción de Roma, situado en la Vía Vittorio Véneto. Muere el 19 de
mayo de 1750 a los 82 años de edad. El papa Juan Pablo II lo canoniza el 20 de
junio de 1982.
Común de Santos
Varones
Oración. Oh Dios, que, por el camino
de la alegría, elevaste a la cima de la perfección evangélica a tu siervo
Crispín, concédenos, te rogamos, que, por su ejemplo e intercesión,
practiquemos continuamente la verdadera virtud a la que prometes la bienaventurada paz del cielo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Lecturas
«Estad
siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres»
La
salvación dada por Dios a Jesús resucitándolo de entre los muertos, es una
realidad ofrecida en promesa a los cristianos (cf. Rom 8,24). Pero la salvación
escatológica incide sobre nuestra vida presente. Esto hace recoger de la
creación y de la historia humana todo lo relativo al amor, que lo transforma en
un bien mayor en el momento que le da su dimensión fraterna y remite a su
origen, que es el Señor. De ahí que la vida cristiana sea gozosa y una continua
acción de gracias (cf. Col 3,16-17).
Lectura de la carta del Apóstol San
Pablo a los Filipenses 4,4-9
Salmo
Responsorial 120.1-2.3-4.8.13.17-18
V. Bendice, alma mía, al Señor.
R.
Bendice, alma mía al Señor.
Aleluya Mt
5,6
Aleluya. Aleluya
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia,
porque ellos quedarán saciados»
Aleluya
Evangelio
«El que quiera
venir en pos de mí que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga»
Negarse
a sí mismo es sustituir la afirmación del yo como tendencia natural por el “yo”
amoroso del Señor. Es cambiar los fundamentos de la vida humana por la
propuesta de Jesús que ha hecho con su vida entregada por entero a cumplir la
voluntad de su Padre (cf. Mc 14,36). Una vez que la vida se enraíza en el Señor
su caminar en la historia es seguir las huellas de Jesús hasta el Gólgota, sin
más horizonte que el amor del Señor y el amor del Señor situado en el corazón
de cada hombre y mujer, en el amor a la entera creación.
Lectura del Santo Evangelio según
San Mateo 16,24-26
Para meditar
Obremos gozosamente
Pero
es necesario que Vuestra Excelencia se anime mucho y tenga valor para desechar
toda turbación y temor. Porque esas cosas unas veces nacen de una indisposición
natural, otras son obra del diablo y, en alguna ocasión, vienen de causas
externas. Pero, de donde quiera que provengan, y recuerde aquello que dice el
Espíritu Santo en el Eclesiástico: Aparta
de ti la tristeza, pues la tristeza ha perdido a muchos y no se saca ningún
provecho de ella. Si usted piensa en su propia tristeza, no disminuye el
mal que le entristece, sino que aumenta la angustia. Por eso le exhorto a que
se apoye en nuestro amoroso Señor que dice: Sin
mí no podéis hacer nada.
Y
si bien nosotros somos incapaces de hacer cosa buena, estamos, sin embargo,
obligados a ahacer cuanto podamos por nuestra parte. Por ello, previendo
Vuestra Excelencia que le turba ir al confesionario o hacer cualquier cosa
propia de su oficio para gloria de Dios, no por eso debe dejar de ir, sino que ha
de realizarlo alegremente dejando de lado la turbación. Es más, procurando
desechar todo pensamiento turbador que pudiera asaltarle, decir: «Voy a hacer
la voluntad de Dios y voy por su amor»; y procure por su parte, tanto cuanto
pueda, estar alegre en el Señor y distraerse en cosas buenas y santas cuando es
asaltado por la melancolía. Yo no dejaré de encomendarle de todo corazón al
amoroso Señor y a nuestra santísima Madre que le den gracia y fuera y pueda
vencer todas estas dificultades.
Pero esté segura que su alma
adelantará mucho, porque el amoroso Jesús nos manda todos estos trabajos para
enriquecernos con mayor largueza con bienes celestiales. Nuestra vida, amigo
mío, como dice el apóstol, es una continua batalla, pero es signo de que
estamos destinados por la misericordia de Dios a ser grandes príncipes en su
reino. (De
una Carta de San Crispín de Viterbo a José Smaghi, curial de San Blas. Analecta
OFMCap, 27 [1911], p. 22).
19.2 de mayo
Teófilo de Corte (1676-1740)
San Teófilo
nace en Corte (Córcega. Francia) el 30 de octubre del año 1676, hijo único de
Juan Antonio de Signori y de Magdalena Arrighi. Ingresa en la Orden el 21 de
setiembre de 1693, profesa el 22 de setiembre de 1694, estudia Filosofía en
Roma y Teología en Nápoles, siendo ordenado sacerdote el 30 de noviembre del
año 1700. Con Santo Tomás de Cori establece los Retiros en los Conventos de
Civitella (en la actualidad Bellegra) y Palombara Sabina. El duque Gian
Gastone, de la familia de los Médici, le ayuda a extender su obra en la
Toscana, donde funda en Fucecchio. Lleva una vida de austeridad y penitencia
que combina con una dulzura de ánimo y bondad en las relaciones fraternas y con
la gente que acudía a él para recibir consejo. Muere el 19 de mayo de 1740 a
los 64 años de edad. El papa Pío XI lo canoniza el 29 de junio de 1930.
Común de Pastores
o de Santos Varones
Oración. Oh Dios, que has concedido a San
Teófilo imitar la vida de oración de nuestro Padre San Francisco, haz que, por
su intercesión, podamos servirte siempre con corazón puro y estar arraigados en
el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«Nosotros somos
colaboradores de Dios y vosotros campo de Dios»
Cristo es la piedra
angular del edificio que es la Iglesia
y, a la vez, constructor fundamental para que todas las piedras encajen en el
obra (cf. Mt 16,18; 21,41; 1Cor 3,11). Una vez que se comprende el papel
fundamental que Cristo tiene para la comunidad cristiana, todos deben colaborar
para que el edificio se mantenga y se abra a todo el mundo (cf. Rom 14,19;
15,2; 1Tes 5,11). Es la dificultad
mayor: que los evangelizadores, impulsados por el espíritu de Cristo, vivan
cohesionados por el amor mutuo y por la vocación de ser vehículos de la salvación de Dios obrada por
medio de su Hijo, sin constituirse en protagonistas aislados de dicha
salvación.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los
Corintios 3, 4-11
Salmo responsorial Sal
33,4.5-6.7-8.9-10
Es una acción de
gracias del creyente, porque solicita la ayuda al Señor en su desgracia, y
el Señor le ha respondido. Entonces
invita a la asamblea a contemplar las maravillas del Señor, a sentirse
iluminados por Él. De esta manera se puede
visualizar su rostro amoroso en la vida de sus fieles.
V. Proclamad conmigo la grandeza del
Señor, ensalcemos juntos su nombre.
R. Proclamad conmigo la grandeza del
Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Aleluya Lc
9,24
Aleluya. Aleluya,
«El que pierda su vida por mi causa
la salvará»
Aleluya
Evangelio
«El que pierda su vida por mi causa la
salvará»
El
seguimiento de Jesús entraña poner la vida a disposición del Dios del Reino,
como él hace hasta la muerte en cruz. Dicha disposición sólo es posible si el
yo en el que sustenta la vida humana se cambia por la relación amorosa con
Dios, lo que exige una obediencia filial; es el amor a Él con todo el corazón,
con toda el alma, con todo el ser. Y, en la misma intensidad, el amor al
prójimo (cf. Mc 12,28-33). Ver esto, sólo es posible si se dejan atrás todos los
intereses humanos, legítimos o ilegítimos, incluso aquellas instituciones en
las que discurre la vida humana: la familia, el trabajo, etc. (cf. Mc
10,28par). El discípulo sigue a Jesús y, con ello, a su destino. En este
sentido, no vale retroceso o vuelta atrás de la llamada de Jesús, pues entonces
la vida se perdería.
Lectura del Santo evangelio según San Lucas 9,23-26
Para meditar
Pero, cuando oraba en selvas y soledades, llenaba de gemidos los bosques,
bañaba el suelo en lágrimas, se golpeaba el pecho con la mano, y allí -como
quien ha encontrado un santuario más recóndito (cf. 2 Cel 52)- hablaba muchas
veces con su Señor. Allí respondía al Juez, oraba al Padre, conversaba con el
Amigo, se deleitaba con el Esposo. Y, en efecto, para convertir en formas
múltiples de holocausto las intimidades todas más ricas de su corazón, reducía
a suma simplicidad lo que a los ojos se presentaba múltiple. Rumiaba muchas
veces en su interior sin mover los labios, e, interiorizando todo lo externo,
elevaba su espíritu a los cielos. Así, hecho todo él no ya sólo orante, sino
oración, enderezaba todo en él -mirada interior y afectos- hacia lo único que
buscaba en el Señor. Y ¿acertarías tú a imaginar de cuánta dulzura estaba
transido quien así estaba habituado? Él sí lo supo; yo no sé otra cosa si no es
admirar. Lo sabrá el que lo experimenta; no se les da el saber a los
inexpertos. Inflamado así el espíritu que bullía de fervor, bien sea en su
aspecto exterior, bien en su alma toda entera derretida, moraba ya en la suprema
asamblea del reino celeste. El bienaventurado Padre no desatendía por
negligencia ninguna visita del Espíritu; si se le ofrecía, respondía al regalo
y saboreaba la dulzura así puesta delante por todo el tiempo que permitía el
Señor. Aun cuando le apremiase algún asunto o se encontrase de viaje, al notar
en lo profundo de grado en grado ciertos toques de la gracia, gustaba aquel
maná dulcísimo reiterada y frecuentemente. Y en efecto: hasta de camino,
dejando que se adelantasen los compañeros, se detenía él, y, quedándose a
saborear la nueva iluminación, no recibía en vano la gracia (Segunda
Vida de Celano, 95).
19.3 de mayo
María Bernarda Bütler (1848-1924)
Santa María Bernarda, hija de Enrique
y Catalina Bütler, nace en Auw (Suiza) el 28 de mayo de 1848. Ingresa en las
Clarisas Capuchinas de Altstätten. En esta fraternidad ejerce el oficio de
Maestra de Novicias y Superiora. Pedro Schumacher, obispo de Portoviejo
(Ecuador), le invita a ir a las misiones. El 19 de junio de 1888 viaja con seis
hermanas al Ecuador, se instalan en Chone, después crea dos fraternidades
filiales en Santa Ana y Canoa, iniciando así la Congregación de las Hermanas
Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Relaciona la vida de oración y la
vida de misión con la devoción al Corazón de Jesús y de María. En 1895 viaja a
Cartagena (Colombia) con 15 Hermanas, invitadas por el obispo Eugenio Biffi. En
Colombia funda colegios, residencias de Ancianos, cooperando en las actividades
parroquiales en las diócesis donde se incardinan. Es General de la Congregación
durante treinta años, falleciendo el 19 de mayo del año 1924. El papa Juan
Pablo II la declara beata el 29 de octubre de 1995 y Benedicto XVI la inscribe
en el catálogo de los santos el 12 de octubre de 2008.
Común
de Vírgenes
Oración. Señor, tú que te complaces en habitar en
los limpios de corazón,
concédenos, por intercesión de Santa María
Bernarda, virgen,
vivir, por tu gracia, de tal manera que merezcamos tenerte siempre con
nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«El que se
gloría que se gloríe en el Señor»
Pablo teme que los judaizantes echen
por tierra todo el trabajo que ha llevado a cabo para construir la comunidad de
Corinto sobre la prioridad de Dios que se alcanza por medio de Jesús. No hay
otro Salvador, otro Mesías que nos conduzca a la fuente de la salvación; él es
la única vía de acceso a la divinidad; y está otra vez en peligro por
interponerse la ley como mediación de la salvación divina. Y no es una tarea
nada fácil, pues la salvación por la fe en Cristo es algo que no se puede ni
pactar ni renunciar (cf. Rom 5,1-11). Reproduce la imagen del amor del esposo
como en el AT simboliza las relaciones del Señor con su pueblo: Jer 2,1-7; Is
49,14-21; Os 1,2; etc.
Lectura de la segunda carta del
Apóstol San Pablo a los Corintios
10,17-11,2
Salmo responsorial Sal 148,1-2.11-13.14
El salmista
invita a las criaturas del cielo y de la tierra a alabar al Señor. Todo ser
viviente debe su existencia al Señor. Es el don más preciado, que tantas veces
se nos olvida. Este regalo de Dios Creador impulsa al creyente a dar gracias
continuas por verse en una creación hecha por amor, conservada por la
providencia y salvada al final de los días. Por todo ello se alaba y bendice al
Señor.
V.
Jóvenes y doncellas, alabad el nombre del Señor.
R.
Jóvenes y doncellas, alabad el nombre del Señor.
Aleluya
Aleluya. Aleluya.
Ven
esposa de Cristo, recibe la corona eterna
que el Señor te tiene preparada.
Aleluya.
Evangelio
«Él tiene que crecer y yo tengo que
menguar»
Jesús
bautiza como Juan Bautista y desarrolla una actividad aprobada por el pueblo,
que le sigue en masa (cf. Mc 1,45par). Juan cede ante la «grandeza» o
«magisterio» de Jesús, y cede con la alegría de contemplar al enviado de Dios.
A Jesús señala como el verdadero cordero que quita el pecado (cf. Jn 1,29), a
quien hay que creer (cf. Jn 3,15), porque es el Unigénito, el Hijo de Dios (cf.
Jn 3,18) enviado por Dios para salvarnos (cf. 1Jn 4,9-10; Rom 8,32). Jesús
encarna el amor del Padre para con su criatura; no reconocerlo como el «esposo»
supone no creer en el Amor.
Lectura
del santo Evangelio según San Juan 3,22-30
Para meditar
Con un amor
compasivo, de auténtica franciscana, estaba encargada de socorrer las
necesidades espirituales de los pobres que ella consideró siempre sus
predilectos. Decía a las Hermanas: «Abran sus casas para ayudar a los pobres
y a los marginados. Prefieran el cuidado de los indigentes a cualquier otra
actividad». El celo apostólico y el ardor de la caridad de la Madre María
Bernarda reviven hoy en la Iglesia, particularmente a través de la Congregación
fundada por ella y actualmente presente en varios países de tres Continentes.
La Beata puede ser señalada como auténtico modelo de «inculturación» de la que
la Iglesia ha subrayado la urgencia para un eficaz anuncio del Evangelio (cfr. Redemptoris missio,
n. 52). Ella encarnó perfectamente en su vida el lema programático: «Mi
guía, mi estrella, es el Evangelio».
Durante su vida,
encontró apoyo y consuelo solamente en Dios. Cuando abandonó su patria, a donde
no habría de regresar jamás, y cuando dejó su querido monasterio de Altstätten y
durante su incansable actividad apostólica, ella siempre estuvo sostenida por
una sólida espiritualidad, de la oración incesante, la caridad heroica hacia
Dios y hacia el prójimo, de una fe fuerte como la roca, una confianza ilimitada
en la Providencia de Dios, una fuerza y humildad evangélica y de una fidelidad
radical a los compromisos de su vida consagrada. De la contemplación del
misterio de la Santísima Trinidad, de la Eucaristía y de la Pasión del Señor,
obtuvo el don de aquella misericordia que practicó con todos y que dejó como
particular carisma a su Congregación. Devotísima de la Virgen Madre del Señor,
quiso que su Congregación tuviese a la Auxiliadora como Madre, Protectora y
Modelo de vida en el seguimiento de Cristo y en su actividad misionera. Como
franciscana, cultivó la misma veneración que San Francisco de Asís alimentó por
la «Santa Madre Iglesia» por sus pastores y sacerdotes, que ella llamaba « los
ungidos del Señor». (Benedicto XVI, Homilía de canonización el 12 de octubre de 2008).
19.4 de mayo
Juan de Cetina y Pedro de Dueñas
(†1397)
El beato Juan Lorenzo nace en Cetina (Zaragoza. España). Después de
vivir un tiempo en Murcia como eremita, ingresa en la Orden en Monzón (Huesca.
España) y estudia las ciencias eclesiásticas en el convento de San Francisco de
Barcelona. Bonifacio IX le concede la gracia de predicar el Evangelio entre
infieles. Se le une el hermano Pedro, nacido en Dueñas (Palencia. España), del
que el P. Juan había sido Maestro de novicios. Viajan a Granada el 8 de enero
de 1397 para predicar el Evangelio a los sarracenos. Son encarcelados y durante
dos meses trabajan como esclavos en el cultivo de los viñedos con otros
cristianos. Oran y celebran la Eucaristía para los creyentes también esclavos,
recordando las prisiones de Pedro y Pablo cuando la Comunidad cristiana
comienza a caminar después de la Resurrección. Juan y Pedro son decapitados
después de comparar a Cristo (Buen Pastor) con Ma-homa (falso pastor) el 19 de
mayo de 1397. Sus reliquias se conservan en los conventos de Sevilla y Córdoba.
Aprueba su culto el papa Clemente XII el 26 de agosto de 1731.
Común de Mártires
Oración. Dios de misericordia, que infundiste tu
fuerza a los beatos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas para que pudieran soportar el dolor del
martirio, concede a los que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de
los engaños del enemigo bajo tu
protección amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«No tengáis miedo ni os
amedrentéis»
Los
discípulos de Jesús deben seguirle en el perdón a los enemigos, en amarlos, en
desearles el bien (cf. Mt 5,1-12). Es así como demuestran su dignidad
cristiana, evitando el devolver al mal con el mal, alejando toda sospecha de
venganza (cf. Mt 5,44; Rom 12,21). Cuando es el bien quien se impone en la vida
del discípulo, nace entonces la paz interior y la posibilidad de que los
enemigos comprendan que existen otros caminos para relacionarse los humanos,
para respetar la vida. Entonces también la paz es posible en la sociedad,
evitando que ésta funcione exclusivamente por intereses o pactos del miedo.
Lectura
de la primera carta del Apóstol San Pedro 3,14-17
Salmo responsorial 123,2-3.4-5.7-8
Cuando acecha el peligro de los
enemigos exteriores e interiores de los creyentes es cuando se saben los
límites humanos, el peligro que corre la vida en tantas circunstancias
difíciles provenientes de la historia personal y colectiva. Entonces el alma se
abre al Señor del amor y del amor poderoso que es capaz de preservar y defender
la vida de sus hijos.
V. Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa
del cazador.
R. Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa
del cazador.
Aleluya Mt
5,10
Aleluya. Aleluya.
«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
Porque de ellos es el Reino de los cielos»
Alerluya.
Evangelio
«No he venido a sembrar paz, sino espadas»
No cabe duda que Jesús predica la paz interior y
exterior como contenido fundamental del Reino (cf. Lc 2,14), paz con la que
saluda a sus discípulos cuando disfruta de la gloria divina después de la
Resurrección (cf. Jn 20,19). Pero la paz de Cristo es la que nace de la
experiencia del amor del Señor y del amor humano. La paz que proviene del miedo
al otro, de la suma de egoísmos, de la imposición del poder que esclaviza y
deja mudos a los hombres, etc., no es la paz de Cristo. Y a estas paces es a las
que declara la guerra Jesús y así se lo enseña a sus discípulos.
Lectura
del Santo Evangelio según San Lucas 12,51-53
Para meditar
Los que van entre sarracenos
y otros infieles
Dice el Señor: He aquí que os envío como ovejas en medio de lobos. Sed,
pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10,16). Así pues, cualquier hermano que, por divina
inspiración, quiera ir entre sarracenos u otros infieles, vaya con la licencia
de su ministro y siervo. Y el ministro les dé licencia y no se la niegue, si
los ve idóneos para ser enviados; pues tendrá que dar cuenta al Señor (cf. Lc
16,2) si en esto o en otras cosas procede sin discernimiento. Y los hermanos
que van, pueden comportarse entre ellos espiritualmente de dos modos. Uno, que
no promuevan disputas y controversias, sino que se sometan a toda criatura por
Dios (1 Pe 2,13) y confiesen que son cristianos. Otro, que, cuando les parezca
que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios para que crean en Dios
omnipotente, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en
el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos,
porque, a menos que uno renazca del agua y el Espíritu Santo, no puede entrar
en el reino de Dios (cf. Jn 3,5).Esto y otras cosas que agraden al Señor pueden
decirles tanto a ellos como a otros, porque dice el Señor en el Evangelio: A
todo aquel que me confesare delante de los hombres, también yo le confesaré
delante de mi Padre, que está en los cielos (Mt 9 10,32). Y: Si uno se
avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él
cuando venga con su gloria, con la del Padre y la de los ángeles (cf. Lc
9,26).Y todos los hermanos, dondequiera que estén, recuerden que se dieron y
abandonaron sus cuerpos al Señor Jesucristo. Y por su amor deben exponerse a
los enemigos tanto visibles como invisibles; porque dice el Señor: Quien pierda
su alma por mí causa, la salvará (cf. Lc 9,24) para la vida eterna (Mt 25,46).
Dichosos los que padecen persecución por la justicia porque de ellos es el
reino de los cielos (Mt 5,10). (San Francisco de Asís, Regla no bulada, cap. XV).
20 de mayo
Bernardino de Siena
(1380-1444)
San Bernardino de Siena nace en Massa
Maritima (Grosseto. Italia) el 8 de setiembre del año 1380, hijo de Albertollo
degli Albizeschi y Raniera degli Avveduti. Huérfano de padres a los 6 años,
ingresa en la Orden Franciscana a los 22 años. Estudia y profundiza a Jacopone
de Todi y a Pedro Juan Olivi. Es ordenado sacerdote el 8 de setiembre del año
1404. En la Orden promueve la Observancia, erigiendo fraternidades con el
espíritu y la letra de la vida de penitencia y pobreza de San Francisco.
Destaca San Bernardino por su predicación. Recorre toda Italia anunciando la
devoción al Santísimo Nombre de Jesús: «Gran fundamento de la fe es el nombre
de Jesús por el que somos hechos hijos de Dios». Son famosas sus predicaciones
en la Plaza del Campo de Siena, luchando por la paz social y política y la
justicia económica. Establece nuevas relaciones entre güelfos y gibelinos,
promueve colegios, hospitales, casas para acoger a los pobres y abandonados.
Predica las relaciones fraternas desde la bondad de Dios y con la austeridad,
sencillez y gozo franciscano. Muere el 20 de mayo de 1444, a los 64 años de
edad, en Áquila. Escribió un libro de Sermones y otro llamado Prédicas
en italiano. El papa Nicolás V lo canoniza el 24 de mayo de 1450.
Oración. Señor Dios, que infundiste en el corazón de San
Bernardino de Siena un amor admirable al nombre de Jesús, concédenos, por su
intercesión y sus méritos, vivir siempre impulsados por el espíritu de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Lecturas
«No se ha dado a los hombres otro nombre por el que
debemos salvarnos».
La causa de la incomprensión y de la
persecución de los discípulos de Jesús es el poder salvador que entraña la
invocación del nombre de Jesús. El Mesías crucificado es, contra todo pronóstico,
el que concede la salvación física, psíquica, liberando de las ataduras
diabólicas, y espiritual, perdonando los pecados. Por eso Jesucristo se ha
convertido en la piedra angular de la salvación (cf. Mt 21,42; 1Pe 2,4.7) y el
mediador de la salvación procedente del Padre, origen de toda la realidad y de
su recreación.
Lectura de los Hechos de los
Apóstoles 4,8-12
Salmo
responsorial Sal 144,1-2.3-4.5-6
Relata el Salmo la acción de gracias
y alabanza del creyente que es capaz de ver en la creación los signos de la
bondad creadora del Señor. Pero no sólo se centra en la imagen material de la
divinidad, sino en la personal. No sólo es la realeza divina, sino su bondad y
misericordia que actúa para el hombre pecador.
V.
Pronuncie mi boca la alabanza de tu nombre.
R.
Pronuncie mi boca la alabanza de tu nombre.
Aleluya Sal
5,12-13
Aleluya. Aleluya.
«En
ti exulten los que aman tu nombre,
pues tú bendices al
justo».
Aleluya.
Evangelio
«Yo
soy el camino, la verdad y la vida»
La
ida de Jesús a la gloria de Dios Padre origina el sentimiento de soledad entre
sus discípulos. Jesús les indica que él es el camino de acceso a Dios, la
verdad como expresión de la fidelidad al Señor y la vida que transmite la
salvación, porque él participa de la vida del Padre. Nada deben temer en esta
vida, porque él estará pendiente de su caminar en la historia, y porque Jesús es
un espejo de la vida del Padre; su vida y sus palabras son la vida y las
palabras del Señor, que ofrece a su Hijo para la vida del mundo, y sus obras
son las obras de salvación del Señor para con todos sus hijos. Jesús permanece
en medio de ellos por medio del Espíritu.
Lectura del sato Evangelio según
San Juan 14,2-17
Para
meditar
El nombre de Jesús, esplendor de los
predicadores
El nombre de Jesús es el esplendor de
los predicadores, ya que su luminoso resplandor es el que hace que su palabra
sea anunciada y escuchada. ¿Cuál es la razón de que la luz de la fe se haya
difundido por todo el orbe de modo tan súbito y tan ferviente sino la
predicación de este nombre? ¿Acaso no es por la luz y la atracción del nombre
de Jesús que Dios nos llamó a la luz maravillosa? A los que de este modo
hemos sido iluminados, y en esta luz vemos la luz, dice con razón el Apóstol: Un
tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor: caminad como hijos de
la luz.
Por lo tanto, este nombre debe ser
publicado para que brille, no puede quedar escondido. Pero no puede ser
predicado con un corazón manchado o una boca impura, sino que ha de ser
colocado y mostrado en un vaso escogido. Por esto dice el Señor, refiriéndose
al Apóstol: Éste es un vaso que me he escogido yo para que lleve mi nombre a
los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel. Un vaso —dice— que me
he escogido, como aquellos vasos escogidos en que se expone a la
venta una bebida de agradable sabor, para que el brillo y esplendor del
recipiente invite a beber de ella; para que lleve —dice— mi
nombre.
En efecto, del mismo modo que un campo,
cuando se enciende fuego en él, queda limpio de todas las zarzas y espinas
secas e inútiles, y así como, al salir el sol y disiparse las tinieblas, se
esconden los asaltantes, los maleantes nocturnos y los que entran a robar en
las casas, así la predicación de Pablo a los pueblos, semejante al fragor de un
gran trueno o a un fuego que irrumpe con fuerza o a la luz de un sol que nace
esplendoroso, destruía la infidelidad, aniquilaba la falsedad, hacía brillar la
verdad, como cuando la cera se derrite al calor de un fuego ardiente.
Él llevaba por todas partes el nombre de
Jesús, con sus palabras, con sus cartas, con sus milagros y ejemplos. Alababa siempre
el nombre de Jesús, y lo llamaba en su súplica. (De
Quadragesimale de evangelio aeterno, de san Bernardino de Siena. Sermón 49:
Opera omnia, IV, Quaracchi-Florentia 1956, 505-506).
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